La historia de diplomáticos estadounidenses que habrían sufrido pérdida auditiva y otros daños a la salud durante su trabajo en Cuba saltó a los medios de comunicación en agosto; el primero de los supuestos incidentes se remonta a noviembre y el último a hace pocos meses.Hemos trabajado intensamente durante varios meses en un grupo multidisciplinario, con especialidades como otorrino laringología, neurofisiología y física, entre muchas otras. Por tal razón, puedo recalcar que los ataques acústicos contra diplomáticos norteamericanos que alega Washington no son posibles. Tenemos fundamentos científicos para respaldar esa conclusión, remarcó el especialista.
El jefe de servicios neurológicos del hospital clínico-quirúrgico capitalino Hermanos Ameijeiras señaló -en primer lugar- que ninguna de las muestras entregadas por la parte estadounidense pasó la intensidad de los 80 decibeles, que constituye el punto de corte para poder empezar a considerar daños auditivos.
Llama igualmente la atención, ahora valorando desde la física, el hecho de que si la onda sonora se dispersa en el transcurso de su recorrido, cómo es posible que hayan sido afectados selectivamente algunos diplomáticos y no otras personas que convivan con ellos, o inclusive vecinos del área, apuntó Gómez.
Conocemos -prosiguió el experto- que actualmente existen dispositivos que producen ataques sonoros, pero dichos aparatos son enormes y van montados en vehículos.
No obstante, si se asume la posibilidad de un ataque acústico, ninguno de los vecinos aledaños a las residencias de los diplomáticos declaró haber observado ninguno de estos carros o escuchado ningún sonido. Tampoco presentaron síntomas similares a los que ha alegado Estados Unidos en su informe, añadió.
Sobre ese aspecto, el doctor en Ciencias Neurológicas afirmó que en el informe médico que se entregó a las autoridades cubanas también se menciona entre los síntomas la conmoción cerebral.
La conmoción cerebral es un cuadro neurológico que resulta de un trauma en la cabeza o un movimiento brusco de aceleración o desaceleración de la misma, que causa generalmente una pérdida transitoria de la conciencia.
Sin embargo, en el informe médico divulgado por Washington no se hace referencia alguna a algún antecedente de trauma craneal en las personas afectadas; por otra parte, ninguno de ellos tampoco se ha referido a la perdida de la conciencia. Todas estas razones apuntan al poco rigor científico de ese documento, sentenció Gómez.
El también profesor titular universitario puntualizó que, ante la falta de evidencias y la complejidad del caso, las autoridades cubanas mantienen abierta la investigación y están dispuestas a colaborar con sus contrapartes estadounidenses para esclarecer los hechos.
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