El papa Francisco llamó a orar a favor de la reanudación del diálogo de paz entre israelíes y palestinos, para la coexistencia pacífica entre dos Estados con fronteras reconocidas internacionalmente
En el tradicional mensaje ‘Urbi et Orbi’ (a la ciudad y al mundo), con motivo de la Navidad, el Sumo Pontífice exhortó a invocar ‘al Señor pidiendo la paz para Jerusalén y toda la Tierra Santa’.
Reclamó también el apoyo de Dios a los países que movidos por la buena voluntad, ‘desean ayudar a esa tierra martirizada a encontrar, a pesar de los graves obstáculos, la armonía, la justicia y la seguridad que anhelan desde hace tanto tiempo’.
En cuanto a otras situaciones de conflicto en diferentes partes del mundo, el Papa deseó que Siria ‘pueda finalmente volver a encontrar el respeto por la dignidad de cada persona, mediante el compromiso unánime de reconstruir el tejido social con independencia de la etnia o religión a la que se pertenezca’.
Mencionó además a Iraq ‘que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos 15 años’ y a Yemen ‘donde existe un conflicto en gran parte olvidado con graves consecuencias humanitarias para la población que padece el hambre y la propagación de enfermedades’.
Vemos a Jesús -dijo- en los niños de África, especialmente en los que sufren en Sudán del Sur, Somalia, Burundi, República Democrática del Congo, República Centroafricana y Nigeria, además de otras zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas por el peligro de tensiones y nuevos conflictos.
Recemos para que en la península coreana se superen los antagonismos y aumente la confianza mutua por el bien de todo el mundo, indicó y seguidamente añadió que ‘confiamos Venezuela al Niño Jesús para que se pueda retomar un diálogo sereno entre los diversos componentes sociales por el bien de todo el querido pueblo venezolano’.
El Pontífice aludió asimismo a los niños de padres desempleados, a otros a quienes les fue robada la infancia ‘obligados a trabajar desde una edad temprana o alistados como soldados mercenarios sin escrúpulos’ y a tantos forzados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, presas fáciles para los traficantes de personas.
Francisco se refirió también a los niños que encontró durante su reciente viaje a Myanmar y Bangladesh y manifestó su deseo de que la comunidad internacional continúe trabajando para proteger adecuadamente la dignidad de las minorías que habitan en esa región.
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