Sancti Spíritus se sumó este curso escolar al proceso del tercer perfeccionamiento de la Educación General en Cuba
Sostener que la calidad de la enseñanza en la Educación General en Cuba ha tocado fondo es, cuando menos, una barrabasada. Asegurar que esta se muestra impecable resulta otro desvarío; más que como periodista, lo subrayo como padre.
¿Cuándo los extremos han sido aconsejables? Esa interrogante podrían hacérsela también los expertos, en particular los del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas de Cuba (ICCP), protagonistas, como tantos otros, del tercer proceso de perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación, iniciado en el 2011.
Como pocos, estos especialistas conocen las virtudes y las manquedades de dicho sistema, que emergieron más nítidamente cuando les pusieron lupa. ¿Qué reveló o confirmó aquel diagnóstico? Apenas un esbozo: sobrecarga de planes y programas, tiempo insuficiente para la preparación de los maestros y docentes, repeticiones innecesarias de contenidos y otros desactualizados, sobre todo en Biología, Geografía e Informática…
Una verdad se torna evidente: hace 30 años del segundo perfeccionamiento —el primero data de 1975—; la Tierra ha rotado miles de veces y con esta, la realidad cubana, el conocimiento. Y si en algo usted y yo coincidiríamos es en que la escuela no debe girar contra las manecillas del tiempo.
Si bien Sancti Spíritus no formó parte de la etapa inicial del experimento, actualmente siete instituciones educacionales nuestras sí están incorporadas. Hablamos de centros, localizados, en lo esencial, en el Consejo Popular de Los Olivos, en la ciudad cabecera; léanse, el círculo infantil Pequeños camaradas, la Escuela Primaria Remigio Díaz Quintanilla, la ESBU Ramón Leocadio Bonachea, el IPVCE Eusebio Olivera —único de su tipo en el país sumado—, la Escuela Especial Frank País, el Politécnico Enrique Villegas y la Facultad Obrera y Campesina Félix Varela.
Para no quemar fases y no acelerar indebidamente el proceso, no todos los grados de esas enseñanzas lo emprenden simultáneamente. Y ello es razonable. En estos momentos se realiza en primer, segundo y cuarto años de vida en la Primera infancia; primero y cuarto grados, en Primaria; primero y sexto, en la Educación Especial; séptimo, en la Secundaria, y décimo en el Preuniversitario. Los restantes se integrarán gradualmente.
En esos planteles se introducen a modo de prueba los nuevos planes y programas de estudio, con sus respectivas orientaciones metodológicas y libros de texto. Lo anterior viene acompañado de un cuadernillo, donde los docentes plasman sus observaciones para validar o no la factibilidad de los cambios concebidos.
Darles voz a quienes encaran día a día el aula y están en la concreta es una posibilidad que debe aprovecharse, ante todo, por los propios maestros, pues, a la postre, sobre ellos recaerá la impartición de esos contenidos. “El maestro tiene poder para decidir y plantear: esto funciona, esto otro debe ajustarse, rediseñarse”, comenta Morbelys Cuéllar Gutiérrez, al frente de la subdirección provincial de Educación que atiende los niveles educativos.
En fin, se busca promover la construcción colectiva del tercer perfeccionamiento, y me darán la razón los maestros y profesores espirituanos que han intervenido en la elaboración de los materiales, incluidos libros de texto.
Todo cambio genera cierta reticencia. Por ello, resulta explicable que determinados maestros y profesores habituados a planes y programas de estudio hayan mostrado ahora alguna reserva antes de recibirlos. ¿Qué ha sucedido después? La mayoría ha cedido en sus posiciones al constatar, por ejemplo, que las orientaciones metodológicas están enriquecidas y les aportan variedad de herramientas para lograr una verdadera clase desarrolladora.
A pesar de que el experimento apenas gatea en Sancti Spíritus, pueden apreciarse signos del llamado trabajo en red, consistente en identificar dónde se ubican los mejores recursos humanos, didácticos y materiales para emplearlos de forma colectiva dentro de determinadas instituciones próximas unas a otras. En esa línea de acción ya se observan vivencias alentadoras en la asignatura de Matemática.
Este proceso, que abarca otras novedades, imposibles de abordar por cuestión de espacio, debe conducir a más tiempo para la consolidación de los contenidos, así como a reforzar el trabajo con la enseñanza de la Cívica, el Inglés y las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Además del currículo general, común y obligatorio, el perfeccionamiento fomenta el institucional, que debe diseñarse a partir de los intereses del educando, la familia, la escuela y la comunidad para que favorezca la formación más integral del alumno. El IPVCE Eusebio Olivera ya tiene experiencias que mostrar en tal sentido.
Que todo sea por un objetivo cimero: la formación integral del educando, como lo recalcó un internauta en un foro en la web del periódico Granma. Criterios variopintos aparecen allí acerca de la calidad de la Educación cubana, que van desde los más descarnados hasta los defensores a ultranza.
Por cierto, cuando le anuncié a una fiel lectora de Escambray, el tema que me ocuparía este sábado, me dijo a rajatabla: “¡Ay, mi’jo!, está bien que se haga eso; pero, por favor, dile a esa gente que no le pongan tantos trabajos prácticos a los muchachos, que al final una es la que se vuelve loca y se los tiene que hacer”.
Creo que fue Aristóteles el que afirmó que hallar el justo medio de los extremos es la razón.Pienso que existen debilidades acentuadísimas en los alumnos de hoy: no saben leer correctamente,tartamudean en la lectura; su vocabulario es reducidísimo, lleno de muletillas y malas palabras;de historia y geografía saben muy poco o nada,de política ni hablar,ni qué decir de las malas costumbres arraigadas en sus hogares y transferidas a su comportamiento cotidiano. La vulgaridad en ellos cabalga en progresión geométrica: hoy son 4,mañana 16;por su parte,los que están en deriva génetica,los mas formales,se reproducen en progresión aritmética: hoy 2,mañana 4..!Pobre país el mío quizás debajo del brazo les cuelgue a cada uno un título pero educación cívica,moral y ciudadana tienen muy poca! !Ah,olvidaba! Todos tienen celulares sufragados por sus padres.¿Se interesarán estos por los audiovisuales que portan en ellos? Muy poco o nada.Un pesimista es un optimista bien informado.