La filial espirituana del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) es una de las mejores en el país por sus resultados económicos
Hace solo unos días, el bulevar espirituano se volvió más transitado que de costumbre. ¿El motivo? La Feria de artesanía que, tomando como pretexto el Día del amor y la amistad, puso al alcance de todos calzados, textiles, bisuterías y carteras con un sello auténtico y novedoso, donde se entremezclan autenticidad, tradición y modernidad.
Los protagonistas de esta iniciativa fueron los miembros espirituanos del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), filial distinguida como una de las mejores de su tipo en la isla.
De acuerdo con Roberto Ponce de León García, presidente de esa institución en predios yayaberos, el 2016 fue un año que rompió todos los pronósticos económicos y consolidó la maestría de sus integrantes aquí.
“Se sobrecumplieron todos los planes, tanto en divisa como en moneda nacional, con un monto total de cerca de 20 millones de pesos, así como el de exportaciones en alrededor del 300 por ciento”, sentencia el directivo.
Esos significativos resultados de la artesanía espirituana, reconocida fuera de los límites provinciales, le deben mucho a que en cada edición de la Feria Internacional de Artesanía (Fiart), el mayor evento de esas lides, las propuestas espirituanas —sobre todo la de los muebles— resultan las más demandadas por cientos de clientes, tanto nacionales como extranjeros.
Creaciones de colectivos e individuales llegadas de casi todos los municipios confirman que la maestría y el talento son la mayor divisa del equipo de artesanos de esta provincia.
“Estamos acogidos a la Resolución No. 6 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, por lo que tenemos incorporado el pago por resultados. Al cierre del 2016 superamos los 1 800 pesos como salario promedio por cada trabajador. Para este 2017 entre nuestras proyecciones, aunque se visualizan cambios a nivel nacional en nuestra entidad, están en mantener y luego sobrecumplir los resultados”, añade.
Para ello, será necesario sostener las buenas prácticas de contrato que existen en la actualidad. Desde hace un tiempo, su principal cliente es el Ministerio del Turismo y el tercero, Cultura.
Y es que las creaciones de la filial espirituana del FCBC trascienden los perímetros de la confección manual de carteras, textiles, calzados y muebles, pues la prestación de los servicios en las obras por encargo resulta una de las actividades más demandas y de mayores dividendos económicos.
Motivos suficientes para que parte de las construcciones y remodelaciones que tienen lugar desde hace un tiempo sean rectoradas por colectivos pertenecientes a esa entidad. Ejemplo de ello fue la labor desempeñada por el taller Ebacuba en el Centro para las Artes Serafín Sánchez Valdivia, al calor de las jornadas por la celebración nacional de la efeméride del 26 de Julio.
A fuerza de empeño, horas interminables de trabajo y mucha consagración sacaron a flote una instalación con extraordinarias condiciones de un lugar que por años estuvo destruido.
“Actualmente, también varios de nuestros colectivos se concentran en el hotel Palacio Iznaga, de Trinidad, y hemos dialogado para laborar en futuros inmuebles que formarán parte del sector del turismo en la capital provincial. Ese quehacer es nuestra mayor fortaleza”, considera Ponce de León García, quien insiste en no perder de vista el objeto social de la entidad: el rescate de las tradiciones y el fomento de la calidad, la creatividad y el espíritu innovador de cada creador.
Una muestra de ello es que ya existe un contrato firmado para la exportación de cuatro contenedores de muebles hacia Italia, lo que afincará las relaciones contractuales de la filial con el mercado internacional.
A pesar de todos los éxitos, la artesanía de Sancti Spíritus aún tiene una deuda, tanto para con sus miembros como para los clientes. Un fenómeno que merodea por todo el país: la línea comercial de las artes plásticas.
Considerada como elitista pues el buen arte es caro, no ha encontrado el camino más certero para comenzar a dar sus primeros frutos.
“Estamos enfrascados en eso. No porque sea un problema del resto de Cuba nos hemos quedado cruzados de brazos. Lo primero sería realizar una gran inversión en una galería de arte en una zona comercial fuerte. Definitivamente, hay que seguir encima de eso”, concluye.
Mientras esa idea y otras tantas a raíz de los cambios del contexto económico toquen las puertas de los colectivos y artesanos individuales espirituanos, sus manos, creatividad e ingenio proseguirán dando luz a identidad, arte, oficio y tradición.
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