Desde múltiples naciones y organismos internacionales se tiende el brazo amigo para ayudar al pueblo cubano a resarcir los daños dejados por Irma
Un buque de la Armada dominicana entra al puerto habanero con casi 90 toneladas de materiales de construcción y otros renglones.(Foto: Tomada de Cubadebate)
La ruta solidaria de ayuda a Cuba, con el propósito de contribuir a paliar los cuantiosos daños dejados por el huracán Irma en su trayecto destructivo por buena parte del litoral norte del archipiélago el pasado 9 de septiembre, ha continuado en las últimas horas con nuevos envíos y anuncios de contribuciones procedentes de cercanos y lejanos confines del planeta.
La prensa isleña ha estado reflejando la recepción al patrullero 301 Almirante Didiez Burgos de la armada dominicana, llegado al puerto habanero con cerca de 90 toneladas de materiales de construcción y grupos electrógenos portátiles.
Asimismo, se recibió un envío del gobierno y el pueblo de Surinam, compuesto por más de 8 toneladas de arroz, agua, leche, sábanas y productos de aseo, a lo que se sumó el anuncio del Gobierno chino de donar a Cuba un millón de dólares en efectivo y el traslado en seis vuelos sucesivos con materiales de primera necesidad, como forma de contribuir al resarcimiento de los daños causados por Irma.
También del continente asiático llegan nuevos aportes que se suman a los de China y Vietnam, con remisiones por vía aérea desde Japón de purificadores de agua, latas portátiles de combustible y materiales diversos.
Resulta oportuno reconocer la rápida respuesta de los organismos internacionales dependientes de la ONU, pues el propio sábado del cruce del ciclón la jefa del gabinete del secretario general de Naciones Unidas, Maria Luiza Ribeiro Viotti, trasladó a la representante permanente de Cuba ante el organismo mundial, Anayansi Rodríguez, la solidaridad de esa entidad y su disposición a prestar apoyo en lo que fuese necesario.
Enviado por la ONU, visitó Cuba el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, quien se informó en La Habana de la situación tras el paso del meteoro y las necesidades más acuciantes, acerca de las cuales corresponde adoptar ahora acciones concretas.
Como se recordará, este río solidario de contribuciones materiales para la recuperación del archipiélago fue iniciado por un avión venezolano a pocas horas del paso del ciclón en gesto que enaltece los profundos lazos de unión existentes entre los dos países.
Según anunció entonces el gobierno bolivariano, se trató de un primer envío al que seguirían otros, previa concertación con las autoridades cubanas para conocer las necesidades más apremiantes. A ese cargamento compuesto por alimentos, mantas, plantas eléctricas portátiles, agua embotellada, etc., se han ido sumando otros venidos de distintos lugares del mundo, con ayuda de emergencia para los afectados, como los remitidos desde Vietnam y Panamá.
En general la reacción internacional al desastre ocasionado por el reciente huracán a Cuba ha sido tan masiva, espontánea y sentida, que una publicación isleña la reseñó bajo el título: Avalancha de solidaridad con Cuba tras el paso de Irma, lo que llama a meditar sobre las raíces y motivaciones especiales de esa manifestación casi inusitada de afecto hacia nuestra patria por parte de pueblos, organizaciones sociales y gobiernos de numerosos países.
Cabe recordar, empero, que, en materia de ayuda solidaria, Cuba ha sido ejemplo a nivel del planeta pese a su reducido tamaño, pues nuestra patria se volcó en apoyo a otras naciones casi desde el triunfo mismo de la Revolución en enero de 1959 y no cuesta en absoluto recordar incontables ejemplos de esa contribución que se ha manifestado en América Latina, Asia y África con resultados palpables y medibles en magnitud que no iguala ningún otro estado en el mundo.
De forma categórica se puede afirmar que nadie ha graduado tantos médicos y estomatólogos extranjeros como Cuba, ninguno alfabetizó directa o indirectamente a tantas personas y ninguno fue capaz de devolverle la vista a cientos de miles de ciudadanos como hizo esta minúscula nación, ni pudo enviar 2 500 galenos, técnicos y paramédicos, como remitió el verde caimán antillano a Paquistán con motivo del terrible terremoto sufrido por esa nación asiática en la pasada década.
Por último, durante la aún reciente epidemia de ébola en cuatro países del oeste africano, fueron los 256 médicos y especialistas de la salud del Contingente Internacionalista Henry Reeve, la fuerza técnico-profesional decisiva en la batalla contra esa letal enfermedad, que amenazó seriamente sus vidas y las de otros cientos de miles de personas.
Son solo algunos ejemplos de una lista interminable de acciones solidarias ejercidas por un país de apenas 110 000 kilómetros cuadrados de extensión y 11.2 millones de habitantes, que ha volcado hacia el mundo un caudal de solidaridad inapreciable, que ahora se revierte con acciones y manifestaciones desde los cuatro confines del planeta. Cuba ha sembrado amor a manos llenas y ahora cosecha amor y solidaridad a raudales.
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