El Real Madrid volvió a ser mejor en una final de Liga de Campeones y se impuso por 4-1 a la Juventus de Turín, en uno de esos partidos de los cuales ya se sabían muchas cosas
De antemano, los seguidores del más universal tenían claro que el equipo que entrena el francés Zinedine Zidane iba a marcar, porque lo hizo regularmente durante las 64 ocasiones anteriores que salió a una cancha en cualquier país, lo mismo de España que de Alemania, Italia o Japón.
Asimismo, el máximo artillero de la historia de la competición, el portugués Cristiano Ronaldo, volvió a mandar un balón a las redes, dos, para incrementar un palmarés asombroso, que de no ser por la presencia del argentino Lionel Messi en las filas de uno de los grandes equipos -el Barcelona- pudiera parecer para todos los tiempos.
Se sabía, también, que la maldición de los campeones, aquella que cayó siempre sobre el ganador del año anterior, se iba a romper esta vez y que el Real Madrid sería el primero en alzar dos veces La Orejona de manera consecutiva.
Para los analistas estaba claro: los defensores de uno y otro bando meterían fuerte el pie, sobre todo Casemiro, cuyo gol, el segundo del Madrid, sentenció una final en la cual los de la capital española debieron ir de blanco.
Todos sabían que era un partido diseñado para Cristiano Ronaldo, el jugador más determinante en la presente edición de la competición europea, con dianas decisivas ante el Bayern de Múnich alemán y el Atlético de Madrid español.
Y asumió Cristiano el protagonismo, tanto como Marlon Brando cuando le dijeron que el papel principal en El Padrino era suyo, y con goles dejó claro que merecerá ese Oscar del fútbol que han dado en llamar Balón de Oro.
La Champions desde siempre tuvo sus preferencias por el Zidane jugador, aquel de la volea mágica en la final de Glasgow, en 2002, ante el Bayer Leverkusen alemán, pero se sabía que le tenía reservados otros grandes momentos, uno de los cuales vivió el año anterior en el Giusseppe Meazza ante el Atlético de Madrid.
Sin embargo, el francés nacido en el barrio marsellés de Los Catalanes, sumó otra perla más a su palmarés impresionante en los banquillos, que esta temporada le reservó también un título de Liga Española.
Y, además, se sabía que el brasileño Dani Alves, ex del Barcelona y acérrimo rival y crítico del Real Madrid, se tendría que tragar sus palabras en referencia a los títulos del equipo blanco, sobre todo al conseguido en 1998 con un gol inolvidable de Pedja Mijatovic.
Lo de James y Pepe en la grada era esperado, lo mismo que su marcha del Real, lo que sí no se sabe es si el reinado del Real Madrid se extenderá en la historia como aquel dominio impresionante de mediados de siglo pasado.
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