El jatiboniquense es el primer y único campeón mundial cubano de Lucha en la categoría Sub-23 y el primer titular de Sancti Spíritus en esta disciplina entre mayores
Dicha así, a secas, sin todos los atributos, parecía una noticia más: Reineris Andreu Ortega ganó el título en el Campeonato Mundial de Lucha para menores de 23 años en la ciudad de Bydgoszcz, Polonia.
Mas, cuando el jatiboniquense del estilo libre dejó tendido en el colchón al búlgaro Mikyay Salim, con un fácil 6-1 en la gran final de los 57 kilogramos, escribía un notición; tanto como convertirse en el primer y único campeón mundial cubano en la historia de esa categoría y en el primer titular de Sancti Spíritus en esta disciplina entre mayores. Antes que él, solo Michael Casso por los cadetes y Humberto Torres Trujillo, en juveniles, tenían tal privilegio.
Entonces le puso razones a Escambray para rastrear un contacto con él, apenas el avión llegara a la capital del país. De ahí que a pocas horas del aterrizaje, Andreu ya le hablaba a su gente, vía telefónica, para descargar la emoción contenida en cinco duros pleitos.
Sus primeras palabras fueron para Sancti Spíritus, la provincia que lo hizo gladiador desde que Yuniesky Palacios y Yadier Porras lo captaron en su tierra: “Gracias a toda la provincia por el gran apoyo y por estar siempre pendiente de mis resultados desde temprana edad, gracias a mis profesores, los de Jatibonico, Disdanis y Luis Enrique Barceló, Baso, entre otros”.
Y a seguidas damos “un pase atrás”, hasta el pleito que prácticamente lo catapultó al trono: la semifinal contra Parviz Ibrahimov, de Azerbaiyán. Con este medallista olímpico, perdía por un punto, a cuatro segundos del pitazo final.
“Esa pelea decidía el pase al oro y fue muy dura, reñida, me llegó mucho porque sentí que en esos cuatro segundos iba a discutir el título, estaba seguro de mí y nervioso porque iba a perder el combate, pero puse todo mi empeño, mis deseos, mis ganas, toda mi preparación y mi concentración para buscar los dos puntos que tanta falta me hacían”, explica.
La técnica no la improvisó Andreu a esa hora de apuros. Sostiene Luis Enrique Barceló, el entrenador de la EIDE que lo llevó a tres títulos en Juegos Escolares, dos juveniles y un bronce en esa propia categoría, que es una de sus armas: “Tiene un contraataque muy fuerte, que siempre tira a las piernas con un tackle”. Y agrega otros atributos que ayudan a entender su título: “Encima del tapiz es cauteloso, pero combativo, agresivo, se prepara a un 110 por ciento, es muy disciplinado, con gran responsabilidad y amor por lo que hace”.
Por eso, cuando el árbitro levantó su mano en semifinales ya casi se sintió campeón y fue más relajado ante el búlgaro.
“No había visto a ningún rival, pero fui a darlo todo, sin estudiarlos, solo sacrificándome, teniendo muchos deseos de ganar, de triunfar —comenta—. Lo del tackle fue muy efectivo porque me ayudó a buscar el oro”.
Y sobrevino el momento de éxtasis. “Me felicitaron los entrenadores porque a pesar de ser joven obtuve el oro sin ir a torneos internacionales, el país pudo resolver la participación ahora y es mi primer gran torneo, me dijeron que luché muy bien, exacto y con la táctica que me dijeron”.
Mas, Reineris sí ha tenido “roce internacional”, aunque en casa, donde se sabe que el nivel de la lucha es alto. Así se ha podido medir, desde que en el 2015 entró al equipo nacional, con medallistas mundiales, olímpicos, panamericanos. Así ha ganado oro entre mayores, aun con edad juvenil en torneos domésticos y ha sido el mejor de la competencia como el torneo por equipos del 2015 cuando ganó todos sus combates por superioridad.
“Entreno con todos los mayores del equipo nacional como Youglis Bonne, eso me ha ayudado a buscar el nivel que me hace falta, entre ellos trato de imponerme para lograr lo que han logrado”.
Y vuelve a mencionar a Barceló, a quien llamó apenas tocó tierra cubana en el aeropuerto: “Fue un entrenador que me dio muchos consejos, me ayudó mucho en mi vida en lo deportivo y en lo personal y sé que se siente orgulloso de mis resultados”.
Y habla de cuando se enamoró de la lucha al ver a los gladiadores cubanos a través del televisor de su casa y así se inclinó “por un deporte que amo”.
Vuelve a los saludos para su familia y la gente del deporte espirituano, que como Rosa, la directora del Inder en Jatibonico, tendrá que esperar para picar el cake del homenaje: “Un pedacito de mí está en mi tierra, ahí nací y me hice, quisiera estar compartiendo con todos: mis padres, mi familia, mi gente, pero tengo que seguir acá en La Habana porque tengo topes, competencias, para culminar bien este año —aclara—. En diciembre festejaré, tengo que prepararme porque quiero ser el dueño o el rey de la división, ahora sé que puedo buscar la medalla olímpica”.
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