Más allá de la idiosincrasia del cubano, en cualquier lugar de este mundo la separación de una pareja resulta un proceso vital doloroso
Si un amigo o conocido nuestro sobrelleva dificultades, por ejemplo, en su desempeño laboral, en el ámbito familiar o de la salud, sentiremos preocupación, brindaremos nuestro apoyo y, en definitiva, asimilaremos tal situación con naturalidad. Sin embargo, por la pasión con que los cubanos modelamos las noticias, pareciera que en el fin de una relación amorosa se esconde la calamidad. Sobrevienen preguntas indiscretas como: ¿qué pasó?, ¿quién dejó a quién?, ¿tiene otro(a)?
Tampoco faltan las opiniones panorámicas: parecían tan enamorados, qué mala suerte tiene…, o las premonitorias: yo lo veía venir. Incluso el verbo con que nos referimos al suceso sintetiza cierta brusquedad: fulana y mengano se pelearon.
Más allá de la idiosincrasia del cubano, en cualquier lugar de este mundo la separación de una pareja resulta un proceso vital doloroso, que debe ser asimilado individual y colectivamente con mayor naturalidad.
Si para la opinión popular quienes se desunen experimentan un fracaso, en ello también se revela el sello de la época y la sociedad donde vivimos, dado que en ese suceso intervienen diferentes factores. Las fuentes digitales consultadas manejan el término construcción social del fracaso, que varía a partir de las características socioculturales no solo de un país a otro, sino hasta de comunidades o segmentos poblacionales, donde el matrimonio quizás se concibe como eje principal de la vida.
La prensa rosa en el sistema capitalista dedica sus publicaciones a difundir la vida privada de artistas y figuras públicas, quienes difícilmente consiguen mantener en secreto sus amores y desamores. Esos medios de comunicación persiguen construir una pareja de éxito, como si lo más importante no fuera la ética y la calidad profesional.
Para la máster en Psicología Médica Fernanda Zulueta Gómez, muchas mujeres priorizan la estabilidad económica garantizada por sus compañeros, que conlleva en algunos casos a la inactividad laboral; por ello, una vez finalizado el matrimonio se sienten desprotegidas y frustradas. Sin embargo, afirma la especialista que nadie debe asumir la actitud de perdedor o perdedora, sino reflexionar sobre las causas de lo sucedido: a veces las parejas se apresuran en la convivencia sin apenas conocerse, o desean disolver una relación a partir de un conflicto superficial.
En cuestiones comparativas, si un músico desafina en un espectáculo o un deportista no obtiene los resultados que desea en una competencia, ¿los consideramos derrotados y mediocres? No. Intentamos ser flexibles. ¿Por qué no asumir la misma postura con una relación propia o ajena que termina después de uno, cinco o 10 años?
El sentimiento de que perdimos tiempo de nuestras vidas tampoco llevará a la superación del dolor, sería como pretender que nos devolvieran los minutos dedicados a observar una puesta de sol. En vez de aferrarnos al pasado debemos aprovechar el crecimiento espiritual y fortalecer la autoestima con proyectos que nos enriquezcan como seres humanos.
A veces escuchamos sin querer en un ómnibus la conversación de dos personas sobre el divorcio; a juzgar por los reproches pensamos: lo que tiene es despecho, incluso en silencio nos ponemos de su parte. Pero objetivamente, ¿qué sentido tienen los resentimientos?, solo refuerzan la infelicidad personal y la creencia colectiva de que vivimos una crisis interminable.
Según la psicóloga mexicana Silvia Russek, el fin de un matrimonio significa que las dos personas que se casaron con ciertas necesidades, expectativas, sentimientos, con el paso del tiempo, ya no pueden ofrecer en esa relación lo que se dio o esperaba en un principio. Con los años cambiamos y tenemos que adaptarnos a esos cambios, sugiere la terapeuta.
Tanto la especialista del país azteca como la espirituana coinciden en que reducir la visión del éxito a un asunto tan complejo excluye del análisis elementos que generan tensión en la pareja e implican la necesidad de acuerdos respecto a los hijos, familia, política, trabajo, cambios económicos, conciliaciones que pueden ir en contra de nuestra forma de pensar; el matrimonio genera una gran carga emocional.
En nuestra sociedad hay quienes aconsejan continuar unidos con argumentos como la calle está mala, todo el mundo tiene defectos o peor es la soledad…, prejuicios populares que olvidan la profundidad del arte de amar y convivir. Como máximos responsables de nuestro bienestar, la regla de oro es comunicarse con la persona querida y si algo tomara un rumbo indeseado encontrar la solución.
Si no florece la compatibilidad, ¿vale la pena el esfuerzo? ¿Cómo podemos vivir en armonía con los demás abrumados por el desentendimiento?; en ese sentido la ruptura abre la oportunidad de defender nuestra capacidad de amar, y el fracaso solo consistirá en que el miedo nos limite vivir a plenitud.
muy buen trabajo la felicito estoy en ese transe pero con 35 a;os de matrimonio y con estabilidad financiera casa con comodidades solo que falto la conversacion pues cuando ellos encuentran una sonrisa con labios pintados y alguien que no esta super cansada de los queaseres domesticos ademas del trabajo se olvidan de esos valores y entonces creen que la esposa no se va a enterar o se lo va a volver a perdonar pero entonces esta ya se canso y se acabo y no importa esas opiniones de que si tantos a;os si la soledad y lo demas cuando uno resuelve tener tranquilidad como la tengo ahora y piensa en que perdio seres queridos como un padre maravilloso y se tuvo que acostumbrar pues a quien no se lo merece uno lo olvida gracias por tu publicacio al menos a my me ayudo bastante me doy valor y este dolor pasara gracias
Hoy en día desgraciadamente la parte económica tiene mucho peso en una relación, sin intentar cubrir el peso material que es necesario y también golpea mucho a los cubanos, para mi somos muy superfluos y no profundizamos, muchas veces ni siquiera nos detenemos a conocer bien a la pareja , es placer , pasarla bien, sexo, mucho sexo y mañana veré que pasa, discúlpenme la sinceridad pero es así , creo también que estado puede jugar un papel mejor, mayormente la falta de casa , de oportunidad es la muerte de muchos matrimonios , en lo personal llevo varios años casado aun no logro mi casa(está a medias es una locura construir con toda sinceridad ) , no puedo pensar en hijos sería una locura, mi economía es loca a veces sube otras baja y otras en blanco, ello nos golpea, mediante el dialogo nos entendemos pero con una mejor oportunidad sería diferente …….
Yanelita muy buen trabajo, te felicito.
Gracias, Félix.
bien por ti Yanela, este trabajo te prueba como comentarista de Escambray, está bien estructurado y con opiniones sólidas, sigue así y llegarás lejos, felicidades