Escambray hurga en las asperezas que se esconden tras la pantalla de las salas de cine y de vídeo en Sancti Spíritus
El fomento de la industria y la cultura cinematográfica fue desde los inicios uno de los tantos éxitos culturales de la Revolución cubana, pero el periodo especial también dejó allí su huella, de manera que un municipio como Sancti Spíritus, que llegó a tener cuatro salas, escasamente conserva una, mientras que en la provincia solo quedan 15 que apenas cumplen los requisitos para una proyección, principalmente por carencias en materia de tecnología o deterioro constructivo.
Al propio tiempo fue la época en que se diversificaron las formas de producción del cine, sobre todo a partir de la llegada de las tecnologías digitales, con una mayor apertura para abordar temas críticos acerca de la sociedad cubana actual en filmes que, lamentablemente, suelen proyectarse solo en festivales de cine con muestras de poca distribución que apenas llegan a ser transmitidos en la televisión nacional.
En busca de las interioridades que lastran el séptimo arte en Sancti Spíritus, como en todo el país, Escambray se acerca a asuntos que van desde la desaparición de los cines, la influencia de las nuevas tecnologías, el escaso uso y pocas ofertas de las videotecas estatales y la poca afluencia de personas a las salas de video.
DECADENCIA Y CAÍDA DE CASI TODO EL CINE
“De las 21 salas de vídeo únicamente hay 13 abiertas, todas subutilizadas y otras entregadas a instituciones culturales porque ya no las vamos a usar como tales”, explica Yinet Valdés, al frente de la programación en la Empresa de Cine en Sancti Spíritus.
“La gente ya no va al cine por la poca variedad de ofertas o uno se las agencia para buscar lo que le gusta por otra fuentes; a veces hay estrenos, pero son propuestas que no interesan al gran público o filmes ya vistos. Además, resulta chocante el hecho de que muchas veces la televisión estrena primero que los cines, o los dos al mismo tiempo. “¿Por qué el ICRT puede estrenar varias de las películas premiadas en la última entrega de premios Oscar y no podemos verlas en el Conrado Benítez?”, se pregunta José Antonio Rodríguez, un cinéfilo empedernido que vive en la cabecera provincial.
El criterio de Yinet y de Carlos Castro, este último divulgador de la Empresa Provincial de Cine, difiere de aquellos que asumen que no todos los estrenos que se ven en la capital del país se exhiben en provincia, salvo las películas cubanas. “Los jueves se estrena un filme para adultos y uno infantil. Exhibimos los que mandan, y puedo asegurar que son buenos, pero no es lo que la mayoría de las personas quiere ver”, afirma Yinet.
LOS APRIETOS DE LA SALA OSCURA
¿Sobrevivirán las salas cinematográficas a las transformaciones culturales, sociales y científicas del siglo XXI? Nadie mejor que Luis Rey Yero, vicepresidente de la Filial de Artes Plásticas de la Uneac y crítico de cine, para responder a una pregunta polémica y sujeta a puntos de vistas institucionales e, incluso, geográficos.
“Hay que partir de que la crisis del cine tiene una connotación mundial. En los países de más desarrollo se trata de salas pequeñas y de uso polivalente, parecidas a como se concibió el Dúplex, donde hoy está el telecentro. Pero estas llevan otras opciones gastronómicas y recreativas para atraer al público porque tiene que competir con el mundo digital de aquella persona que posee un televisor de 48 pulgadas en el cual puede ver casi todo lo que le interesa”.
¿Y qué pasó con el famoso Proyecto de Reanimación Cultural Cinematográfico Carretera Central, que tenía como principal gestor al reconocido escritor y guionista cinematográfico cubano Senel Paz y pretendía la reparación de varias salas, así como posibilitar su uso polivalente, incluidas facilidades informáticas?
“El proyecto incluía la reparación de los cines de Fomento, Jatibonico, Guayos y Sancti Spíritus y en una primera etapa se logró que se repararan esas salas, pero no fue más allá porque, entre otras razones, no existía ningún protocolo oficial que lo acreditara y no está plasmado en documento alguno. No obstante, las instalaciones se siguen conservando y hoy se trabaja en la de Taguasco para más adelante hacerlo en el Conrado Benítez, del municipio cabecera”, responde Hasley Reyes Martínez, al frente de la Dirección Provincial de Cine.
El criterio de Yero va más allá de carencias que por el momento no tienen respuestas: “¿Qué van a hacer los espirituanos yendo a un espacio lleno de sillas donde no ofertan más opciones, y ese único cine tiene el clima defectuoso y la tecnología no es de alta fidelidad? Muchos viajan a la capital a los festivales, se actualizan y ven todo tipo de filmes del mundo contemporáneo. Por otra parte el cine es caro y a partir de los años 90 se restringieron los filmes de producción nacional y desapareció hasta el Noticiero ICAIC. Como no había dinero aparecieron las coproducciones, de modo que ese organismo tiene que acudir a productores extranjeros y, si no es un proyecto que agrade, no hay película y tampoco financiamiento”.
¿Sigue perdiendo terreno el Icaic?
“La competencia del Icaic es de león contra mono, muy desigual porque tiene muchos factores en contra, como son los audiovisuales de los graduados de la Escuela de Cine Latinoamericano entre otras producciones nacionales y las condiciones son propicias para que siga perdiendo espacio. Además, en Cuba el cine que se hace es de autor, no comercial, y los que acuden también buscan entretenimiento sin descartar el cine inteligente, y ya no tenemos ni Cinemateca de Cuba. En nuestro país hay crisis de público, no solo en el séptimo arte, sino también en el teatro, la danza y otras manifestaciones artísticas”, asegura el especialista.
LA MALA VIDA DE LAS VIDEOTECAS
Ni siquiera los 17 años de experiencia que lleva Vivian Pérez Álvarez a cargo de la videoteca (servicio de alquiler de películas) de la capital provincial le han servido, a pesar de sus intentos, para mejorar una prestación que en su momento tuvo mucha aceptación; sin embargo, ahora ha disminuido la cantidad de usuarios que alquilan películas porque se encuentran materiales de estreno o por la obsolescencia del equipamiento diseñado para alquilar un CD o DVD.
“Con la llegada del famoso Paquete vino la crisis de las videotecas. Antes llegaban por aquí muchas personas, ahora no pasan de una treintena en un mes y ya nada es igual. Te piden materiales del Paquete y esa es una competencia que no podemos llevar porque está prohibido copiar nada, y así no podemos recaudar. En otros tiempos el Icaic mandaba directamente algún disco o serie histórica; ahora ni eso recibimos y pienso que se pudieran enviar incluso series cubanas, pero nada”, apunta Vivian al tiempo que trata de explicarle a un cliente el porqué de la no existencia de discos de ninguna película premiada en el último Festival de Cine Latinoamericano.
Según los entendidos, el futuro del cine como industria en el país es incierto, y las condiciones son propicias para que siga perdiendo espacio. Cuando se trata de películas del patio es reiterativo el tema de la marginación social o tramas pesimistas, y los cubanos también quieren ver producciones nacionales de entretenimiento.
Por otro lado, a pesar de lo esporádico de los estrenos, las escasas salas de pantalla grande con que cuenta la provincia siguen con las lunetas vacías porque, a juicio del público, “no hay mucho que ir a buscar al cine”.
Y no es que falten acciones de las autoridades del sector, quienes, aun con sus manquedades en materia de autonomía, todavía tienen mucho por hacer para no esperar por lo que se mande “de arriba”, o disponer de una cartelera que combine el gusto con el buen cine, o divulgar estrenos.
Pero para ello la cinematografía requiere actualidad tecnológica, además de una política que la fortalezca porque, al decir de la mayoría de los cineastas cubanos, hay necesidades inmediatas, derivadas de los años de inmovilismo, como la aprobación de una Ley de Cine que articule y potencie la producción, la exhibición, la distribución y el respaldo al patrimonio cinematográfico, un recurso legal que a la vez permita diversificar los servicios y poner en práctica iniciativas que le devuelvan a los cinéfilos ese espacio de emociones compartidas.
Muy buen artículo y coincido con la opinión de la autora. No hay en Cuba las condiciones materiales ni financieras para rescatar un cine que se le fue de las manos y no se que pasará cuando haya un acceso masivo a YouTube y otras opciones del internet en casa. Hay otros factores a mi entender subjetivos como el que se menciona de que la televisión estrena primero que el cine. No estoy de acuerdo con el criterio de Luis Rey Yero cuando se refiere a las salas de cine en el exterior yo vivo en Estados Unidos y aquí los cines son increíblemente confortables y con mucha afluencia de publico con peliculas que no han salido al público no es que yo quiera establecer una comparación porque eso no es posible solo expreso mi opinión. De todas formas también pienso que las salas de cines no han llegado a su fin de la misma forma que nunca la computadora va a sustituir a un buen libro solo hay que buscar las vias para su supervivencia en nuestro pais. Muchas gracias Escambray por permitirme expresar mi opinión
El cine siempre fue y será una industria y es por ello que se mantiene a niveles internacionales. En nuestro país lamentablemente esa industria ha decaído ostensiblemente y al no contar estas instituciones con presupuestos suficientes para por lo menos mantenerlas BIEN climatizadas, lo único que se logra es el éxodo del público hacia la comodidad de la sala de sus casas.
El mundo ha cambiado, la tecnología ha cambiado y mucho en poco años. Ya puedes consumir cualquier tipo de material audiovisual en tu casa, en un TV, PC, o tablet, puedes dar pausa, volver, parar para luego continuar su visualización, todo con las comodidades que te puede brindar el hogar. La competencia es dura. Veo, por lo pronto, con más posibilidades el cine en 3D. Además tengamos en cuenta el auge que están teniendo las series. En fin ya es tiempo de pensar en otras formas de ofrecer estos servicios, estos productos, son tiempos de INTERNET.
Un cine con ventiladores que exhibe películas con sonido mono y en baja calidad no atrae. Hoy los cines cuentan con proyectores HD y sonido envolvente+aire acondicionado. Así de simple.