Durante este fin de semana la tercera villa cubana celebra su festejo más popular
Cuando la evidencia es irrefutable, vale ser absoluto. Trinidad, cuyo centro histórico ostenta la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidadconcedido por la UNESCO en 1988, se ha convertido en la urbe espirituana más abierta al mundo, gracias, ante todo, a su riqueza patrimonial no solo arquitectónica; sino, también, en el plano intangible, como suele denominarse a las tradiciones y a otros valores genuinos presentes en la cotidianidad popular.
Tal certeza toma cuerpo por estos días durante la celebración de las fiestas del San Juan en la tercera villa cubana, el jolgorio más acogido por los habitantes de la ciudad y de los poblados cercanos. Sin embargo, con el paso del tiempo visitantes extranjeros, procedentes de varias latitudes, han asumido, igualmente, el festejo por la oportunidad que les ofrece de conocer, sobre todo, las tradiciones danzarías y musicales enraizadas en este territorio del centro sur de Cuba.
Ese paisaje cultural se ha tornado más vívido desde este 23 de junio y hasta el 25, como lo resaltó Miguel Veitía Gómez, director municipal de Cultura, quien, en declaraciones a la prensa, elogió la actuación de cuatro comparsas, que recrean auténticos bailes populares y tradiciones músico-danzarias.
Similar ocurre con las carrozas, que ilustran ritualidades de la villa trinitaria. Todo ese caudal de cultural brota con amplia participación del pueblo, verdadera credencial de las fiestas sanjuaneras.
Una de las representaciones más aclamadas y vistosas de los festejos es la llamada matanza de la culebra, la que, según los estudiosos, constituye herencia de los negros congos que trajeron sus cánticos y ritos a Trinidad. Regidos por el santo patrón, San Antonio, los congos escenifican la muerte del diablo, simbolizado por la culebra.
El San Juan trae de vuelta, además, el baile de la Galleta, donde reina la identidad nacional, en particular, el danzón, y episodios afrocubanos, con marcas del mundo yoruba.
A la par de ello, los carnavales también les dan la bienvenida a agrupaciones musicales del resto de la provincia y de las denominadas de primer nivel, que se presentan hasta altas horas de la noche para que el público pueda disfrutar a plenitud de los ritmos contagiosos cubanos.
Varios investigadores concuerdan en que el municipio de Trinidad muestra un legado de tradiciones festivas, de matiz religioso, devenidas manifestaciones populares con el paso del tiempo.
Independientemente del San Juan, puedemencionarse la Fiesta de la Candelaria, de origen canario, celebradapor la población campesina del asentamiento de Condado cada 2 de febrero, en las estribaciones del Escambray.
No deben olvidarse el festejo el dedicado a San Blas (3 de febrero) en el poblado de Caracusey, y la Fiesta de la Cruz de Mayo, en la comunidad de San Pedro de Palmarejo, vinculada conun mito relacionado con la fertilidad de la tierra y la trascendencia de la lluvia para encarar la sequía.
Cada una de estas celebraciones posee sus distinciones; mas, están unidas por un elemento axial: lo popular como centro de la identidad, de la cultura regional.
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