Violaciones detectadas en los precios topados de algunos productos en mercados agropecuarios estatales de Sancti Spíritus ratifican la necesidad de un mayor control sobre lo que pasa en las tarimas
Todavía Olga Pérez no ha olvidado el agravio que recibió cuando quiso comprar unas cuantas malangas para su nieta de siete meses y, tras recorrer varios puntos de venta estatales en la ciudad del Yayabo y preguntar por esa vianda, se «topó» con una tablilla que le causó profunda indignación.
El producto que ella necesitaba comprar mantenía el precio máximo: cinco pesos por una libra, y esta se componía por pequeñas unidades de muy cuestionable calidad. Olga estaba convencida de que era víctima de una gran estafa, pues conoce que el precio de la malanga, como de otros productos, fue topado, y según su calidad puede ser variado, de acuerdo con la Resolución No. 27 de 2017 del Ministerio de Finanzas y Precios.
Como esta abuela, no pocos han sido los espirituanos que han sufrido de violaciones de precios en las tarimas de los mercados agropecuarios estatales (MAE) y sus subordinaciones en la provincia, donde no siempre se expenden productos con buena calidad y variedad, como los que predominan en el resto de la red de comercialización: unidades productoras, agricultura urbana y empresas agropecuarias, así como los puntos particulares.
En busca de respuestas, Juventud Rebelde dialogó con algunos responsables de esa situación en Sancti Spíritus que, si bien es cierto que ha mejorado considerablemente en el territorio, se precisa de mucha más organización, control y exigencia cuando de comercialización y calidad de productos se habla.
Desequilibrios en las balanzas
Según Leonel Valdivia Hernández, jefe de la sección de comercialización en la Delegación Provincial de la Agricultura, aunque la decisión de topar los precios fue bien recibida y asumida en Sancti Spíritus, se han detectado no pocos tropiezos.
Tomás López Morales, director comercial de la Empresa Provincial de Acopio, entidad que abastece a los MAE, refiere que en las estructuras administrativas de Acopio se han detectado adulteraciones en los precios, por lo que en el municipio cabecera han sancionado a cinco administradores y ocho dependientes. Con esas personas se han adoptado diferentes medidas: amonestación pública, ubicación en una plaza de menor remuneración, afectación de la estimulación o separación total del puesto de trabajo.
De acuerdo con ambos directivos, y teniendo en cuenta lo compartido por funcionarios de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) en Sancti Spíritus, entre las violaciones que más se reiteran en el territorio está la venta a precios de primera calidad de productos que no siempre tienen ese rango y el hecho de no rebajarlo, al menos en la tablilla, luego de llevar varios días en el mercado y perder cualidades.
Por tal motivo, en las subordinaciones de Acopio, de acuerdo con López Morales, se insiste en vender con rapidez porque las altas temperaturas de esta etapa del año y las condiciones de las naves, tanto acopiadoras como de venta, aceleran la degradación de los productos. Sin embargo, todavía en la práctica esa disposición no se cumple del todo, por lo que se precisa tener buen ojo para que no te pasen «gato por liebre».
Quienes participan en el proceso de comercialización han sido orientados —explica Valdivia Hernández— a que vendan con apego a lo establecido para proteger a la población. «Haciéndolo así, podrán cumplir con los niveles previstos y obtener también márgenes de ganancia», considera.
Pese a ello, cada una de las fuentes entrevistadas reconoció como primordial el apoyo de los consumidores, quienes deben reclamar sus derechos siempre, y si encuentran actitudes insolentes en los mostradores, denunciar el hecho a las autoridades competentes.
Eslabones de una cadena raída
Las torceduras en los precios, unidas al robo en la pesa, la venta de cebolla y ajo por unidades y no por libra, así como la estafa en la devolución del vuelto, son distorsiones resultantes de una cadena que aún no ha engrasado todos sus eslabones: la comercialización, considerada en predios espirituanos como el punto más débil de la ruta que lleva desde al surco hasta la mesa.
Y aunque Sancti Spíritus ha crecido de año en año, al cumplir e incluso sobrecumplir sus planes productivos, en los meses que van de abril a junio los MAE y sus subordinaciones no exhibieron la variedad y calidad que demanda la población.
Esa realidad se revela en números, ya que la gestión de Acopio solo representa el diez por ciento de la cantidad de productos contratada por el sistema de la Agricultura en la provincia.
Por tanto, la mayor parte de lo ofertado puede ser adquirido por los consumidores en el resto de las estructuras comerciales, en las que predominan renglones muchas veces con mejor calidad y donde se han detectado también más indisciplinas tras las tarimas y en la compra en el surco, porque no se ha logrado estabilizar un aparato sólido que ejerza un sistemático control.
Entre las fisuras del proceso de Acopio en Sancti Spíritus se cuentan el incumplimiento de las bases productivas a la hora de entregar las cifras pactadas, sobreproducciones que no se reciben y desacuerdos a la hora de evaluar la calidad del producto a comprar.
Para Leonel Valdivia la clave para enfrentar esos problemas está en utilizar el contrato como verdadero regulador de la acción comercial. «Si se da una sobreproducción X, se tiene que renegociar y llegar a un consenso y no permitir, como muchas veces sucede, que se venda ese excedente al particular para ganar más, pues este casi siempre es el que más viola los precios de la Resolución 27».
Buscando soluciones
López Morales explica que ante situaciones climatológicas, como las vividas este año por la fuerte sequía, se puede acudir a la facultad que tiene el Consejo de la Administración Provincial para ajustar los precios de algún producto.
«Así se hizo con la malanga, uno de los productos con mayores problemas para acopiar este año, al cual se subió su pago al productor de 3.50 pesos la libra a 4.50, para venderla a cinco en los mercados. No obstante, por fuera el productor la vendió mucho más cara», dijo.
A fin de disminuir la ausencia de una variedad de productos en los MAE como consecuencia de la sequía, causa de algunas deprimidas producciones y la falta de sensibilidad de varios productores con la entrega a Acopio para cubrir los encargos estatales del consumo social, López Morales asegura que se han asumido varias estrategias, entre ellas la de traer más de 3 000 toneladas de alimentos hasta el cierre de junio, fundamentalmente desde Ciego de Ávila y Matanzas, por lo que el panorama actual en las tarimas no es tan desolador como en los meses precedentes.
Cuestión de precios
La Resolución 27 del Ministerio de Finanzas y Precios, aprobada el 26 de enero de 2017, reconoce los precios máximos de acopio, de compra y minoristas de productos agrícolas, los cuales se aplican por las entidades estatales y no estatales que participan en la comercialización, excepto en los mercados agropecuarios de oferta y demanda y los arrendados por los trabajadores por cuenta propia.
De acuerdo a lo estipulado por ese documento, a los productos agropecuarios de segunda calidad se les aplica un descuento del 15 por ciento sobre los precios referidos para la máxima categoría y un 30 por ciento para los de la tercera.
Mientras que a los productos de calidad selecta se les puede incrementar hasta un 20 por ciento del precio de acopio, considerando los rendimientos productivos y los recursos financieros disponibles para su adquisición.
Igualmente, se faculta a los presidentes de los Consejos de la Administración Provincial del Poder Popular, incluido el municipio especial Isla de la Juventud, así como a los jefes de la Administración Provincial de Artemisa y Mayabeque, a decidir excepcionalmente y de manera fundamentada que en algún mercado no se apliquen los precios aprobados en la Resolución. También pueden incorporar a lo dispuesto en dicho documento otras formas de comercialización, en la medida en que estén creadas las condiciones logísticas y de abastecimiento.
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