La transfiguración de las presas espirituanas en apenas 72 horas explica por sí sola la intensidad de las lluvias acompañantes del huracán Irma
Sacian la sed embalses de Sancti Spíritus (+video)
Crecida del río Zaza llegó a casi 16 metros de altura
Cualquier forastero que intentara llegar hasta la pintoresca ciudad de Trinidad en las últimas horas muy bien podía pensar que la presa Agabama, de la que tanto se ha hablado desde hace más de 30 años, había sido construida en los predios del antiguo central FNTA, en el Valle de los Ingenios, y no en la zona de Méyer, donde verdaderamente está proyectada.
La laguna creada en la intersección de los ríos Ay y Agabama con la ayuda del Circuito Sur, que hace las veces de dique de coención a lo largo de varios kilómetros, no solo sepultó los platanales, las áreas cañeras y los potreros del lugar, sino que obligó a evacuar a los pobladores de varias comunidades aledañas ante el peligro que representaba el exceso de las inundaciones.
«Aquí el Gabo se habría dado banquete», comentó a este reportero una vecina de Caracusey, quien tras su regreso de Sancti Spíritus, donde se había refugiado durante el paso del ciclón, se reencontró, según ella, con «los aguaceros macondianos» que el Premio Nobel de Literatura retratara magistralmente en su novela Cien años de soledad.
La crecida del Agabama, sin embargo, no fue excepción, sino regla tras desatarse las precipitaciones asociadas al paso del huracán Irma por el norte de la provincia espirituana, las cuales en cuestión de unos tres días transfiguraron para bien el paisaje del territorio, donde todavía en la tarde de este martes se reportaban escurrimientos notables.
Aunque los acumulados más significativos se reportan en Cabaiguán y Tuinucú –755 y 520 milímetros, respectivamente, en lo que va de septiembre– en la concreta las lluvias mojaron la sequía espirituana de norte a sur y de este a oeste, como prueban los registros pluviométricos en diversos puntos del territorio: 492 milímetros en Topes de Collantes, 482 en Méyer, 452 en Santa Lucía y 442 en Banao.
Si bien los restantes ríos de Sancti Spíritus no compiten en dimensión con el Zaza o el Agabama, esta vez se registraron crecidas espectaculares lo mismo en el Jatibonico del Norte que en el Jatibonico del Sur, el Tuinucú, el Cayajaná, el Yayabo, el Banao, el Higuanojo, el Caracusey, el Unimazo y el Táyaba, los últimos siete con nacimiento en la cordillera del Escambray.
Fuentes de la delegación provincial del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en Sancti Spíritus ilustraron la magnitud del diluvio con una cifra sumamente reveladora: en los primeros 11 días de septiembre la provincia acumula como promedio 428 milímetros, equivalentes al 203 % de la media histórica para el noveno mes del año.
LAS PRESAS NO PUEDEN CON LA CRECIDA
Horas antes de que el huracán Irma asomara su nariz por el oriente cubano, las presas de Sancti Spíritus acumulaban apenas el 18 % de su capacidad, un índice deprimente para la temporada, que había puesto a rezar más de una vez a los arroceros de Sur del Jíbaro, dependientes de la Zaza, y que mantenía en ascuas a los pobladores de Jatibonico, que se abastecen de la Lebrije.
Peor estaban los ganaderos de Aridanes, una llanura costera de Yaguajay, famosa por la prosperidad de sus rebaños vacunos, donde durante muchos meses fue preciso abastecer con pipas a miles de cabezas de ganado, las mismas que hoy están tratando de sobrevivir entre los pantanos sin fondo que ha abierto esta primavera de tres días.
Según contó a Granma el ingeniero Alberto Eirín, delegado del INRH en Sancti Spíritus, en poco más de 72 horas los embalses espirituanos han subido su acumulado hasta un 82 % y seis de ellos se mantienen aliviando: Tuinucú (110 %), La Felicidad (113), Higuanojo (102), Siguaney (127), Aridanes (116) y Banao II (111).
El show como casi siempre se lo roba la Zaza, que con las lluvias de los últimos días ha incorporado más de 600 millones de metros cúbicos a su barriga y se mantiene recibiendo los escurrimientos de una cuenca extensa y próspera –la segunda mayor del país con 2 413 km2– que incluye los municipios de Placetas y Remedios (Villa Clara) y Yaguajay, Cabaiguán, Fomento, Taguasco y Sancti Spíritus, en esta provincia.
La inyección de ahora resultó significativa, pero según Eirín no compite con la recibida por el mayor embalse de Cuba a propósito de las intensas lluvias de mayo del 2012, cuando la represa incorporó 107 millones de metros cúbicos solo entre las cuatro y las seis de la mañana del 25 de mayo.
SACARLE TRIGO AL AGUA
La metamorfosis ocurrida en los embalses espirituanos, algo que la provincia pedía a gritos desde hace meses, no debe servir únicamente para colorear el paisaje, mucho más después del efecto devastador de Irma que reclama una inmediata respuesta productiva.
Orlando Linares, director de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, no ha esperado a que se aclaren las aguas de la Zaza para reprogramar los planes productivos de la entidad, la más importante del sector agrícola en la provincia y reconocida entre las punteras del país tanto por sus volúmenes productivos como por la diversificación de sus ventas. «Claro que podemos y tenemos que sembrar más arroz», le dijo a Granma hace solo unas horas.
En recorrido de trabajo por varias entidades agrícolas de la provincia, José Ramón Monteagudo Ruiz, presidente del Consejo de Defensa Provincial, constató los daños del meteoro en toda la geografía espirituana, pero reconoció que la disponibilidad de agua lo mismo en los grandes embalses que en las micropresas y los tranques representa un compromiso adicional para los agricultores de Sancti Spíritus.
Por su parte, a la hora del recuento, Yusliadys Lorenzo, subdelegada de Recursos Hidráulicos en la provincia, lanzó un mensaje válido para todos los consumidores del territorio: «El beneficio dejado por el ciclón a las presas debe ser aprovechado con racionalidad».
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