Una restauración capital a este inmueble del municipio espirituano de Taguasco con un estado deplorable durante 17 años permite que hoy exhiba una imagen y confort adecuado
El grupo musical Órbita V, uno de los exponentes del movimiento de artistas aficionados del municipio de Taguasco, aún no puede creer las condiciones constructivas que posee su máxima guarida, testigo a partir de ahora de su crecimiento profesional. Y es que tras 17 años con un estado deplorable, en el mismísimo corazón de la ciudad cabecera de ese municipio se erige con lozanía la Casa de la Cultura Almira Campos Brito.
Paredes resanadas, pintura fresca de color verde, marquetería nueva, baños azulejados, un escenario amplísimo y aulas confirman las nuevas potencialidades de la institución, resurgida de sus propias cenizas, cual ave Fénix, gracias a las inversiones realizadas con el aporte del presupuesto de las direcciones de Cultura y arte municipal y provincial, así como por el financiamiento llegado de las manos del gobierno de ese territorio con el empleo del uno por ciento del presupuesto local.
De acuerdo con Gisela Hernández Martínez, directora del centro, con la apertura del inmueble se cumple con una añoranza del pueblo de Taguasco y de esa forma se fortalece el trabajo del movimiento de artistas aficionados.
“Se acondicionaron espacios para la realización de los talleres que imparten nuestros nueve instructores de arte. Antes debían hacerlo en las escuelas y ahora pasada las 4:00 p.m. se programarán los horarios para que todo el que desee insertarse al mundo artístico lo haga”, añadió.
Además de cumplir con su principal objeto social: la formación del movimiento de artistas aficionados, la Casa de la Cultura Almira Campos Brito será sede de otras actividades.
“Queremos aprovechar que la wifi instalada al frente llega hasta nuestro patio para atrapar a las nuevas generaciones y así proponerles acciones culturales con calidad. No podemos dejar escapar esa potencialidad. Incluso, visitaremos localidades cercanas para llevar el quehacer de nuestros instructores a aquellas personas que no pueden o no se motivan a llegarse hasta aquí”, añadió.
Como sucede en la mayoría de los centros culturales, la Casa de Cultura de Taguasco, cuenta con un discreto número de instrumentos para impartir los talleres.
“Tenemos una guitarra y un piano que debemos arreglar. Afortunadamente, nos enviaron con la reconstrucción dos televisores modernos y mientras mejoramos en ese sentido deberemos intercambiar como hasta ahora los recursos pertenecientes al sector educacional”, dijo.
Igualmente, Hernández Martínez reconoció que sin la colaboración de su colectivo de trabajo no hubiese sido posible culminar las intensas jornadas de labor.
“En un futuro ampliaremos en la segunda planta otros locales para ganar en condiciones y todo ello revertirlo en la madurez de nuestro movimiento de artistas aficionados”, explicó.
La nueva imagen de la Casa de la Cultura Almira Campos Brito, nombre asumido en el año 1999, a fin de honrar a una artista y pedagoga en la identidad musical de Taguasco, agasajó el aniversario 64 de los aniversarios de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
“El reto es cuidarla y hacer de esta institución una verdadera joya cultural”, concluyó su máxima directiva.
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