En nombre de los vecinos de su cuadra, todos aquejados por la misma molestia, según refiere ella, escribe a esta columna Olga Hernández Nieves, residente en la calle Tomás Pérez Castro No. 106, en Cabaiguán. Aunque no especifica entrecalles, resulta harto elocuente en su denuncia.
Cuenta la lectora que justo en ese tramo de vía, estrecho a más no poder, sin que se supiera quién lo dispuso apareció un buen día no tan lejano la piquera de máquinas de alquiler, antes enclavada en la Terminal de Ómnibus. “Los choferes alegan que los ‘piratas’ estaban ‘ligando’ el pasaje en la esquina de la calle de la Virgencita y el personal dispuesto a viajar no llegaba a la terminal, ya que los ‘piratas’ cobraban a 10 pesos y los otros a 15. Ahora todos cobran a 10 pesos”.
De acuerdo con lo expuesto por la remitente, en su cuadra no caben las máquinas y a ellas se suman los camiones que van hasta allí también a cargar pasaje. “No puedes caminar por la acera, ya que los vehículos se encaraman en ella, tienes que ir por la calle y es peligroso. Hay una gasolinera en la esquina, un punto de venta de petróleo, otro de vender pan, el establecimiento de Frutas Selectas, el puesto de viandas y no faltan quienes, por falta de un baño público, hacen sus necesidades allí”, describe.
A todo eso se enfrentan, apunta, no solo los vecinos y transeúntes, sino también los niños que se dirigen a la escuela Tomás Pérez Castro. “Teniendo una terminal de ómnibus en la que antes fue de trenes, inmensa explanada asfaltada que no molesta a nadie, con baño además, ¿por qué tenemos que soportar aquí la piquera de máquinas de alquiler?”, pregunta Olga.
PARAÍSO CON MEJOR SUERTE
Consecuente con el criterio de que este espacio no se concibió solo para cuestionar, sino también para elogiar, agradecer, comentar o sugerir, Florencio Rodríguez Simón da cuenta, desde la comunidad de Paraíso, en el propio Cabaiguán, de la desobstrucción del viaducto que bajo la vía férrea impedía el paso peatonal y la salida del agua de lluvia.
Cuando a finales de agosto del pasado año este medio de prensa publicó un reportaje sobre el tema, donde se advertía acerca de serios peligros de accidentes sobre los rieles, Florencio aportó razonamientos valiosos. Nadie se pronunció al respecto entonces, pero alegra saber ahora lo que informa el lector, a cargo del teléfono público de ese asentamiento.
“El arreglo del paso peatonal demoró, pero saber esperar, como dijera el más universal de los cubanos, es un gran talento (…). Ya no hay que cruzar por encima de la línea. Ahora, unámonos y démosle mantenimiento periódico para que esto no ocurra más. Quienes vivimos en la comunidad estamos llamados a ser eficaces vigilantes para que otros no logren, a fuerza de sacos de basura, tupir la salida del agua.
“Agradecemos y felicitamos a todos los que participaron en las labores. Este era el problema más viejo de la circunscripción y constituía un riesgo permanente que ojalá no vuelva a aparecer”, concluye Florencio.
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