¿Por qué parte de los propios dividendos que ingresa el municipio al presupuesto del Estado no se revierten en la mejoría del semblante empañado de la ciudad?
“A la basura de este pueblo le construirán pedestales dentro de poco. Vivir para ver”, resolvía un colega de profesión, en tono de chanza y a la vez muy en serio, mientras describía cómo las bolsitas anudadas pululaban en la esquina de su casa y embriagan el vecindario con la fragancia de los desperdicios.
Parece que alguien conjuró “hágase el churre” e, inmediatamente, una nube de desechos llovió por estos lares. Tal vez, las jabitas de nailon y las bolsas llenas de lo inservible quieren integrarse al patrimonio de Trinidad porque la mayoría de los cestos en el centro histórico sufrieron la misma suerte de la juventud, divino tesoro: se fueron para no volver.
Que todos los organismos erijan un frente común en estos momentos para embellecer el rostro ensuciado del terruño no es más que el resultado del vertiginoso crecimiento de un fenómeno no cercado en tiempo y forma. No se precisaban dotes cartománticos para dilucidar que el movimiento telúrico de visitantes desembarcando por vía aérea, terrestre y marítima, amén de propiciar dividendos y bonanza, acarreaba también fenómenos colaterales como el incremento de basura. La avalancha se asumió sin una infraestructura coherente. Falta de previsión, le dicen.
Casas de alquiler, restaurantes, cafeterías, ampliaciones y remodelaciones de viviendas le crecieron a la urbe en un santiamén, cierto. Mas, a la misma velocidad aumentaron también los salideros en las calles y todavía la inversión de Acueducto marcha al pasito de la bibijagua, crecieron las indisciplinas sociales, los centros estatales dedicados a la recreación turística y la inmigración de quienes, procedentes de algún lugar de La Mancha, diría Cervantes, llegaron para buscar fortuna cerca del mar y del monte. Culpas repartidas tocan a menos.
El dato más actualizado ofrecido por funcionarios de la Oficina Nacional de Estadística en el municipio arroja un total de 75 648 habitantes, sin contar la población flotante, que ha llegado hasta 15 000 turistas en una jornada, tal cual ha publicado este medio de prensa. Ecuación simple: más población, más basura generada.
El dato más actualizado ofrecido por funcionarios de la Oficina Nacional de Estadística en el municipio arroja un total de 75 648 habitantes, sin contar la población flotante, que ha llegado hasta 15 000 turistas en una jornada, tal cual ha publicado este medio de prensa. Ecuación simple: más población, más basura generada.
Pedro Orlides Muñoz Yznaga, director municipal de Servicios Comunales, ilustra que actualmente Trinidad genera cerca de 340 metros cúbicos diarios de basura; a veces, alcanza los 500 metros cúbicos. “El municipio promedia alrededor de 1.9 kilogramos por habitantes/día, número muy elevado si tenemos en cuenta que España o Brasil están alrededor de 2 kilogramos por habitantes/día. El centro histórico tiene luz roja”, especifica.
Bien lo sabe Ortelio Rojas, héroe de pulóver raído y rostro curtido por los 62 años, quien amanece a las 5:00 a.m. con la escoba y el recogedor eliminando colillas de cigarro, absorbentes y hasta condones atascados entre las piedras.
Tres años como barrendero en las calles Rosario, Colón y Real, entre las más transitadas, le bastan para concluir: “La suciedad es bastante, aunque debe reconocerse que la gente ya coopera y organiza la basura”.
La limpieza de la villa recae sobre 33 recogedores de desechos y 52 barrenderos; cifras todavía insuficientes. Al cierre de este comentario, ocho plazas de barrendero permanecían vacantes.
La limpieza de la villa recae sobre 33 recogedores de desechos y 52 barrenderos; cifras todavía insuficientes. Al cierre de este comentario, ocho plazas de barrendero permanecían vacantes. “Otro problema es que casi todos sobrepasamos los 60 años —acota Ortelio—. La juventud no quiere barrer. La gente le huye a este trabajo como el diablo a la cruz”.
La acumulación de escombros incrementa el riesgo de que el agente transmisor del dengue establezca hoteles cinco estrellas. Vivian María Caballero Diéguez, directora de la Unidad Municipal de Higiene y Epidemiología, acota que el índice de focalidad ha disminuido en el territorio y no existe transmisión de enfermedades, pero quedan deudas con la cooperación ciudadana.
Por eso miembros del cuerpo de inspección estatal (conocido como los inspectores integrales) se sumaron a los supervisores sanitarios, a partir del pasado noviembre, para acorralar los malos comportamientos a través de la aplicación de multas con cuotas superiores a los 100 pesos. Según la especialista, se han aplicado hasta más de 20 en un día.
El dueño del desecho es quien lo genera, no Servicios Comunales. He aquí otra verdad trastocada, como si la recogida y la limpieza fuera responsabilidad exclusiva de la parte institucional; una parte, dicho sea de paso, a veces limitada desde los recursos.
El dueño del desecho es quien lo genera, no Servicios Comunales. He aquí otra verdad trastocada, como si la recogida y la limpieza fuera responsabilidad exclusiva de la parte institucional; una parte, dicho sea de paso, a veces limitada desde los recursos. La colocación de 18 contenedores —de ellos, 10 ubicados en el centro histórico— y camas ampirrol (las llamadas camas naranjas) intentan devolver bríos.
“Comunales no está barriendo para afuera —aclara Pedro Orlides—. Tenemos ineficiencias relacionadas con el ciclo de recogida porque a veces se nos rompe un equipo, pero Trinidad necesita que la miren de forma diferente. Hace mucho dejó de ser un municipio cualquiera”. Y alude a los reclamos nunca escuchados al Ministerio de Economía y Planificación de asignar cestos de basura, renovación del transporte, etcétera.
Al decir del también máster en Administración Empresarial, un análisis de carga y capacidad demostró que tres camiones especializados contribuirían sobremanera al saneamiento. Actualmente, el cargador destinado al tratamiento final de lo recogido asume también el vaciado de los contenedores. La mecanización influye en la eficacia del proceso.
¿Por qué parte de los propios dividendos que ingresa el municipio al presupuesto del Estado, cifras millonarias, según han declarado los organismos competentes en más de un foro, no se revierten en la mejoría del semblante empañado de la ciudad?
¿Por qué parte de los propios dividendos que ingresa el municipio al presupuesto del Estado, cifras millonarias, según han declarado los organismos competentes en más de un foro, no se revierten en la mejoría del semblante empañado de la ciudad? Convenios con trabajadores por cuenta propia dedicados a la fabricación de cestos de metal podrían dar al traste con la ausencia, en cuadras enteras, de un depósito para verter.
Trinidad merece menos indisciplinas sociales y más cordura, más cooperación y menos indolencia. De cada quien depende que enraíce o no el epíteto burlesco de que Trinidad está a punto de convertirse en patrimonio de la suciedad.
Duele ver como poco a poco nuestra querida Trinidad poco a poco se va convirtiendo en lo que veo a diario en La Habana, como duele verlo acá. Creo que estamos a tiempo de evitarlo, pero es una tarea de todos los que aman la villa con el corazón y no para vivir de ella
considero que este artículo hace un llamado a revertir la situación real que presenta Trinidad de una forma respetuosa, mis felicitaciones para el periodista, el periodismo no es solo para resaltar logros, también debe criticar lo que está mal y emplazar a aquellos funcionarios que no cumplen con sus obligaciones
Plenamente de acuerdo con usted Ruly, la publicación de Carlos Luís Sotolongo Puig pudo utilizar un titulo menos alarmista y más educativo si el objetivo era ayudar, incluso profundizar con las autoridades de algunos elementos como el valor de las inversiones ejecutadas en ese municipio en su vertedero y equipos pesados para su operatividad (eso también debe conocerse) y dominar terminos que aunque no desvirtuan su trabajo si cambian definiciones como “el cuerpo de inspección estatal (conocido como los inspectores integrales) se sumaron a los supervisores sanitarios”, esos no existen, debió referir Supervisores Integrales e Inspectores de Higiene (los inspectores estatales son otra cosa que aplican el decreto ley 100). La propia foto publicada en primera página “Vertederos cinco estrellas” denota una pared recientemente pintada, con los balostres de una ventana imaculados, así como un contenedor donde está inscripto el horario de recogida (denota trabajo), lo demás es desorden e indisciplina administrativa y ciudadana, esta última debió tener mayor lugar en la publicación, no solo en un último párrafo, estimo que a la indisciplina además se le debe hacer un monumento mucho mayor que a la basura… periodista…
Yo creo que usted y «Ruly, el espirituano» deben pertenecer a la misma institución. Seguro trabajan en la misma oficina. Suerte con esa burbuja de cristal en que viven. Cuidado no se les reviente contra el piso.
La solucion al problema de la basura «de la joya de la corona» del turismo cubano, no la busquen a traves de Comunales y su ejercito de burocratas. Con el dinero que recoge el Ministerio de Turismo y la ONAT, bien pudiera privatizarse la recogida de basura, y estoy seguro que en menos de una semana ya habria suficiente personal para tales tareas y mejor remuneradas que en manos del estado. Un trabajo como ese, que es de frente a los microbios, podredumbre y focos de infecciones , no se puede pagar los salarios de miseria que Comunales da a su tropa. RECUERDEN QUE LA BASURA ACUMULADA, DA MAL OLOR Y LOS TURISTAN SE ESPANTAN.
Nada puede trabajar correctamente Charles, los de comunales son los que menos ganan. Tu sabes como se arregla eso, dejas que la empreza de limpieza y recogida de basura sea algo privado y que cada negocio y casa page «una mensualidad». De esta forma le das animo al trabjador de comunales.
me sorprende esta noticia, y no la pongo en duda, y digo, no solo las maximas autoridades del gobierno, me gustaria conocer la opinion de las maximas autoridades del Turismo, y descarto que a alguien se le vaya a ocurrir decir: no es mi problema, que responda Comunales.
Rectifico un fragmento del texto anterior que subí, y lo completo, porque quedó algo a oscuras:
«Por otra parte, ciertamente escasean depósitos para echar pequeñas cantidades de basura en la ciudad, y eso podría resolverse a corto plazo porque la limpieza no solo es imagen. También es salud. Hay que tomar conciencia e invertir en esa situación. En cuanto a la recolección de desechos en el horario vespertino por la ciudad, no siempre se cumple el plan de hacerlo unas tres veces por semana, como está planificado al menos en las calles céntricas. Y algo resuelven esas “camas” anaranjadas. Pero urge un programa a fondo, como el que ya una vez el propio Orlides anunció.»
Concuerdo con Orlides: a Trinidad hay que verla desde otra perspectiva. Si es la «gallina de los huevos de oro», (a estas alturas, ¿alguien lo pone en duda?) y lo que el ámbito turístico aporta se revierte en beneficio de toda la sociedad, ¿cómo se concibe que no haya mayor cantidad de barrenderos? ¿Será solo cuestión de «vocación» o también incide el tema salarial? ¿Está la Unidad de Servicios Comunales de Trinidad, verdaderamente atendida y protegida? Obviamente no. Solo ver los problemas con los camiones de recogida de la parte urbana, muchas veces sustituidos (por la propia obsolescencia de los equipos) por simples carretas, que van dejando basura en las calles, además de no poca fetidez. Y eso que el material no aborda la problemática en las zonas de playa Ancón y La Boca, así como en el área de baño de María Aguilar. Ciertamente eso requeriría otro trabajo, porque por allí, lamentablemente, hay situaciones desastrosas, que no deben permitirse porque empañan esa imagen de hermosura que todos tienen de la Tercera villa de Cuba.
Por otra parte, ciertamente escasean depósitos para echar pequeñas cantidades de basura en la ciudad, unas tres veces por semana, como está planificado al menos en las calles céntricas. Y algo resuelven esas «camas» anaranjadas. Pero urge un programa a fondo, como el que ya una vez el propio Orlides anunció.
En cuanto a las jabitas de nylon, casi es una suerte que las personas las compren para botar sus desechos, teniendo en cuenta que cada una vale un peso, moneda nacional, y creo que ya en ninguna tienda de productos industriales te la dan gratis (como debiera ser), compres lo que compres. Si no te la agencias, es tu problema. Y luego, a reutilizarlas en la basura hogareña. Muy negativo, eso sí, que en la periferia, se dejen regadas, como se ve con frecuencia y se las coman las vacas. Muchas de ellas mueren posteriormente después de no pocos sufrimientos, como ya explicó una reconocida doctora veterinaria.
¿Dónde agenciarse los grandes sacos negros de polietileno que algunos utilizan? ¿De dónde vienen? Que yo sepa, no los venden en ninguna parte. Y cierto que contribuyen, mientras no haya una red de depósitos donde los ciudadanos (y vuelvo a las propuestas de Orlides), puedan echar desperdicios, en dependencia de sus características (cristal, papel y cartón, u otros). Esas ideas no han sido viables, hasta el momento. Como tampoco parece que se cumplen, por diversas causas, las propuestas de barrer en más de una oportunidad al menos las zonas más importantes, entre las que se incluyen el propio Centro Histórico y el actual centro urbano trinitario y calles aledañas, salvo en contadas ocasiones.
Ello no quiere decir, ni mucho menos, que sea Trinidad un ejemplo de ciudad sucia. Si se le compara con otras urbes, esto es el Paraíso de la limpieza. Lo que sucede es que no estábamos acostumbrados a tantas personas comprando, construyendo, haciendo prosperar negocios particulares, y hasta comiendo en la vía pública. Todo ello genera desperdicios. Y que conste que casi todos los turistas están acostumbrados a caminar bastante hasta hallar un cesto apropiado.
El problema no es la arribazón de turistas. Eso nos beneficia a todos. El problema es cómo organizamos (o no) las diferentes situaciones que ello genera. Y a mayor habitantes, a mayor turistas, obviamente, mayor cantidad de desechos. ¿Resolverlo con lo de siempre, a expensas de criticar a Comunales (aunque tenga sus propios problemas por resolver y no pueda verse ajena a esta situación) y exponer la imagen de Trinidad como la ciudad de la suciedad? No. Y la aplicación de multas no va a ser la varita mágica que quite el problema de en medio. A este problema hay que entrarle con la manga al codo. Y sería bueno que las principales autoridades se pronunciaran, incluida la Oficina del Conservador, que no puede desentenderse de esta problemática.
Valen, pues, los criterios del director de la entidad aludida. Probablemente sus propuestas organizativas, concebidas para una ciudad que tiene características especiales, hayan caído en saco roto… esos mismos que, algunos vecinos, tienen a mano para resolver sus problemas, y cuando pasa el carro, «adornan» las calles, hasta que al siguiente día, pase el barrendero… y tampoco todo lo resuelva…
Partiendo de la concepción martiana de que ¨La palabra es para encubrir la verdad, sino para decirla¨ hago este comentario al respecto, me hubiese gustado leer la opinión al respecto de las autoridades del gobierno municipales, las que evidentemente el autor no tuvo en cuenta, o es que las consultadas estarán mejor informadas, además el titulo pudo ser menos alarmistas, he visitado la villa y no he apreciado esa gran suciedad que aquíse lee. me parece que para ser un comentario como este había que hacer una gran preparación previa, y estoy seguro que entonces si sería un gran articulo.¨ El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!¨
Quisiera conocer al periodista que hizo el árticulo, solo para estrecharle la mano, porque realmente dijo la verdad. Además, no creo que hayas venido por aca, y si viniste te taparon los ojos, porque Trinidad es hoy un vertedro: las calles estas super sucias; yo quisiera poderle decir a Ud, que leea bien el árticulo porque en ningún momento se le echa tierra a las entidades encargadas de la limpieza, para nada, al menos fue lo que entendi.
Para citar a Martí hay que saber de él y creo que la frase correcta es «La palabra NO es para encubrir la verdad, sino para decirla¨
Yo diría, citando al propio Martí: “La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía”.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero si ese ciego, además, luce como un funcionario del gobierno a cualquier escala, peor todavía, porque se supone que debería ser el primer interesado en ver los problemas. A usted, «Ruly», solo lo han llevado en Trinidad a casas de visita.
Ruly con todo respeto el vino de Plátano si sale amago se lo toma usted por que yo lo vuelvo a hacer hasta que tenga el sabor que debe tener…..y cuando salga bueno entonces es mi vino…allá usted si se quiere quedar con el amargo…. FELICIDADEZ para el periodista, ese es el verdadero periodismo, el que no complace a los complacientes que viven en una caja de cristal
Pues para mi fortuna si conozco al periodista que escribió el artículo y no solo por encontrarme entre sus amistades puedo asegurar que profecionalidad es lo que le sobra a este trinitario que ve como tantos otros jóvenes lo que está sucediendo en la «Hermosa Villa» y no le es indiferente sino que tampoco tiene miedo a decirlo. Es triste la verdad que a pesar del explendor que desde hace unos años le está volviendo a Trinidad, la suciedad de adueñe del entorno, todos lo vemos pero queda ahi, en verlo. Si usted RULY ha estado por acá y no lo ha visto es porque no ha querido o porque no han querido enseñarselo porque desgraciada eso es lo que sucede en la Tercera Villa.
Cosas como estas no pueden pasarnos. Trinidad es hoy Cuba para gran parte del mundo y si esa es la imagen que se lleva el turista que podemos esperar ….. que regresen ??????