De pobre puede calificarse la actuación de Cuba en la recién concluida cita del atletismo en Londres
Desde que Usain Bolt dejó pasmado a un estadio entero y a millones de espectadores en todo el orbe con su bronce inacostumbrado de los 100 metros, ya el Mundial de Atletismo de Londres no fue lo que pretendía ser; trabajo le costó para enderezar sus atractivos y llenar los graderíos.
Y es que el jamaicano es —o era— el principal espectáculo de las pistas atléticas, tanto por ser el rey absoluto de la velocidad con sus récords mundiales y la andanada de títulos, como por lo carismático de su carácter y la humildad de su proyección social.
Pero no es de Bolt de quien hablaré, aunque él justifica un libro. Es sobre Cuba y la peor cosecha de su historia, mucho más por hacerlo en un evento que, en líneas generales, resultó opaco en marcas. ¿El resultado? Una sola medalla bronceada y un pésimo escaño 38 por preseas, aunque por puntos se ubicó en el 14.
La preocupación sería menor si este saldo no marcara una tendencia de los últimos eventos múltiples como Olimpiadas, Panamericanos e incluso Mundiales, donde realidad y expectativas se han divorciado, al parecer, a muerte. Recordemos que en Río 2016, con una delegación de 41, solo la discóbola Denia Caballero pudo subir al podio con un bronce.
La inquietud también es porque asistimos al inicio de un ciclo olímpico en el que Cuba centra sus aspiraciones en un deporte con diversidad de opciones para ganar medallas. Mas, este Mundial ya no debía sorprendernos. Es conocido que previo a estas citas nuestros atletas se comen el mundo con sus marcas en eventos nacionales e internacionales, incluidas las Ligas del Diamante. Luego, con el cambio de traje en el evento principal del año, no solo se van sin medallas, sino que se quedan lejos de sus cotas personales.
De esta manquedad se salvó Yorgelis Rodríguez, todo carácter y seriedad en su desempeño. Aunque se fue sin preseas, hizo lo mejor de su vida en el heptatlón, con récord nacional de 6 594 puntos. Y de ello se trata, de la superación personal, de realizar en el momento justo su mejor desempeño. Eso la afición lo respeta.
Pero Yorgelis es, lamentablemente, la excepción. Como decepcionante se inscribe la actuación de las discóbolas, reales aspirantes a medalla, aunque se entienda que irían detrás de la fenomenal Sandra Perkovic, una mujer que se reserva para eventos cumbres. Yaimé Pérez llegó con lo mejor de la temporada y récord personal de 69.19 metros y aquí tiró más de 5 metros por debajo. Denia, campeona del 2015 y bronce olímpico, solo tuvo un disparo sobre 64 metros, 6 por detrás de su récord personal, conseguido hace apenas dos años.
El bronce de Yarisley tiene su brillo no solo por ser la única marca en el medallero, sino porque pudo mantener su presencia tradicional en el podio, aunque su salto de 4.65 metros estuvo lejos del 4.81 que saltó a mediados de junio, cuando lideraba la Liga del Diamante.
Lo de los triplistas fue más de lo mismo. Se comen el cajón con marcas de renombre y luego suele sucederles lo que a Cristian Nápoles, Andy Díaz y Lázaro Martínez, los tres por debajo de sus marcas personales esta vez, con algunas de las cuales hubiesen conseguido al menos un bronce si vemos el 17.19 con que ocupó el tercer puesto el portugués Nelson Évora, pues objetivamente les eran inalcanzables los 17.68 de Christian Taylor y los 17.63 de Will Claye, ambos estadounidenses.
Unos dicen que es la presión y ello es entendible, pues le sucedió al mismísimo Bolt en la emoción de la última carrera de su vida. Le sucede a otros porque además no siempre se puede ganar, pero cuando la recaída es general, algo más que los nervios deciden. ¿Se presionaron otra vez la mayoría de los 22 deportistas para que solo en cuatro eventos se lograran mejores registros, como los relevos 4×100 y 4×400 masculino, la maratonista Dailín Belmonte y Yorgelis? ¿No saben acaso los atletas que vencer bajo presión es, justamente, lo que hace la diferencia en su grandeza?
En un Mundial sin marcas, menos de la mitad de los atletas cubanos (nueve) lograron ubicarse entre los ocho primeros. A algunos les faltó el extra a lo Iván Pedroso o Ana Fidelia Quirot. No desconozco que otros elementos pesen. Y pienso en que la falta de fuerza para definir pudiera estar relacionada con carencias nutricionales de los atletas en toda su fase de formación, pues se sabe que no siempre la alimentación es la más adecuada, no obstante todos los esfuerzos del país para garantizar este aspecto.
No excluyo tampoco la ausencia de una pista con decoro en el principal centro del alto rendimiento del país, donde tampoco abundan los recursos al nivel de la exigencia internacional en que hoy se compite y hasta la falta de roce, aunque quienes mejoraron sus marcas no asistieron, como regla, a más de un evento previo. Para que no sea la percepción de una inexperta, indagué con varios especialistas deportivos y muchos coincidieron en algo: posibles problemas en la planificación del entrenamiento para la principal cita del año. Así ha sucedido otras veces: reyes en el año, mendigos en Mundiales.
En fin, en este evento deslucido que terminó como empezó, con Bolt en el fiasco del relevo, Cuba puso sus bostezos. Mas, para no ver al evento con una sola lupa, hay algo esperanzador: la inmensa mayoría de los asistentes son jóvenes que se han impuesto en sus categorías cadetes y juveniles y que, por ende, en ese lapso olímpico deben halar a Cuba en los eventos múltiples que median de aquí a Japón 2020.
Habrá que velar por que no se malogren como otros tantos que no rebasan gradualmente sus registros. Y que no se marchen para competir, como ahora, bajo otras banderas.
Si Elsa: es más de los mismo. Ya tengo mis opiniones críticas del deporte cubano en general y no voy a ponerlas acá ahora. Sin embargo agrego un detalle. Vi en estos días un comentario curioso sobre la España que se presentó con varios ex-atletas cubanos y un equipo para discutir….El periodista (español claro)se refería a que lo mejor alcanzado había sido un cuarto lugar, nada mas. protagonismo nulo para los que renegaron a su bandera. Mas decepcionante para mi fue ver a Copello abrirse su camiseta para ensenar la bandera azerí y señalar a la cámara. Un mundial para olvidar. No pedimos a los atletas que se suban al podio pues los demás países también se, preparan y roban atletas. Pedimos que se superen ..que reserven sus mejores marcas para el evento fundamental..que lo entreguen todo. Recuerdo a una de las integrantes del relevo 4 por 400 cubanos de Rio diciendo que habían corrido allá para tomar experiencia que lo bueno vendría en Tokio. Me pregunto quien va a una olimpiada a coger experiencia. Algo anda mal en nuestro deporte..muchos indicios apuntan a ello….solo me despido con uno: Cuando nuestro flamante campeón olímpico Mijail López emitió su saludo, ademas de a su familia, aquien seleccionó?: » A mi gente en Varadero a mi gente en Cayo Coco» …no fue a mi gente en la Herradura.
En mi opinion eso de los puntos solo sirve de consuelo a la mala actuacion del atletismo pues lo que en realidad buscan los atletas son las medallas:Jamas he oido decir que algun deportista es muy bueno por que acumula un monton de puntos y si por las medallas conquistadas.Eso de los puntos esta bien para estadisticos,entrenadores y dirigentes deportivos.No creo que Etiopia,Uganda,Burundi y muchos mas que estan por encima de Cuba en el medallero ,tengan todos condiciones y entrenadores superiores a nuestro pais..Pero eso es solo mi humilde criterio y a lo mejor,como afirmo algun troll,no tengo suficiente inteligencia pero al menos tengo mi propia opinion