La solidaridad decidida con la patria de Bolívar y Chávez es un apoyo militante y total de pueblos y gobiernos ante la arremetida de la reacción continental liderada por Estados Unidos
El núcleo duro de la izquierda latinoamericana y caribeña agrupada en el ALBA-TCP dio todo su apoyo a la hermana República Bolivariana de Venezuela durante el XV Consejo Político de la organización, celebrado recientemente en La Habana en momentos en que Estados Unidos, la reacción interna y las oligarquías del continente se ciernen con empecinamiento destructivo sobre la patria de Bolívar y Chávez.
La guerra desatada contra la Revolución chavista está, quizá, en su punto más elevado, al que solo falta la invasión militar directa de los Estados Unidos y sus cómplices de la OEA, como intentaron hacer esas oligarquías en abril de 1961 contra Cuba, que primero demonizaron a la Revolución cubana por medio de una feroz campaña de prensa, al tiempo que intentaban asfixiarla económicamente, para luego agredirla políticamente desde ese ministerio de colonias, como paso previo a la invasión mercenaria.
Ya se sabe cómo terminó aquella aventura, frustrada en menos de 72 horas por el pueblo cubano hecho milicias y soldados rebeldes, y el chasco de un gobierno provisional en el exilio que nunca llegó a Cuba ni pudo gobernar un minuto, como no fuera en el local donde se reunió en la base floridana de Opalocka, donde lo tenían confinado los yanquis.
La comparación viene al caso porque contra Venezuela han enfilado todo su arsenal Washington y compañía, utilizando como pivote central el secretario general de la desprestigiada OEA, el renegado excanciller del Gobierno del ¿izquierdista? Frente Amplio de Uruguay, Luis Almagro, heredero inconstante del extinguido movimiento Tupamaro.
El señor Almagro ha desplegado toda su maldad y doblez para lograr la aplicación de la llamada Carta Democrática a Venezuela, paso previo a la preparación de acciones militares que en un momento dado emprendería Estados Unidos con su Comando Sur, auxiliado por los serviles gobiernos de derecha del continente, para cambiar el régimen elegido en las urnas por el pueblo morocho.
Sin embargo —lo recordó el Presidente Nicolás Maduro—, Venezuela ha salido victoriosa de la batalla librada en la nefasta organización, defendida por 12 naciones presentes en esta cita del ALBA en la capital cubana y algunos otros estados del área, mientras los regímenes oligárquicos como son los de Perú, Argentina, Brasil, Colombia, Paraguay y México —entre otros— daban su apoyo a la maniobra destructiva liderada por el Imperio.
En la Declaración del XV Consejo Político del ALBA-TCP se da todo el apoyo político y moral a Venezuela y se exige a la OEA respeto para su pueblo y su gobierno, al tiempo que le recuerda a ese engendro surgido en 1948 en Bogotá, Colombia, toda su historia de ignominia en el sostén a golpes de estado, dictaduras y agresiones contra regímenes progresistas en el centro y el sur de la Patria Grande.
Este Consejo Político tuvo lugar a pocos días de la trascendente victoria del candidato del partido Alianza País, Lenín Moreno, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador, que rompió, al menos de momento, el ciclo nefasto de restauración neoliberal en la América nuestra, preservando la unidad de la alianza de izquierda progresista forjada en el 2004 por Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Frías.
Tan importante victoria de los correligionarios del mandatario saliente, Rafael Correa: el binomio Lenín Moreno-Jorge Glas, ha sido como el clásico balde de agua fría sobre los cerebros calenturientos de la derecha recalcitrante del continente y un segundo aire, un refuerzo, para los seguidores de Simón Bolívar y José Martí al sur del río Bravo.
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