El verano despega oficialmente este primero de julio en toda la geografía cubana con diversidad de opciones culturales, deportivas y gastronómicas
El verano se clona con una facilidad increíble. A la vuelta de 10 meses retorna con puntualidad extrema; aunque, desde muchas semanas antes, las autoridades gubernamentales e institucionales se ven las caras un sinnúmero de veces para delinear un programa estival, que conecte realmente —no solo en papeles— con los gustos de los diversos públicos.
Por ahí anda, al parecer, uno de los principales desafíos de los organizadores, en particular de las comisiones provincial y municipales de recreación, porque, reconozcámoslo, hasta en nuestras casas, donde somos cuatro gatos —si los comparamos con los habitantes de la provincia completa—, resulta difícil complacer a todos al planificar algo.
En toda Cuba arranca este sábado el verano, una especie de oasis de esparcimiento para muchos, que tiene como orillas el fin del curso escolar y el inicio del otro año académico. Podría comprenderse, entonces, por qué buena parte de las propuestas van dirigidas a los niños, adolescentes y jóvenes.
Sin embargo, habría que preguntarse hasta qué punto, a la hora de idear y planear las acciones recreativas, las instituciones y organismos involucrados apelaron a alguna vía de retroalimentación para conocer determinadas opiniones previas de ese público, y de esa forma, concentrar los recursos disponibles donde rindan más.
No abogo por consultar cada propuesta, pero un programa veraniego no debe concebirse solo a partir de los gustos, las preferencias y las mejores intenciones de directivos, funcionarios, especialistas y técnicos, o de lo que ellos creen que piensan los posibles asistentes a las actividades. ¿Quién tira la primera piedra y asegura que ello no haya ocurrido en cierto momento?
Si de algo no carece el plan para este período vacacional en Sancti Spíritus es de la diversidad de opciones culturales, deportivas, gastronómicas… Pero diversidad no se traduce automáticamente en buena calidad.
Por los siglos de los siglos, han aparecido como fantasmas sempiternos el comienzo de las propuestas a deshora, flaquezas organizativas —como en el aseguramiento logístico no oportuno— y la creatividad a mitad de camino, constatable en actividades que se repiten de un año a otro, sin una pizca de novedad. Es por ello que, conocedora del terreno que pisa, la Comisión Provincial de Recreación ha insistido en deportar al más allá tales desaliños, que echan por la borda lo concebido.
Con ese propio ente habría que coincidir en que no quede ningún cabo suelto en la organización de lo que para muchos coterráneos es el clímax del verano, la celebración de los carnavales, previstos del 22 al 26 de julio en la ciudad cabecera, del 4 al 6 de agosto en Cabaiguán y del 18 al 20 de ese propio mes en Yaguajay.
Hablo de clímax y concuerdo en la idea. No pocas familias, ante la imposibilidad financiera de acceder a un hotel, guardan sus ahorros para estos festejos populares, donde confluyen la música, las ofertas gastronómicas y de bebidas y los juegos para niños. Visto así, todo lo que se haga para garantizar su organización y calidad debe parecer poco.
En otro elemento quizás converjamos ustedes y este servidor: la opción del Campismo Popular sí es más accesible al bolsillo de los espirituanos. Cerca de 14 000 vacacionistas deben totalizar las seis instalaciones del territorio en la etapa, anunció semanas atrás la dirección de la entidad, que ojalá haya solucionado las inquietudes de los clientes formuladas el año anterior, principalmente en Manacal, Trinidad. Así podría iniciarse el verano con el pie derecho.
Como siempre hay desafíos, me permito subrayar dos: convertir realmente a los Consejos Populares y al barrio en el centro de atención a partir de los espacios existentes en la comunidad y llevar, en lo posible, propuestas de esparcimiento a los asentamientos más alejados de las cabeceras municipales.
En este último caso, los ejemplos, si bien no sobran, tampoco faltan. Y pienso ahora mismo en la XXIII Cruzada teatral Por la ruta del Che, cuya tercera y última fase, fijada del 8 al 13 de agosto, recorrerá asentamientos de La Sierpe, Jatibonico y Taguasco.
Como la naturaleza nos dotó de la elemental capacidad de discernimiento, podríamos coincidir, además, en que todas las propuestas recreativas no deben venir por la “canalita”, es decir, desde lo institucional. El disfrute es, ante todo, una decisión de cada persona, y, por ende, cada quien debe inventarse sus propias opciones. Aclaro, con ello no minimizo la responsabilidad estatal.
El verano despega oficialmente este primero de julio. Hagamos votos por que las ofertas estivales sean promovidas oportunamente, por que la improvisación no las desluzca, por que cada quien asuma lo suyo, más aún el control a tiempo. En otra cuestión podríamos converger todos: las vacaciones no son para amargarse la existencia.
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