Fomento será por siempre el escenario ideal para imaginar, diseñar, pensar y soñar en el teatro de quienes lo hacen solo por amor
Fomento respira aires del mundo de las tablas. Su parque, calle central, algunas comunidades alejadas, casas y varios centros de trabajo se han convertido en perfectos sitios hasta donde han subido a escena obras diversas, llegadas de diferentes puntos de la geografía nacional. Bajo esa idea y con el aplauso sincero del público, se descorrieron las cortinas del XXVIII Festival de Teatro Aficionado Olga Alonso.
Considerado como el único de su tipo sobreviviente en el país con el objetivo de permitir la presentación y concurso del quehacer del movimiento, gestado en casas de cultura y centros estudiantiles y de trabajo, la cita acoge en competencia 16 proyectos, 20 invitados y cerca de una decena de colectivos infantiles que apuestan en cada edición por regalar su quehacer al público asistente.
Ese ámbito de confrontación-aprendizaje ha distinguido siempre al encuentro, según Juan González Fiffe, director de Teatro Andante, procedente de Granma y miembro del jurado.
“Es casi un milagro que en Cuba aún exista un evento que reconozca a quienes hacen el teatro solo por amor. Hemos visto propuestas de mucha calidad y eso le imprime un rango a la escena nacional. Con este festival se evidencia que aún no se ha muerto un gran sueño: que la cultura puede llegar, verdaderamente, al alcance de las personas que tienen vocación o necesidad de hacerla, aunque no se dediquen a ella de manera profesional”, añadió.
Precisamente, el festival, como verdadero homenaje al trabajo de la instructora que le imprime su nombre, Olga Alonso, fallecida un día como hoy, pero en el año 1964 en uno de los parajes de la serranía fomentense, trasciende los límites de las instituciones y va a la calle de la cabecera municipal y toca las comunidades más intrincadas.
“Nos encanta esa experiencia, pues llevamos el teatro a donde las personas no pueden acceder de forma natural al escenario. Por ello, regresamos a nuestros lugares de origen con mucha experiencia, además de los intercambios teóricos que siempre nos llegan de las personalidades que nos acompañan”, refiere el avileño Juan Alberto Iglesia Sierra, Premio Nacional Olga Alonso.
Precisamente, en esta edición los talleres se dedicaron a la relación del actor y la calle y a la animación de títeres, impartido este último por el Premio Nacional de Teatro, René Fernández Santana, presidente del jurado, considerado como una de las grandes propuestas de esta edición por la valía de cada uno de sus integrantes.
“Los instructores cubanos se mueven en una zona muy importante de la cultura y, sobre todo, como elementos socializadores. En esta, mi primera vez en Fomento, he descubierto a un pueblo que respeta bastante lo que pasa en la escena y eso dice mucho de su espíritu, así como que se nota un profundo sentimiento de amistad, cooperación entre quienes asisten, compitan o no, algo que muchas veces no está en el mundo profesional”, considera el director de Teatro Papalote.
Justamente, esa cofradía teatral ha sido muy beneficiosa para los integrantes del grupo Polichinela, procedente de la comunidad taguasquense de Siguaney, quienes con solo ocho y nueve años de edad disfrutan de cada aplauso y enseñanza del resto de sus colegas.
“Es una idea genial, pues nos sentimos como una gran familia, sobre todo porque nos permite tomar referencia para saber qué se hace en otras partes de Cuba. Aunque no competimos, sí se nos da la oportunidad de regalar nuestro arte”, considera Elizabeth Valdés Rodríguez, su directora.
Y aunque con mucho más tiempo de vida que ese colectivo infantil, los jóvenes del proyecto Olga Alonso, procedente de la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, reconocen cuánto ha aportado en sus 34 años de existencia.
“Para nosotros, primero, es una obligación estar aquí pues portamos el mismo nombre que el festival; además, el intercambio nos permite crecernos, no solo desde la teoría, sino en las manualidades, pues aquí confluyen otras manifestaciones artísticas”, agregó Lilian Susana Torres Fernández, integrante de ese grupo.
Para esta jornada en la noche, las cortinas del festival se cerrarán con la entrega de los diversos premios y un gran concierto del joven músico Adrián Berazaín.
Quedará entonces, en el imaginario popular el sabor y olor del mundo de las tablas hasta la venidera edición, donde servirán de experiencia los tropiezos de la arrancada de esta, víctima de la llegada tardía de algunos grupos por la reducción de combustible, percance que obligó reajustar el programa a última hora, además de que incentivará a una preparación más madura con el coauspicio de cada uno de los organismos y entidades del municipio de Fomento, tal y como lo refiere el joven director Kiusbell Rodríguez Castiñeira.
Con la confluencia de cada pensamiento se logrará siempre una entrega superior y de esa forma Fomento será por siempre el escenario ideal para imaginar, diseñar, pensar y soñar en el teatro de quienes lo hacen solo por amor.
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