Raúl Castro, primer secretario del Partido Comunista de Cuba, destacó el papel de la integración y la unidad latinoamericana y caribeña
En una parte de su intervención en el acto político-cultural por el aniversario 65 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes celebrado este jueves en Santiago de Cuba, Raúl Castro, primer secretario del Partido Comunista de Cuba destacó el papel de la integración y la unidad latinoamericana y caribeña.
“Como parte de la lucha de los pueblos de la región frente a los efectos de los modelos neoliberales, llegaron al poder diversas fuerzas progresistas que impulsaron la unidad y la integración latinoamericana y caribeña”, subrayó.
Señaló que se crearon las condiciones propicias para avanzar en la integración regional, a la vez que surgieron diversas organizaciones como la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), el Alba (Alianza bolivariana para los pueblos de nuestra América) y Unasur (Unión de Naciones del Sur).
En ese contexto, manifestó Raúl, se derrotó el proyecto imperialista de Libre Comercio para las Américas conocido como ALCA, y surgió la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América, ALBA.
Afirmó también que en 15 años salieron de la pobreza 60 millones de personas, y más de 3 millones del analfabetismo que se erradicó en Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
Agregó que se graduaron más de 20 000 médicos latinoamericanos y caribeños en la Escuela Latinoamericana de Medicina, se devolvió la visión a más de 2 millones de pacientes extranjeros mediante la Operación Milagro, además de más de un millón en Cuba. Con la generosa contribución venezolana nació Petrocaribe, subrayó.
Destacó Raúl el papel jugado en esta última etapa por los organismos regionales creados bajo el principio de la unidad dentro de la diversidad y que gracias al trabajo específico de varios países se contribuyó a la unidad regional.
El Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba recordó que los jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe, firmaron en La Habana, en enero de 2014, la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz.
Dicho documento comprometió a los gobiernos a respetar plenamente el derecho inalienable de todo estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, a no intervenir en los asuntos internos de cualquier estado y observar los principios de soberanía nacional, igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos, así como la solución pacífica de las diferencias;
al tiempo que proscribió la amenaza y el uso de la fuerza”, señaló.
Esta coyuntura no resultaba del agrado de los círculos del poder en Washington que pusieron en práctica métodos de guerra no convencional para impedir la continuidad u obstaculizar el surgimiento de gobiernos progresistas en la región.
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