Una vez que cruza el río Jatibonico del Sur en la noche del 11 de octubre de 1958, la Columna comandada por el Che (Ernesto Guevara de la Serna) llega al territorio de la entonces provincia de Las Villas, en la región central de la isla. Luego le siguen sucesivas jornadas de marchas por el territorio espirituano, fundamentalmente nocturnas, en las que la tropa rebelde recorrió casi 90 kilómetros burlando el asedio del ejército.
Monte Blanquizar, en la finca El Toro; monte Quemado, cerca de Peralejo; monte Jagual, por la zona de Guasimal y la finca Marianao, próxima a Banao, fueron las últimas estancias del llano donde pernoctaron los integrantes de la Columna No. 8 Ciro Redondo, antes de pasar por la falda de la Loma del Obispo y escalar a la montaña el 16 de octubre de 1958 para hacer campamento en Cantú. La invasión había llegado al Escambray.
Bárbaro Pérez Colina, historiador del municipio de Fomento, repasó otra vez la ruta guerrillera del Che e incursionó en las diferentes locaciones que utilizó la tropa cuando penetró en la serranía.
Una vez que arribó al territorio de la antigua provincia de Las Villas la Columna descansó y fue protegida en varios lugares, pero eran campamentos en el llano que se abandonan en pocas horas porque acechaba el peligro y el objetivo del Che consistía en establecerse en el macizo del centro de Cuba, relató Pérez Colina.
“El día 17 de octubre se trasladó la Columna hacia Santa Rosa y de ahí a Gavilanes; en este lugar se le dio descanso a la tropa y desde allí el Che salió a reunirse con los jefes de las distintas estructuras guerrilleras que existían en la montaña”.
El también conservador del museo de la localidad explicó que en aquella época Gavilanes tenía pocas construcciones, una de ellas la casa del administrador de la finca que posteriormente se convirtió en una especie de hospital; en los alrededores de ese inmueble existían un granero y un cafetal, que se utilizaron después como el punto de recepción de los nuevos combatientes que se incorporaron al Ejército Rebelde.
Ya a finales de octubre, después de tomar el cuartel de Güinía de Miranda y pernoctar brevemente en Sopimpa, el jefe guerrillero llegó nuevamente a la zona de Gavilanes y se instaló en un nuevo campamento: Caballete de Casa, la elevación culminante de la geografía de Fomento con más de 760 metros sobre el nivel del mar, un lugar prácticamente inaccesible, detalló Bárbaro Pérez.
“El Che bajó hacia la zona de Manaca Ranzola y apreció que las características del lugar eran idóneas para crear un campamento permanente. Allí se estableció, organizando una serie de inmuebles e infraestructura que le permitieron la continuación de la guerra irregular. Desde los primeros días de noviembre, aproximadamente, comenzó a radicar en ese sitio la Comandancia del Frente Las Villas.
¿Qué funciones tuvieron los campamentos?
Cuando el Che salió de Gavilanes para ocuparse de la situación que existía con los diferentes grupos que operaban en el Escambray, dejó orientado que buscaran un lugar para establecer un campamento permanente y se valoró la posibilidad de Pico Tuerto, una montaña de unos 600 metros sobre el nivel del mar, pero no tenía agua y una parte de la ladera estaba deforestada.
Cuando el regresó de la toma del cuartel de Güinía de Miranda, ya le tenían la propuesta de Caballete de Casa, a unos 7 kilómetros de Gavilanes, un lugar sumamente intrincado, la vegetación prácticamente virgen y existía abundante agua. Allí el ejército de Batista nunca llegó; era una posición estratégica, pero apartada.
Caballete de Casa se edificó escalonadamente a lo largo de la falda de la montaña, abarcó una extensión de unos 2 000 metros desde la Posta uno hasta el Mirador; se levantaron edificaciones utilizando madera rústica y como cubierta el guano, se hizo enfermería, anfiteatro, cocina, baño dormitorio, almacén, un inmueble para la Comandancia y la casita de la planta transmisora.
Gavilanes funcionó también como campamento y punto de recepción de los combatientes, existió un hospital donde se atendieron heridos de las acciones combativas. Ahí hubo siempre presencia rebelde.
Los tres campamentos funcionaron a la vez, nunca estuvieron en desuso; Caballete de Casa como escuela de reclutas, Gavilanes como una especie de Capitanía y Manaca Ranzola como la Comandancia del Frente Las Villas. En los tres lugares se recibía avituallamiento, tanto los productos que les compraban a los campesinos como los que llegaban desde el llano.
Desde el punto de vista militar, ¿que aportó Manaca Ranzola?
El Che siempre buscó un lugar que le permitiera la movilidad y esas características, desde el punto de vista militar, las cumplía Manaca Ranzola. Estaba en la premontaña, con accesos directos a varios poblados como Cabaiguán, Fomento y Santa Lucía; detrás, como retaguardia, quedaban Gavilanes y Caballete de Casa.
Cuando el Che llegó a la zona ya en Manaca Ranzola había un campamento del Movimiento 26 de Julio y mandó a Olo Pantoja a hacerse cargo de esa tropa.
Era un lugar estratégico, no por gusto Máximo Gómez lo tuvo de campamento en la Guerra de los Diez Años, en la Guerra del ‘95 fue campamento permanente de las fuerzas mambisas, allí estuvieron Serafín Sánchez, Quintín Banderas y otros generales, en ocasiones fue la sede del cuartel general del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador y, cuando el alzamiento contra Gerardo Machado en 1931, fue campamento de los alzados.
O sea, el Che no cogió Manaca Ranzola de forma fortuita, el lugar ya tenía una historia por sus características y posición geográfica. Cuando él apreció las bondades desde el punto de vista operativo decidió bajar de Gavilanes y establecer la Comandancia allí.
De manera que Manaca Ranzola — a unos 2 kilómetros de El Pedrero— fue como una especie de cabeza de playa dentro de la serranía que le permitió incursionar con facilidad en el llano.
Independientemente de la Comandancia, allí se establecieron los suministros, un taller, posta médica y una casa de comunicaciones que enlazaba telefónicamente la Comandancia con los otros dos campamentos.
Fue un campamento menos extenso comparado con Caballete de Casa, allí el Che celebró diferentes reuniones y contactos, fue donde recibió a Camilo (Cienfuegos) a finales de noviembre de 1958. Camilo y sus acompañantes participaron también en los combates para rechazar la ofensiva de El Pedrero.
Desde Manaca Ranzola comenzó el contragolpe rebelde que se conoce como la Campaña de Las Villas o la operación Santa Clara. El Che hacía visitas esporádicas a las zonas de Gavilanes y Caballete de Casa, pero el campamento base, donde permaneció más tiempo, fue Manaca Ranzola.
¿Hasta qué punto la experiencia de la Sierra Maestra se extrapoló al Escambray?
El Che no solo tenía la experiencia guerrillera y combativa, también había adquirido experiencia organizativa. Todo eso lo puso en práctica en el centro de Cuba; Camilo hizo parecido en el Frente Norte. O sea, no fueron jefes guerrilleros que llegaron de la invasión y se pusieron a improvisar, sino que generalizaron un conocimiento anterior que les permitió establecer y estructurar en un territorio liberado una serie de elementos organizativos, materiales y de defensa que le posibilitaron llevar a cabo exitosamente la guerra irregular en el centro de la isla.
La versión de la escuela de reclutas es la de Minas de Frío, en Oriente. En Caballete de Casa se preparaban los combatientes, recibían clases de táctica, de tiro, se impartían nociones de Historia, Geografía y se enseñaba a leer a los que no sabían. Se llegó a preparar a más de 100 combatientes.
Allí se creó una base material para la permanencia de las tropas en un lapso más o menos prolongado. Según la concepción guerrillera, la guerra debía durar varios meses; no fue así, los acontecimientos se precipitaron y, prácticamente, Caballete de Casa se quedó sin terminar, al igual que un hospital que estaba haciendo el Che entre este campamento y Manaca Ranzola.
La estancia del Guerrillero Heroico en la geografía fomentense es de cerca de dos meses hasta que aproximadamente el 20 de diciembre sale para la zona de Cabaiguán. Ya no regresa más a esos lugares. Después del triunfo de la Revolución la próxima visita ocurre en febrero de 1959 a la zona de El Pedrero, donde pronuncia unas palabras que se conocen como el discurso de la unidad y fue la última vez que estuvo en su antiguo teatro de operaciones.
Estuvimos ya hace varios meses un gran grupo de compañeros, después de realizar un pequeño trayecto del inmenso recorrido realizado por la columna comandada por el Che, la verdad fue impactante el tramo recorrido muchos incluyéndome, tuvimos que realizar reiteradas paradas para recuperar fuerzas y proseguir el trayecto, ver con nuestros propios ojos las condiciones improvisadas que tenían para su estancia en aquel lugar y desarrollar la lucha en el Escambray.
Por ello es digno de reconocer el coraje y empeño de aquellos gloriosos combatientes que nos legaron una Cuba libre…