Otra vez la desidia dispersó la diversión y empujó a la gente hacia Gavilanes para matar el calor y el aburrimiento con un chapuzón, porque en Fomento, donde a cambio de la lejanía del mar la naturaleza prodigiosa dispuso caudales de oro transparente a bajar por las lomas, quedó prohibido zambullirse en los ríos.
En agosto pasado Escambray denunció —mediante el comentario “Baños truncos” y en la sección Cartas de los lectores, bajo el título “Ríos enfermos en Fomento”— la contaminación de las áreas de baño más populares en ese municipio espirituano. Dos meses después de concluido el periodo vacacional, este medio de prensa se sumerge nuevamente en el asunto.
El dictamen confeccionado en julio por el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM) y expuesto ante la comisión de recreación en el territorio constató que se había realizado un análisis a 10 muestras de agua en tres áreas de baño: Balneario, Ramblazo y Campismo Popular La Hormiga, que se corresponden con los ríos Agabama y Sipiabo, y donde también se detallaba la situación en Piedra Gorda, del afluente Cangrejo, según explicó a Escambray el licenciado Yoel Cepeda Soto, jefe de departamento de Higiene Comunal de esa instancia de Salud.
El examen que se efectuó como parte de la vigilancia sanitaria arrojó la presencia de bacterias coliformes totales y de coliformes fecales —por encima de los parámetros permisibles—, que para contacto directo con el cuerpo humano constituye una situación fuera de los requisitos de la Norma Cubana de áreas de baño No. 24 del año 1999, confirmó el funcionario.
Si desde hace aproximadamente un lustro comenzó a realizarse el chequeo físico-químico y bacteriológico en estas áreas ante la llegada de la etapa estival y si los resultados obtenidos durante el año anterior fueron similares al actual, ¿qué han hecho las principales entidades que deben tomar partido para contrarrestar la contaminación de las partes acuíferas infestadas? ¿Qué factores han contribuido a que el fenómeno, en vez de desaparecer, se fortalezca? ¿Persistirá este mal para las temporadas veraniegas en el futuro? Escambray caminó en busca respuestas.
LEGISLADOS PARA ACTUAR
La Ley No. 124 de Aguas Terrestres, publicada en la Gaceta Oficial Número 51 Extraordinaria del 16 de noviembre del 2017, regula la gestión integrada y sostenible de este recurso. El Título II: De la responsabilidad de las entidades estatales, designa en los cuatro capítulos que lo componen cuáles son las competencias que le conciernen al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (Citma), Ministerio de Salud Pública y Órganos locales del Poder Popular.
Tres meses después de que saliera a la luz la alarma sobre los ríos de Fomento, subimos hasta el edificio donde radica la delegación provincial de INRH con el objetivo de sondear la estrategia creada por el rector de la gestión de las aguas terrestres en el país para atenuar el fenómeno.
«Yo desconocía la magnitud de cierre de áreas de baño, porque las aguas superficiales estuvieran contaminadas. Para esos casos específicos donde higiene está diciendo que tiene problema lleva hacer un recorrido de campo, nosotros no tenemos el conocimiento de que se habían tomado muestras y que tuvieran esos problemas», sostuvo Yusliadys Lorenzo Coca, subdelegada Provincial de Recursos Hidráulicos.
Por su parte, Francisco Hernández Lorenzo, director técnico de la Empresa Aprovechamiento Hidráulico, quien también ignoraba el desequilibrio bacteriológico, atestiguó que al menos los estudios de laboratorio de que han sido objetos las fuentes de abasto de agua para consumo de la población en Fomento han arrojado parámetros normales en el 2018. «Lo nuestro son las fuentes de abasto», aseguró el funcionario.
—Pero ustedes son los dueños del agua, enfatizó Escambray.
—Salud debería haberlo comunicado para hacer un trabajo de conjunto, porque eso tiene un efecto en la población.
Por su parte, Nestor Álvarez Cruz, director de la Unidad de Medio Ambiente en Sancti Spíritus, reconoce que el Citma constituye otra de las piezas claves que debe integrar la alianza estatal para el rescate acuífero en cuestión. “Nosotros somos los responsables de la elaboración de la estrategia ambiental del país en función de la protección del agua interior; pero, ¿a quién le tocan las acciones?, a los que usan el agua y la manejan: Recursos Hidráulicos, la Agricultura, Azcuba, órganos locales del Poder Popular… y nosotros controlar a través de lo que está establecido, que son los cortes que se hacen a la estrategia por parte de la administración, tanto provincial como municipal”.
Siguiendo al pie de la letra lo legislado, al Citma le corresponde en primer lugar integrar las acciones relativas a las aguas terrestres en la Política Ambiental Nacional, así como participar y controlar el desarrollo y el cumplimiento de estas acciones.
No obstante lo anterior —y a modo de valoración general sobre el capítulo que determina las funciones de su institución—, el especialista concluyó: “Si se contaminan las aguas de Fomento les corresponde a los inspectores de Recursos Hidráulicos resolver esa situación, porque aquí no dice que inspeccionemos y no puedo extralimitarme en las funciones porque entonces dicen que me estoy metiendo en el terreno de ellos y esa ha sido la guerra histórica entre el Citma y Recursos Hidráulicos”.
CON LOS PIES EN EL TERRENO
El vertimiento oculto de aguas domésticas residuales y heces de cerdo provenientes de cerca de una decena de casas en Agabama, ubicadas a orillas del río del mismo nombre, figuran como causas que, según el último informe de Salud Pública con fecha de octubre, perjudican este importante río. Mas, al decir de Dania Pentón Valdivia, especialista integral del Citma en Fomento, y Rafael Martín González, vicepresidente del Consejo de la Administración en ese municipio, el río también viene contaminado desde Villa Clara; sin embargo, no existe una estrategia comunicativa con las autoridades afines de esa provincia para el análisis y esclarecimiento de esta hipótesis que los funcionarios defienden.
Una por una fuimos tocando las puertas de las viviendas vecinas al Paseo Martí, de Agabama, con patios colindantes al río, precisamente, el día en que el anciano Pedro Morejón Morejón había pagado su multa de 50 pesos por la tenencia de un cerdo en su patio y, de acuerdo con sus palabras, los mismos trabajadores de la campaña de lucha antivectorial le sugirieron que arreglara el corral para que el excremento no estuviera visible.
Lo anterior contrasta con lo expuesto por el doctor Argelio Rodríguez Crespo, subdirector de Higiene y Epidemiología en Fomento, quien aseguró a este semanario que la crianza de estos animales había sido prohibida por decreto en el lugar. Y dijo más el galeno: a través del cuerpo de inspección estatal durante el último año se realizaron visitas a cochiqueras en Sipiabo y La Hormiga, en las cuales se detectó que no todas poseían lagunas de oxidación con la capacidad requerida, un asunto que, según el subdirector, se ha solucionado en algunos casos.
“Toda la vida aquí la gente ha criado puercos y, mira, todo el mundo sabe que el problema está en Caguasal, que cuando llueve la corriente trae un agua verde que yo quisiera que tú vieras eso”, manifestó Isel Ruiz, vecina de la comunidad, que recientemente construyó una fosa séptica solo para los cerdos que engorda en su corral.
Precisamente, en Caguasal se encuentra la única cochiqu
era identificada por la Delegación Provincial del INRH como un posible foco contaminante en la cuenca del Agabama. Este centro porcino se explota desde hace cuatro años, aproximadamente, por Ari Espinosa y, según explicó Luis Dorta Albrisa, director de Comercialización de la Empresa Porcina Provincial, su convenio es de tipo escalonado y puede llegar hasta 2 500 puercos.
Durante la visita de Escambray al lugar se constataron salideros tanto en las canales que conducen los residuales hacia los tanques de sedimentación, como en estos mismos depósitos, y aun cuando cada uno de los cuatro tanques posee una función, solo se utilizaban dos. A estas irregularidades se suma que la materia sólida estaba acumulada fuera del secadero, porque esa superficie de cemento era insuficiente para el volumen de desechos generados.
Hace alrededor de siete meses que esta cochiquera recibió una inspección provincial de Veterinaria y, pese a que también se detectó el derrame de los desperdicios, se orientó la solución del problema y no se cobraron multas, dijo Rafael Hernández Nerey, trabajador del centro.
Aunque en territorio fomentense existen cerca de medio centenar de convenios porcinos, las consideraciones sobre quién debe controlar el correcto funcionamiento de los sistemas de tratamiento de residuales difieren de un organismo a otro. “El Citma, Recursos Hidráulicos y la Unidad Empresarial de Base de Porcino en Fomento son los que hacen inspecciones estatales cada dos o tres meses y tiene la categorización para proceder”, acotó Dorta Albrisa.
Hasta la cochiquera de Aldo Carballo, en Sipiabo, donde se establecen contratos de hasta 100 cerdos, tampoco habían llegado inspectores, recientemente. Hace algún tiempo en este sitio se construyó una segunda nave para animales y se conectó al mismo sistema de tratamiento de residuales que antiguamente procesaba los desechos de una sola.
A pesar del complejo panorama del municipio, Rafael Martín González, vicepresidente del Consejo de la Administración, asintió respecto a la contaminación del Agabama: “Nosotros podemos hoy certificar que no hay fuentes contaminantes, pero la contaminación dura cuatro o cinco años”.
“Esto es de años, la contaminación no se hace de un día para otro. Tú encuentras los focos y luego tiene que pasar un tiempo para que el río se autodepure; sin embargo, las aguas contaminadas salen y vuelven a entrar”, declaró Leidiesky García Martín, fiscalizadora de Higiene en Fomento con 18 años de experiencia.
Para sanear los ríos de Fomento no basta con tomar una muestra y mirarla detenidamente en un microscopio lo mismo en sequía que en primavera o poner las áreas de baño en veda de verano en verano. Mientras en ley existan muchos responsables y en la práctica pocos tomen cartas en el asunto, la solución podrá esperar tantos años como puede durar la contaminación.
Porque ni tres cerdos contaminan el río Agabama, ni se sabe a ciencia cierta si viene infestado de Villa Clara, ni se les ha dado mantenimiento a los obsoletos sistemas de tratamiento de residuales de edificios y repartos, ni las entidades con la misión social de proteger el agua como un elemento natural han asumido una postura coherente, coordinada y más agresiva para contrarrestar una adversidad que invade tres ríos y pone en peligro muchísimo más que sus áreas de baño colectivo.
Resulta desacertado para el gobierno espirituano que con solo leer este material no exista concenso en estructurar y defender las aguas terrestres, de nuestra provincia, aun por encima de lo que dictan nuestras leyes, «…un fly entre varios jardineros, la bola pica y su extiende…» En tal sentido han pasado los años y de seguro pocos se han inmutado a las consecuencias de estas causales de la contaminacion ambiental…Igual sucede con los afluentes de la presa Zaza, queda aún mucho por decir…
Que se tomen medidas ya, no puede seguir esta situación que tanto daña el medio ambiente en el municipio.