Miles de afganos expresan este domingo su pesar y critican a las agencias de seguridad por la incapacidad de frenar sangrientos ataques como el ocurrido el sábado en Kabul
Testigos oculares citados por la agencia Tolo News manifestaron su hastío por la situación de inseguridad que impera en el país, y aseveraron que si las autoridades no son competentes para manejarla, deben abandonarla.
Los atacantes suicidas no vienen del cielo, están usando las mismas calles de Kabul pero la policía no busca a fondo, expresó Aziz Ahmad, que se encontraba próximo al lugar del hecho.
También un vecino de la zona, Najib Herawi, expresó que la infiltración de un vehículo cargado de explosivos plantea muchas preguntas y pone en duda la capacidad de las fuerzas de seguridad.
‘Mi madre me pidió que mantuviera mi cabeza baja, estaba temblando cuando ocurrió la explosión’, narró al medio de prensa Hadis, la hija de Herawi.
Otro residente de Kabul, Pohand Safi, dijo que todavía intenta encontrar a su sobrino, pero hasta el momento solo encontró algunas pertenencias.
Por su parte fuentes policiales entrevistadas por Tolo News refieren que la ambulancia utilizada para la acción fue detenida antes del estallido.
Pedí abrir la ventana y ellos (los atacantes) dijeron que trasladaban a un paciente a un hospital cercano, y vimos a dos hombres dentro, dijo el oficial de policía que pidió permanecer en el anonimato.
El ministro del Interior, Wais Ahmad Barmak, rechazó las críticas y explicó que la policía no fue negligente en sus tareas.
Barmak detalló que dos ambulancias atravesaron la posta, una escoltando la otra. Los uniformados cedieron el paso a la primera y la segunda abandonó el lugar poco después.
Por el momento, las autoridades informaron el arresto de cuatro individuos presuntamente relacionados con el hecho, reivindicado por los talibanes.
El ataque ocurrido la víspera -el segundo más sangriento desde la caída del régimen talibán- dejó 103 muertos y 235 heridos, cifra susceptible de aumento.
El 31 de mayo de 2017, en pleno mes sagrado del Ramadán, el Estado Islámico perpetró en Kabul el episodio más mortal registrado hasta la fecha, que causó 150 muertos, más de 350 heridos, y daños a 50 vehículos y viviendas aledañas al sitio de la explosión.
El incidente sembró tirantez y ansiedad en la población, que pidió a la comunidad internacional ‘acciones prácticas’ contra el terrorismo y exigió la dimisión del presidente, Ashraf Gani, y del jefe del Gobierno, Abdulá Abdulá.
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