Cuando Hazael Rodríguez Valero entró al campo de arquería de Guatemala, algo raro le pasó. No fue el arcoíris de dianas que avistaba a lo lejos, el doble de las que acostumbra a ver en su terreno espirituano donde se formó; tampoco el pre-arranque de quien viaja por primera vez, ni el enjambre de atletas con sus mismas intenciones: conseguir un boleto para los Juegos Olímpicos de la Juventud en octubre próximo en Argentina.
“Si no es por el gran apoyo de mis entrenadores, creo que no hubiese podido, ellos me despertaron, estaba apagado en la competencia… era un día extraño, me sentía como en el limbo, ellos me hicieron dar unas vueltas a la pista, incluso un entrenador de República Dominicana me dijo que me apreciaba bien, muy técnico y que me veía olímpico”, recuerda.
Fue cuanto necesitó el muchacho para sacar todo el talento y la calidad que lleva dentro en pos de conseguir el peldaño más alto de su corta carrera: la clasificación para la cita cuatrienal juvenil.
“El primer partido fue sangreado frente al boliviano José María Lizarazu. Imagínate, que le iba ganando 4-0 y me lo fue peleando hasta empatármelo, pero me repuse y gané. Eso me fue cambiando todo y luego triunfé 6-4. Me sentí libre, con mi confianza habitual”.
Lo de la libertad es categórico, tal como lo muestran los pareos siguientes hasta llegar a una final arrasante: 7-1 frente el argentino Julián Austin, 6-2 ante al paraguayo Alejandro Benítez y 6-0 contra el canadiense Benjamen Lee.
“Fueron series muy duras, impresionantes, pero hice mi trabajo. Cuando me vi en la final me sentí muy eufórico pues ya estaba en los Juegos Olímpicos, por eso el cierre resultó aparentemente fácil, pero lo disfruté hasta el delirio”.
Entre quienes lo sacudieron ese día decisivo estaba Alieski Reyes Placencia, su entrenador, que lo acompañará también a Argentina: “No sé qué le pasaba, no quiso ni desayunar, estaba como bloqueado, tuvimos que hablarle fuerte, fuerte para activarlo, ya te contó lo que le pasó con el boliviano que era el rival más débil, pero supo reponerse, el resultado fue increíble. Aunque íbamos con el propósito de clasificar, sabíamos que era difícil, por eso lo ocurrido rebasó nuestras expectativas. Allí nadie contaba con nosotros y casi estaban repartidos los boletos, al final todos se asombraron. Incluso Yailin compitió bien, perdió con una dominicana con mayor experiencia competitiva y quizás influyó que para las mujeres no se tiró la ronda de Grand Prix”.
¿Hasta dónde Hazael pudo sentir el peso de la presión?, indago con el mismo que ahora disfruta del éxito en casa con sus amigos, su familia y también sus compañeros de la EIDE Lino Salabarría.
“No creo que sintiera presión, no te niego que cuando entré a aquel terreno todo sintético y con aquella cantidad de dianas, como 30 y pico —cuando yo siempre trabajo con 17—, me sentí perdido como una vaca en un cine”.
Pudo ser también el aire de aquel campo: “El clima es como el de Topes de Collantes, de donde soy, por eso luego me sentí como en casa”.
Mas, a pesar del deslumbramiento que le provocó el escenario y también los arcos relucientes de sus contrarios, Hazael conquistó temprano el campo donde antes de lograr el boleto ya había ganado dos medallas: una de oro en el mixto con su coterránea Yailin Paredes Álvarez (cayó en cuartos de final ante la dominicana Stefany Jerez) y plata en la competencia individual.
“En el mixto competimos muy bien, ahí tienes a tu pareja que te da confianza, nos llevamos muy bien, como familia, es cuando mejor disparamos —explica—. En el caso del individual tuve la oportunidad de hacer una ronda de ranking mundial y ahí quedé segundo frente a Nicholas D’Amoure, de Islas Vírgenes Estadounidenses, quien tiró muy fuerte, aunque después no resultó el mismo”.
No fue llegar y tirar. El panamericano clasificatorio de Guatemala reunió a tiradores de todas las categorías en las especialidades de compuesto y recurvo, este último su modalidad: “El nivel fue muy alto, fue una competencia muy dura. Interactué con un puertorriqueño y un argentino que me contaban cómo tenían ya varias competencias internacionales y en mi caso fue la primera. Los implementos eran todos de última generación, aunque no me puedo quejar, pues los que llevamos son muy buenos y relativamente nuevos”.
Tiradas y conseguidas las flechas olímpicas, Hazael tiene ante sí una diana igual de exigente: el de las pruebas finales. “Eso es tan duro como lo otro, pero las tengo que vencer también.
“Creo que el resultado me impulsa, antes de partir estaba un poco presionado porque no pensé que me fueran a escoger, por eso en el nacional juvenil no me sentí como siempre, pero ya al saberme elegido, iba con muchas ganas, con mucha expectativa, quería treparme en ese podio, con mi bandera, tal como lo he visto hacer a tantas personalidades”.
Después de los días que necesita para liberar el estrés competitivo, el muchacho aprovechará unas necesarias jornadas de descanso. Luego retomará en el campo de arquería de Sancti Spíritus, junto a Alieski, los entrenamientos que lo lleven hasta la cita argentina, que por lejana que parezca está al alcance de una flecha.
Asi es Elsa, como dice Jorge martínez en el comentario anterior, el material deportivo en el caso del femenino dejaba mucho que desear en calidad pues es muyyyy viejo, aunque siempre hemos dicho que al arquero lo hace el indio no el arco no debemos de obviar ese dato. Creo en lo personal como bien dijo Aliesky que el que las chicas no dispararan la ronda del Grand prix afectó un poco mas a Yailin que a las demás, ya que ella es la que no tenia el fogueo y la experiencia competitiva que si traían las demás, lo que le hubiese venido muy bien a ella. Creo en lo personal que un gran trabajo fue realizado por los dos muchachos así como por su entrenador. Esperemos que este sea el inicio de muchos éxitos y triunfos en eventos internacionales para nuestros arqueros. Saludos y pronto nos vemos por allá.
Hola Miguel: Soy tu amigo de Perú, Pp. Chirinos. Te doy mi correo: jochies2002@hotmail.com, escribeme.
Que los instrumentos deportivos de los arqueros eran bastante nuevos, el de Hazael sí porque el padre que vive en los Estados Unidos se lo compró, pero el de Yailin es de 1998, es decir tiene 20 años, eso es como tirar con flechas de piedra. Eso demuestra la calidad de esos muchachos, le ganaron a los restantes que sí tenían arcos y flechas de última generación.