No solo por la derrota 8-1 que le encajó en su última presentación, sino porque los boricuas siguieron ganando y están invictos, razón suficiente para poner a los cubanos casi contra la pared al menos para optar por el título, que es su principal compromiso en Barranquilla.
Sucede que por el sistema de todos contra todos que estableció la competencia del béisbol, el oro se lo lleva el equipo que más victorias acumule, algo que parece justo. Mas con una derrota en su contra, ya Cuba no depende de ella misma sino de lo que hagan los otros, sobre todo Puerto Rico que está invicto.
Ello se traduce en que habrá que estar pendiente de si pierde el uno o pierde el otro y además sacar cuentas de carreras permitidas, no permitidas…en fin…como para no dormir.
Entonces la tropa de Carlos Martí está en zona crítica, aunque por sus declaraciones, parece desestimarlo, tanto como no asume que su equipo puede dar la triste noticia.
Dije triste y no inesperada porque si algo tiene el descalabro de los cubanos en su último juego es que se inscribe en lo que muchos predijeron desde que Cuba comenzó a perder hasta por gusto en los topes ante cualquiera: Colombia, Venezuela, Estados Unidos.
En aquel momento los técnicos se cansaron de explicar que eran derrotas normales en etapas precompetitivas y que el elenco estaría a tope para su principal competencia. Tendrían razón o no. Lo que queda claro es que el terreno colombiano parece una prolongación de lo sucedido en esa etapa precompetencia.
No por la derrota en sí, sino porque, como en esos topes, el Cuba sigue sin batear, o al menos sin batear lo que necesita, o lo que es peor aún, sin hacerlo con la productividad que este torneo exige.
Y fíjense bien. En el juego ante México las cinco carreras se produjeron en un inning y pare de contar. Frente a Panamá la única anotación que les bastó para ganar la hicieron en el primer capítulo y ayudados por un error del contrario; y ante Puerto Rico, como ya dijimos, fue una sola.
Es verdad que la producción de hits no ha sido mala: en total se han conectado 27, a más de ocho por partido para 267 de promedio ofensivo, pero las carreras suman siete, a dos y fracción por juego, pues no se ha bateado con la suficiente oportunidad al dejar a 25 hombres en las almohadillas y eso es lo que preocupa de los cubanos.
Tanto como si el pitcheo que queda pueda sostener la presión de tener que ganar casi desde el box, después que en el partido vs Puerto Rico fue inefectivo, sin dejar de reconocer que la defensa hizo de las suyas, con errores físicos y otros de cálculo como el de Roel Santos en el jardín central que costó tres carreras.
El de Colombia se presenta como un evento asequible para los nuestros, por más que el manager Martí insista en presentarlo con un nivel superior al que tiene. Aunque ciertamente en un área donde se juega buen béisbol de manera general, la coincidencia con la temporada de las Grandes Ligas con su andanada de sucursales, no permite que en Barranquilla estén, ni soñando, los primeros hombres, pero tampoco los segundos y hasta los terceros de cada una de las naciones presentes.
Por tanto, Cuba, que asiste con lo mejor que tiene, incluidos peloteros insertados en otras ligas, posee elenco para luchar, por más que entendamos los descosidos de nuestra pelota en materia de calidad.
Claro que a estas alturas ya muchos voltean las reflexiones hacia la Serie Especial y los cansancios que pudo aportar. No solo por el desempeño en Colombia sino por las derrotas en Harlem, Holanda donde hasta Alemania nos ganó, pero de eso hablaremos después.
Volvamos a los Centroamericanos y al futuro beisbolero cubano, después de la derrota que no sufríamos en estas lides hace 36 años, también ante Puerto Rico.
Cuba tiene que salir a jugar y a jugar bien para tratar de no perder más ante Venezuela (hoy martes), República Dominicana (jueves), Nicaragua (viernes) y Colombia (domingo), aunque eso no le baste por lo que le expliqué del invicto de Puerto Rico.
Muy mal anda nuestro beisbol, ya son 12 años de crisis y no se ve la luz al final del tunel, barranca abajo y sin frenos, nada hace pensar en un resurgir.
Hay que hacer algo para salvar el beisbol, es tan nuestro como las palmas, es parte de nuestro patrimonio cultural, sera que a nadie le duele, pues nadie se pronuncia.
Ya debe oxigenarse el Cuerpo de Direccion, mejorar la estructura de competencia, condiciones e incentivos economicos.
Mientras no miren hacia adentro y sigan echandole la culpa a las deserciones, seguiremos mal. La solucion es nuestra.