El canciller cubano, Bruno Rodríguez, se encuentra en Nueva York para participar en la votación de la Asamblea General de la ONU sobre el proyecto de resolución que pide el fin del bloqueo estadounidense
Ese cerco ha sido ampliamente rechazado por la comunidad internacional, tan solo el año anterior, 191 de los 193 Estados miembros de Naciones Unidas votaron a favor de ponerle fin al bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington a la isla caribeña.
Solo dos naciones: Estados Unidos e Israel estuvieron en contra de acabar con esa política hostil y no hubo ninguna abstención.
Apenas unos días antes, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba denunció en La Habana la campaña que organiza el Gobierno de Estados Unidos para socavar el tradicional apoyo internacional a la resolución que cada año condena en ONU el bloqueo.
La representación estadounidense ante Naciones Unidas presentó un texto de ocho enmiendas, que están relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y los derechos humanos.
Pero lo que más llama la atención no es solo el contenido de las enmiendas, sino un documento circulado por el subsecretario adjunto del Departamento de Estado norteamericano, Gonzalo Gallego, que pretende disuadir a los países miembros de ONU sobre su postura con respecto al bloqueo, señaló el canciller.
De acuerdo con ese texto, las acciones de Cuba amenazan el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuando son precisamente las restricciones del bloqueo norteamericano los obstáculos principales en la implementación de esas metas, indicó Rodríguez.
El gobierno de Estados Unidos solo intenta justificar una conducta que no cuenta con el menor respaldo de la comunidad internacional, y ni siquiera a lo interno de la sociedad norteamericana, subrayó.
Ahora emplean falsos pretextos en materia de derechos humanos, añadió, con el objetivo de encontrar respaldo a una política que -según ellos mismos- intenta promover el hambre y la miseria en el pueblo de la isla.
El canciller cubano destacó que esas enmiendas a la resolución, que se someterá a votación el 31 de octubre en la Asamblea General de la ONU para pedir el fin del bloqueo, es una maniobra con fines propagandísticos destinada a manipular la opinión pública.
Además, agregó, tales acciones son propias de la Guerra Fría y promueven un retroceso en las relaciones entre Washington y La Habana, regresión defendida solo por un sector minoritario y de aspiraciones anacrónicas en la nación norteña.
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