Con el olor de la pintura fresca y los colores que delatan una pasada de mano a profundidad, la Casa de la Guayabera de Sancti Spíritus tiene abiertas sus puertas tras varios meses de haber sido objeto de una restauración capital.
Transcurridos seis años de su inauguración como sede oficial del proyecto con igual nombre al de nuestra prenda nacional, la casona de estilo neoclásico exigía de labores integrales porque por su propia ubicación muy cerca de una de las márgenes del río Yayabo provoca que sufra constantes daños.
A juicio de Carlo Figueroa, máximo responsable de la emblemática institución, reconocida como única en el mundo por resguardar la mayor colección de guayaberas, entre las novedades constructivas se distingue que hoy exhibe baños completamente nuevos.
“Se impermeabilizaron los techos; se repararon todos los muros, por lo que el drenaje será mucho más rápido cuando ocurra alguna crecida del río Yayabo, y se resanaron todas las paredes, incluida la de la propia sala museable”, añade.
Visitada por quienes buscan admirar la colección, que abarca prendas como las del Comandante en Jefe Fidel Castro, el General de Ejército Raúl Castro Ruz y Hugo Chávez, la sala museable fue ampliada durante el proceso de remozamiento.
“Ese espacio se comunica con la sala de alforzas, el taller de costura, donde durante gran parte del tiempo se puede disfrutar de la confección de la prenda. De esa forma, buscamos tener una museología viva, porque nos habíamos percatado de que a las personas les interesa mucho conocer cómo se hace la prenda”, acota.
Otra de las novedades, según Carlo Figueroa, resulta que el área donde tienen lugar exposiciones y conferencias ha sido nombrada Sala Lourdes Caro, en homenaje a esa emblemática artista espirituana.
“Otros cambios vendrán en lo sucesivo, pero uno de los primeros será regresar a nuestras noches El Caro Bar, una propuesta que tuvo mucha aceptación en la Galería de Arte Oscar Fernández Morera por las descargas de boleros dedicadas a la generación que rebasa los 40 años, un grupo generacional que muchas veces no encuentra opciones recreativas atractivas”, explica.
Por su parte, la colección de guayaberas con más de 250 piezas no ha detenido su crecimiento en los días que la casona se mantuvo cerrada para la población.
“Hemos sido muy cuidadosos en el tema de la curaduría. Ahora, al ampliar el área de exhibición podemos aumentar el número de prendas expuestas. Además, en ese espacio colocamos una pantalla que muestra mediante fotos y videos y, de esa forma, acercamos a quienes nos visiten a la historia del proyecto”, acota.
Aún el colectivo de la institución tiene como deuda la inexistencia de vitrinas que protegen las piezas expositivas. Mas, aspiran a cumplir con ese anhelo necesario con la ayuda gubernamental y con el cambio que recibirán los proyectos de desarrollo local, a partir de transformas económicas que les abrirán mucho más las puertas de la autogestión.
“Muchos son los retos. Ya estamos a las puertas del verano, por lo que hemos diseñado cursos diversos. Lo más significativo resulta mantener una programación que se extienda más allá de jueves, viernes y sábado, siempre con propuestas que formen a nuestros públicos”, concluye el experimentado directivo del sector cultural.
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