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No regresó esta vez con la etiqueta de héroe, como en Puerto Rico 2015, cuando resultó el Jugador Más Valioso, pero hubiera podido repetir esa hazaña si el rumbo final de los Alazanes de Granma hubiese sido diferente en la Serie del Caribe de México.

De todas maneras, muchos le tiraron alfombras o se quitaron el sombrero ante Frederich Cepeda Cruz, el hombre que otra vez pareció estar curado de los nervios en los partidos cruciales, sobre todo en el del todo o nada ante República Dominicana, cuando bateó lo que quiso, aunque no pudo catapultar la victoria de su equipo.

Un atleta no hace un elenco y para él todo se resume en lo mismo: “Es parte de la práctica, la preparación, mucha concentración a la hora de batear y tener un buen resultado es lo que uno siempre espera”.

También se lo achaca a la suerte “porque todos nos preparamos con la misma intensidad, pero ahora tuve la posibilidad de hacerlo bien”.

Y lo hizo, más que bien, al compilar ofensivamente para 400, gracias a seis hits en 15 intentos, ante lanzadores de todo tipo, incluido Yunieski Maya, que se sabía de memoria en los tiempos en que lanzaba con el traje de Pinar del Río. “Muchos fueron lanzadores de las Grandes Ligas o son prospectos. La mayoría tiene gran oficio y saben lanzar en la zona de duda y dominan su repertorio”.

No es, entonces, casual. Algo parecido sucedió en el 2015 cuando bateó para 462, remolcó siete carreras, conectó dos biangulares y un triple, que le computó un 771 de slugging, además de que en un partido de semifinales compiló de 5-4 y remolcó cinco carreras con dos dobles y un triple.

Habla con propiedad del estudio de los contrarios, ese que te permite para prepararte para uno u otro lanzamiento, como el que le cazó al dominicano para despecharle un cuadrangular cuando el partido del cruce estaba a punto de mate.

“Uno no conoce casi a ninguno, entonces como es un campeonato corto uno mira los lanzadores en juegos anteriores y te vas fijando en los lanzamientos que tiran, aunque es muy poco el escauteo para verlos. A Maya lo conocemos, aunque ahora es totalmente diferente porque tira otro repertorio, tiene otra manera de pensar y ha jugado un béisbol superior, pero debes remontarte a cuando te le enfrentaste y hacer memoria.

“También busqué por Internet y tuve la oportunidad de ver algunos partidos, sobre todo el que él lanzó en la final en República Dominicana y permanecí una noche estudiando el trabajo que estaba haciendo.

“El jonrón lo di a una recta por fuera, ese cerrador nos había lanzado en el juego anterior, no alcancé a batearle en ese juego, pero lo vi lanzar, movía mucho su bola rápida, combinando sinker con recta cortada y pude conectarle un buen batazo”.

Establece analogías y diferencias entre las dos series en que ha tomado parte. No cree que victorias y derrotas, medallas incluso, hagan mejor o peor a un equipo. Piensa, eso sí, que Cuba debe seguir jugando en cualquier béisbol para elevar su nivel.

“Al final es lo mismo, son excelentes jugadores. El lanzador de Venezuela ya nos había tirado antes en la semifinal de Puerto Rico; por tanto, lo conocíamos y nos fue factible.

“Creo que el equipo jugó bien hasta ese inning de la semifinal en que quizás se desequilibró por la defensa, pero se hicieron cosas positivas, solo que perdimos el partido que no se podía perder. Si recuerdan la serie del 2015 donde ganamos, Cuba llegó perdiendo más de los que ganó, solo que supimos vencer en el partido que hacía falta, por eso es que hay que sacar las experiencias para mejorar el desarrollo de nuestra pelota”.

También sabe que porque no le faltan ojos —ni voces— encima, tiene que jugar a full. No se detiene en sus 38 años ni en su casi intachable hoja de servicios nacional e internacionalmente.

Ahora se encuentra en la capital para ir, se supone, hasta Nicaragua, donde Cuba jugará un amistoso frente al equipo de aquel país con la mirada puesta en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla.

“Fuimos llamados para una preparación aquí en La Habana, creo que es un tope contra Nicaragua, la salida es el día 21. No es que esté pensando en los Centroamericanos, lo mío es mirar siempre para el béisbol, tratar de hacer bien mi trabajo y dejarle la decisión de llamarme o no a los que tienen que hacerlo. No pienso tampoco en la edad, me siento en plenitud de forma y entreno todo el tiempo.

“No quiero demostrar nada, siempre he dicho que jugaré hasta donde me sienta con posibilidades físicas, y rinda. Ojalá tenga la oportunidad de estar de nuevo en los Juegos Centroamericanos para luchar otra vez por mi equipo”.