El espectáculo que ha recorrido gran parte de Cuba demostró la madurez y calidad de nuestros artistas e invitados
Otra vez Sancti Spíritus acoge este verano, además del intenso calor y los ocasionales aguaceros, una propuesta de lujo. Llega gracias a una de las más antiguas y populares modalidades escénicas y como eco del Circuba, una propuesta que se consolida de año en año.
Bendita decisión de sacar de la Carpa Trompoloco, en La Habana, la gala principal del Festival Internacional de esa manifestación artística, colmada de números de gran calidad y sumar, además, a creadores de otras naciones. De esa forma, se cumple con el anhelo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y Celia Sánchez Manduley en los primeros años de la Revolución de que su colorido y sonidos llegaran hasta los puntos más distantes de nuestra geografía. Precisamente, ese apoyo de ambos dirigentes y los 50 años del Circo Nacional de Cuba son el leitmotiv del espectáculo El circo por siempre.
Quienes apostaron por llegarse hasta las gradas de la Sala Yara, de la ciudad del Yayabo, saben que no peco de absoluta al expresar que las ovaciones estuvieron presentes en cada minuto de la noche. Roan, mástil acrobático, hula hoop, contorsiones, cintas aéreas, suiza acrobática, pole aéreo, danza con aros, patinaje acrobático y el humor de simpatiquísimos payasos nos condujeron en un viaje imaginario al pasado de ese arte en nuestra nación y, luego, nos regresaron de la mano de lo más contemporáneo.
“El circo por siempre ilustra la grandeza de las temporadas circenses en las décadas de los 70 y 80. Fue pensado en dos grandes momentos. El primero previsto con números más puramente tradicionales y, luego de un pequeñísimo intermedio, se fusiona con otras artes. Mezcla mucho y de manera inteligente el circo con el teatro. Nos hemos dado cuenta de que funciona contar una historia y hacia ese camino transitamos”, dice sin medias tintas José Manuel Cordero Hernández, coordinador general del Festival Circuba y director artístico de la propuesta itinerante.
Y para demostrar cuán saludable resulta esa imbricación, se sumó a la gira, desde que tocó puerto en Camagüey, parte del elenco de la compañía Circo Gran Fele, de Valencia, España. Con expresiones y movimientos llamativos tiene el reto de avivar la escena en sus primeros minutos. Un objetivo que logra con creces.
“Desde que entré a la compañía, los actos han tenido esa mezcla entre la acrobacia, el trapecio y el circo, por lo cual estamos acostumbrados a que funcione en Europa. Ahora, estamos descubriendo al público cubano, que en cada presentación, afortunadamente, nos ha recibido muy bien y ha aceptado nuestra propuesta con mucho agrado. Nosotros también lo hemos disfrutado”, opina Víctor Lafita, uno de sus integrantes.
Junto a él, Rafael Pla, director de la referida compañía española y eterno enamorado de la técnica circense cubana, asiente con la cabeza al preguntar si está satisfecho con lo vivido y sonríe con complicidad al indagar sobre cuánto ha significado para ellos, por vez primera, estar en tantos escenarios de nuestro país.
“No solo estamos cambiando de registro, sino que evaluamos cómo funcionan mejor las cosas. Esta posibilidad de formar parte del espectáculo es muy provechosa para nosotros porque lo que hacemos allá es muy distinto. Llevamos tres semanas y no nos ha dado tiempo a analizar, pero sí nos hemos percatado de que el público es muy cálido y los artistas trabajan con mucha entrega, al enfrentar dificultades objetivas”, confiesa quien se roba las miradas del auditorio desde que sale de entre los telones por mostrar una sui géneris visualidad con pelo y barba blanca y espesa; obeso y caminar lento, a semejanza de un personaje extraído de un añejo cuento infantil.
“Es un error pensar que solo existe un circo porque hay muchos tipos. Después de la II Guerra mundial, a principios de los 50, con la aparición del cine y la televisión, lamentablemente, nuestros espectáculos se encasillaron en el público infantil porque lo que se proponía no asombraba tanto porque se podía ver en la gran pantalla. Eso llevó a que el circo se reinventara y lo hará siempre para tener público”, concluyó.
Uno de los momentos más aplaudidos de la sugerente opción veraniega que actualmente hace su escala en Pinar del Río es la especialidad de hula hoop, interpretada por la mexicana Paola Castillo Pérez, quien obtuvo mención en el XVII Festival Internacional Circuba.
“Me ha sorprendido ver cómo aquí las personas llenan los lugares. Eso no sucede nunca en mi país. Se aprecia que conocen sobre arte. En mi caso, con los hula hula demuestro que, más allá de un juguete, se convierten en objetos que no importa la cantidad para poderlos dominar con facilidad”, explicó.
Al igual que Paola, el dúo matancero Ángeles, con su propuesta de patines acrobáticos y Los gauchos de la Pampa, de Argentina, generaron las más profundas ovaciones.
“La revelación de este año es el payaso Bonsái y de los números aéreos el más atractivo resulta la lámpara del Circo Gran Fele. Definitivamente, hay que ir a disfrutarlo y sacar conclusiones porque la calidad está mucho más pareja que en otros años”, comenta Cordero Hernández.
Trajes que derrochan buen gusto y talento con el manejo de las fantasías; música adecuada y la búsqueda constante para ser más atractivos y osados propician que los telones de El circo por siempre cierren con éxito. Ha funcionado sobremanera con la inclusión, además, en la escena del Ballet de Camagüey, quien con la Compañía Havana, las icónicas modelos figurantes del Cabaret Tropicana y artistas de México, Argentina, Colombia y España suman la lista de invitados especiales.
Una singularísima sensación interna se adueña de cada asiento desde que se escuchan los primeros acordes de la música hecha por Piotr Tchaicovsky para el ballet El lago de los cisnes. Y es que nadie puede imaginar que junto a la fuerza y concentración de un ejercicio como el pole aéreo llega de la mano un pas de deux del malvado hechicero Rothbart enamorado de Odette. Resulta casi imposible no sufrir, junto al joven que desafía las alturas y cae rendido a las punteras blancas de la bailarina.
Sin duda, Circuba volvió a coronarse como una de las mejores opciones que tocó puerto espirituano en esta etapa estival con extensión en Cabaiguán, Jatibonico y Yaguajay con matiné infantil; una propuesta capaz de demostrar en los últimos tiempos que la conjugación de tradición y emociones resulta ideal opción para el disfrute en familia.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.