El diálogo nacional por la paz en Nicaragua, convocado por el presidente de la República, Daniel Ortega, comenzará este miércoles en Managua, con la Conferencia Episcopal en calidad de testigo y mediadora.
Tras casi un mes de violencia, enfrentamientos y vandalismo con un saldo de muertos y heridos aún por determinar, el gobierno y distintos sectores de la sociedad se sentarán a la mesa para tratar de hallar una solución que devuelva la estabilidad y tranquilidad a los nicaragüenses.
El proceso, según informó el presidente de la Conferencia, cardenal Leopoldo Brenes, se iniciará a las 10:00, hora local, en la capitalina iglesia Nuestra Señora de Fátima.
‘Después de escuchar el clamor de una gran mayoría de la sociedad y conscientes de la gravedad de la situación que vivimos en el país, y aun cuando las circunstancias para dicho diálogo no son las más idóneas, anunciamos el inicio del mismo’, expresó Brenes.
Por otra parte la vicepresidenta Rosario Murillo confirmó que Ortega participará este miércoles en la instalación del diálogo.
En la mesa de diálogo estará nuestro presidente, estaremos nosotros, nuestros representantes, según la metodología y organización de la Conferencia Episcopal, mediadora y testigo de ese evento histórico, que con seguridad trabajará por la paz en el país, aseguró Murillo.
Ahí estaremos para trazar esas rutas que nos permitirán, Dios mediante, escucharnos y discutir nuestros problemas con buena voluntad y buen corazón, agregó.
En tanto, las expectativas en torno al diálogo crecen conforme pasan las horas, toda vez que diversas fuerzas sociales harán parte del mismo.
La iglesia espera que el encuentro aborde estructuralmente el tema de la institucionalidad del país con el objetivo de ir allanando el camino hacia su democratización.
En respaldo a las conversaciones, el cardenal pidió el esfuerzo de todos los sectores, Gobierno y resto de la sociedad para mantener un ambiente propicio de tolerancia y respeto, sobre todo cuando se realicen manifestaciones pacíficas.
La escalada de violencia detonó por una propuesta de reforma al seguro social, que más tarde fue derogada y el Jefe de Estado convocó al diálogo.
El 18 de abril se desató en Nicaragua una crisis social sin precedentes en las últimas décadas, cuando manifestaciones a favor y en contra del gobierno desembocaron en muertes, lesiones y actos de vandalismo.
Los sucesos, de acuerdo con el Ejecutivo detonaron por una propuesta de reforma al seguro social, más tarde derogada, y se llamó a un diálogo nacional para lograr la estabilidad en el país.
Sin embargo, la violencia, los enfrentamientos y los actos vandálicos se sucedieron en varias ciudades y localidades del territorio nacional.
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