Caracusey no ha sido nunca de esos poblados apacibles; las imponentes crecidas de sus ríos, el rescate de imprudentes en la copa de un árbol o la fiesta de San Blas, entre las celebraciones populares de más arraigo en la región, acabaron con el anonimato de este pobladoubicado a un costado de la carretera entre Trinidad y Sancti Spíritus, ahora favorecido por el Programa de Reanimación de Comunidades que impulsan el Partido y el Gobierno en la provincia de Sancti Spíritus.
La convocatoria para renovar la imagen de este Consejo Popular y sus ocho comunidades: La Paloma, La Palomita, Caracusey, El Otro Lado, Fidel Claro, La Pedrera, Los Molinos y La Ermita apostó, primero, por sumar a todo el pueblo, según cuenta Jorge Cueva, el presidente del Consejo, siempre inquieto, amable y pendiente de cada detalle.
“Debo reconocer el apoyo de las empresas e instituciones del territorio que se involucraron totalmente en las labores de reparación y mantenimiento; también la atención del Gobierno y el Partido, que estuvieron al tanto del avance en las acciones”.
Los trabajos mejoran, en lo fundamental, el estado constructivo de instalaciones médicas, locales de servicios, de los viales y de espacios públicos, con los cuales se solucionaron siete planteamientos de la población, que hoy aprecia y agradece.
LA NOVEDAD DE LA REANIMACIÓN
Una treintena de acciones constructivas se materializaron en el poblado que se articula de norte a sur a ambos lados de la Calle Real y ha crecido significativamente desde aquel informe del agrimensor don Bernardo Orri en el año 1841, que hacía referencia al número de habitantes: apenas 110 personas; hoy son más de 4 690; pero la inauguración de la pescadería Especialidades del Mar acaparó las expectativas de los vecinos por la oferta y los precios asequibles. Esta resulta la tercera unidad de su tipo inaugurada en el municipio de Trinidad y la quinta en la provincia. Según Luis Sariol, jefe de Inversiones de la Empresa Pesquera Industrial Sancti Spíritus (Episan), este centro responde a la línea de desarrollo integral de esta entidad.
“La apertura de este establecimiento, cuya obra civil rondó los 60 000 pesos, más 2 500 CUCpara la adquisición de los equipos tecnológicos, debe satisfacer la demanda de estos productos del mar, con más de 15 variedades en venta a partir del pescado y el pollo. También iniciamos la elaboración del seviche trinitario, popularmente conocido como crudo, con una gran aceptación. De esta forma estamos cerrando el ciclo de producción, distribución y venta”, añadió el directivo.
El restaurante Caracusey resultó otra de las obras retocadas, con cambio de la carpintería y un nuevo mobiliario. Allí fue mejorado además el servicio que se brinda a los 53 beneficiados por el Sistema de Atención a la Familia. Leonardo Gallardo, el administrador, reconoce que es solo el comienzo: “El apoyo de la comunidad fue decisivo, pero ahora debemos continuar generando iniciativas, comprar ventiladores, atender las necesidades de estos adultos mayores y lograr que todos lleguen hasta aquí y se sientan como en su propio hogar”.
Al visitar la instalación, Deivy Pérez Martín, primera secretaria del Partido en la provincia, acompañada por Teresita Romero Rodríguez, presidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular, y las máximas autoridades del municipio, reflexionó sobre la sensibilidad que debe acompañar al colectivo para que estas personas, a veces sin protección familiar, encuentren un lugar donde contar sus historias de vida y añadió que esa es la obra de la Revolución.
Los beneficios de la reanimación “acariciaron” un grupo importante de centros del Consejo Popular, entre ellos la escuela primaria Antonio Maceo, específicamente el bloque 1, el más afectado por los vientos del huracán Irma; los consultorios médicos de Martín Diez y La Paloma, el parque y el estadio de Caracusey, la panadería y los locales pertenecientes a la Empresa de Servicios.
Los habitantes de la comunidad tampoco ocultan su regocijo por el gimnasio biosaludable recién instalado, los trabajos en el vial y el parque de Los Molinos, la eliminación de salideros y el montaje de una estación de bombeo, así como la eliminación del bajo voltaje en la Circunscripción No. 67. Allí, cuentan ahora aliviados los electores, ni siquiera podían conectarse refrigeradores y otros equipos eléctricos.
TODOS PARA UNO
No todas las insatisfacciones están resueltas en Caracusey; en la agenda del presidente del Consejo Popular apuran otros reclamos en función de garantizar la calidad de vida de hombres y mujeres con un apego tremendo a la vida rural, a la tradición.
“La imagen del poblado cambia para bien—explica este hombre que no se complace con lo alcanzado—, pero necesitamos mayor compromiso por parte de los vecinos para mantener lahigienización, continuar mejorando los servicios y aportar nuevas manos a las labores agrícolas a fin de incrementar la producción”.
El otrora asentamiento indio a las márgenes del río, cuyo cacique se nombró Caracusey y del que no existen evidencias arqueológicas, conserva su estirpe de tierra pródiga para el cultivo y crianza de ganado; testigo además del esplendor azucarero con una de las haciendas mejor preservadas del Valle de los Ingenios, Guáimaro. Mas, la vida en el Consejo Popular no se aferra al pasado, fluye en ese coqueteo con la modernidad, con las aspiraciones de los pobladores de encontrar precios más justos en las placitas y puntos de venta de la agricultura, viales en mejor estado…, porque la prosperidad del poblado se construye hoy desde lo colectivo.
Enhorabuena para los caracuseyenses, se lo merecen y han trabajado siempre en colectivo para lograrlo. Gracias al su empeño sistemático de sus represenantes ratificados algunos de ellos mandato tras mandato como es el caso del presidente del consejo popular y la delegada Bárbara Lira, con la participación del pueblo es que se logran cosas como estas. Solo cuando hay dedicación , empeño y compromiso todo se puede. Ahora solo resta continuar la marcha como decía Serafin.