“Soñaba con ser una artista visual, pero cuando hice las pruebas para la entonces Academia de Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, de Trinidad, no pude matricular porque me faltó un punto en el examen de Apreciación. A partir de ahí me tracé la tarea de estudiar esa materia”, asegura Liesly Abstengo Sánchez, quien optó por la carrera de instructor de arte.
Desde entonces, esta muchacha natural de La Sierpe, el municipio espirituano con menor número de esos profesionales, al conocer en profundidad las particularidades de su carrera agradece el haber apostado por ese camino.
“A diferencia de otras personas que comenzaron conmigo, sabía que formaría y educaría al resto de la sociedad en los preceptos artísticos y creativos. Ya en la secundaria varias profesoras me habían alertado que tenía vocación para educar. Hoy sé que era lo que realmente necesitaba hacer”, menciona mientras recorre en la memoria las complejas jornadas tras culminar sus estudios como la mejor alumna de su especialidad en la octava graduación de la Escuela de Instructores de Arte Vladislav Volkov, de Sancti Spíritus.
Cargada de sueños, como siempre sucede cuando se tiene el título aún con tinta fresca en la mano, retornó a su localidad de origen con la necesidad de entregar todos los conocimientos aprendidos.
“Me ubicaron en un plantel perteneciente a una zona de difícil acceso en Peralejo. Para llegar hasta allí y visitar otros centros de la zona, como sucede cuando laboras en un área rural, tenía que auxiliarme de los vaqueros. Incluso, sortear toros y búfalos. Luego pasé al círculo Espiguitas doradas, de la cabecera municipal, donde rompí el canon de que solo servíamos para decorar. Creé mi propio programa y tuve resultados. Más tarde, me pidieron en la secundaria básica del territorio y asumí como presidenta de estructura de base de la Brigada Instructores de Arte José Martí, (BIAJM) en el consejo popular La arrocera”, añadió.
Otra vez los caminos de su municipio, el cual asegura no pretende nunca dejar a un lado, los hizo suyos. Un bregar constante entre la localidad cabecera, El Jíbaro y Las Nuevas motivó a esta jovencita que poco a poco se ganó la confianza de sus colegas.
“Escuchaba sus preocupaciones, inquietudes, problemas, y trataba de darle solución a lo que estuviera en mis manos y, los que no, los viabilizaba. Luego, comencé en la sección de comunicación de la dirección municipal de la brigada. Se me hacía un poquito difícil, pues solo contamos con un corresponsal de la radio y queríamos darnos a conocer por otros medios. Al poco tiempo me designan presidenta”, expresa en ráfagas, como si en el tiempo pasado no hubiese encontrado tropiezos lógicos, entre ellos cursar en medio de toda esa vorágine la licenciatura en Instructor de Arte.
“Fue difícil convertirme en líder desde mi especialidad porque cuando se pide un instructor siempre se piensa en las necesidades musicales, teatrales o danzarias. Nos asumen más estáticos. Eso me pasó en las guerrillas, pues debimos encontrar las vías más dinámicas para insertarnos en las intervenciones comunitarias que protagonizábamos sistemáticamente por gran parte de la geografía sierpense”, alega.
Cuando ya Liesly Abstengo Sánchez se había adaptado a esa vida agitada que le obligaba a repensar diariamente cómo evitar el éxodo de sus instructores y, por tanto, fortalecer al movimiento con el apoyo de la Casa de Cultura de su territorio, otro desafío tocó a su puerta: asumir la máxima dirección de la BIAJM en Sancti Spíritus.
“Desde entonces, tengo muchos retos en esta nueva etapa de mi vida. Entre ellos destaco como prioridad completar las estructuras de dirección en todos los municipios y agrupar a los instructores en sus comunidades, trabajen o no en los sectores cultural o educativo. Por ejemplo, en La Sierpe logré que, aunque muchos han ido a trabajar en el arroz, cuando se hace una guerrilla estén presentes y el pueblo asume mejor la propuesta porque nace de uno de ellos”, confiesa, mientras la combinación entre una sonrisa y la frente fruncida delatan que resulta uno de sus mayores anhelos; aspiración compleja de materializar para esta recién electa delegada a la Asamblea Provincial del Poder Popular, quien conoce bien que a fuerza de empeño y perseverancia se doblega hasta lo que parece imposible.
“El movimiento de instructores de arte está en deuda con la cultura comunitaria. Nos toca, desde cualquier frente, revitalizarla porque para eso nos formamos un día”, concluyó.
Yo que fui su maestra, confieso que me sorprende lo lejos que ha llegado Liesly como ser humano, no porque dudara de su capacidad, sino porque siempre fue muy callada, humilde, noble, de gran corazón, pero siempre brindando amor y cariño a todos los que la rodeaban. Además cuenta con unos padres maravillosos que la supieron educar. Muchas felicidades Liesly, y éxitos en tu futuro como representante del pueblo.
Estoy de acuerdo que Liesly se ha convertido en un referente para la Brigada José Martí no solo en Sancti Spiritus, sino a lo largo del país, por su trabajo bien logrado. Felicidades desde Granma