Escambray Periódico de Sancti Spíritus
Así se define Anselmo Hernández el único espirituano galardonado con el Premio al mayor impacto de la ANIR en Cuba
Silencioso, poco dado a los elogios, sencillo y con un andar pausado, así lo aprecio mientras transita el espacio al aire libre que une el laboratorio donde se desempeña con la pista de aterrizaje y las demás instalaciones, dentro del aeropuerto de Sancti Spíritus. Más de 50 años en estas mismas áreas, a las que llegó saliendo de su adolescencia, con el deseo de hacerse técnico, primero de vuelo, y luego en 1980, en la especialidad de Aviónica, tras concluir cinco años de estudio en la antigua Unión Soviética, beca que obtuvo como estímulo por su desempeño.
Anselmo Hernández González es el único espirituano ganador del Premio al mayor impacto de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores en el país, distinción que recibió en el 2017 junto a dos camagüeyanos y un matancero.
¿A qué obedece este premio?
Por los más de 37 años que llevo realizando inventivas, con un impacto económico muy grande, consistente en millones de dólares ahorrados al país por concepto de sustitución de piezas que no existen, pero sin ellas resulta imposible que los aviones agrícolas funcionen.
¿Cuál ha sido la innovación más significativa?
Todas lo son, algunas con más o menos complejidad, pero determinantes para la seguridad y el desempeño de las aeronaves que conforman el parque de esta Unidad Empresarial de Base, perteneciente a la Empresa Nacional de Servicios Aéreos, en Sancti Spíritus.
Aunque siempre hay trabajos que sobresalen como el denominado Recuperación de indicadores de control de combustible en el avión M-18. Versa sobre de un instrumento de medición que indica la cantidad de combustible existente durante el vuelo, pero por falta de piezas para su reparación, por ser de procedencia americana, se dificulta el arreglo de los mismos, entonces abrimos el aparato y sustituimos elementos defectuosos por otros de procedencia japonesa, y luego de una prueba de funcionamiento solicitamos el aval por parte de la Dirección de Ingeniería del Instituto de Aeronáutica Civil.
Esta inventiva permitió poner en funcionamiento un grupo de aeronaves, cada una lleva dos y su valor en el mercado internacional es de 3 555 USD; pero, además, se insertan al proceso productivo garantizando el vuelo con mayor seguridad.
¿Qué otras inventivas han surgido de su quehacer?
En este último período hicimos el diseño y la construcción del sistema de izaje del motor (similar a un gato hidráulico), también para los aviones M-18, que nos permite sustituir el dispositivo de aceite sin tener que bajar el motor, como antes se hacía. Ello implica disminuir a pocas horas el tiempo de reparación de la nave, que antes era de hasta tres días y humaniza la labor de los mecánicos. Junto a Omar, Ángel y Alberto, otros técnicos de esta entidad, estamos realizando varias innovaciones que esperamos tengan un resultado muy positivo en ENSA.
¿Eventos en los que ha participado?
En dos ocasiones he asistido a las ferias que se desarrollan en Expocuba, llevando muchas de las inventivas realizadas aquí y que ya se aplican en la aviación. Durante la edición dedicada al 40 aniversario de la ANIR, el pabellón más visitado fue el de nosotros.
Pero también formo parte de la comisión técnica que en cuatro ocasiones ha viajado a Rusia y Polonia para revisar los aviones que se comprarán, con destino a las labores agrícolas, de riego y fumigación, entre otras tareas. La más reciente fue en el 2017, cuando inspeccionamos siete naves, tres de las cuales ya se encuentran en Sancti Spíritus prestando servicios.
¿Cómo es Anselmo en su hogar?
Un padre apasionado, amante del paisaje campestre, pero, por sobre todas las cosas, un adicto a la lectura, cada semana acudo a la biblioteca provincial y saco hasta dos libros, sin ese hábito no puedo sentirme completamente realizado, no solo porque me distrae, sino porque me cultiva.
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Escambray / ISSN 9664-1277
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