Las delegaciones del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno de Colombia concluyeron el sexto ciclo de diálogos para la paz sin acuerdos completos sobre cese el fuego y participación, anunciaron este primero de agosto las partes en La Habana.
En una declaración dada a conocer a la prensa, el Ejecutivo colombiano y el grupo insurgente aseguraron que los temas de la mesa de conversaciones de este ciclo y el anterior, se centraron en un “nuevo cese el fuego bilateral, temporal y nacional, y el diseño de un proceso de participación de la sociedad en la construcción de la paz”.
Pablo Beltrán, jefe de la delegación del ELN, argumentó que no obstante al desacuerdo, se “avanzó significativamente” para lograr el silenciamiento de las armas, cuestión en la que se logró un pacto con el Gobierno de Juan Manuel Santos entre octubre de 2017 y enero de 2018.
El guerrillero colombiano se mostró optimista en la continuidad del trabajo con la administración entrante en Bogotá, la cual estará encabezada por el recién electo presidente Iván Duque, quien ocupará el cargo el 7 de agosto próximo.
Es importante que haya un cese el fuego bilateral porque será más fácil y existirán las garantías para desarrollar un diálogo nacional, y que la sociedad aporte a la construcción de la paz, valoró.
Beltrán expresó la necesidad de que las sucesivas mesas de conversaciones creen “instrumentos” para la “neutralización de la matanza” en la nación suramericana, y posibiliten la ayuda a líderes sociales y activistas, actualmente objeto de “persecución y genocidio”.
Puntualizó que la Agenda pactada en marzo de 2016 tiene los propósitos de acordar transformaciones y poner fin al conflicto armado en Colombia, y con ello “sacar la violencia de la política”.
El representante del Gobierno Nacional, Gustavo Bell, apuntó que el final de este ciclo coincide con la terminación de los ocho años de mandato del presidente Juan Manuel Santos, en el cual se firmó un acuerdo para poner fin al prolongado conflicto con las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo.
Aclaró que la alternación del poder en Colombia (establecido por la Constitución) deja en manos del próximo mandatario la decisión de continuar el proceso de pláticas, aunque esclareció que la propia Carta Magna de ese país también contempla la paz como un deber y un derecho.
Bell insistió en la importancia del cese el fuego para ofrecer garantías a los ciudadanos de participar en la construcción de la paz, y que tal ejercicio se realice “sin mediación de las armas o intimidación”.
El Estado es el primero en reconocer la situación actual con líderes sociales y ha asumido medidas para proteger a los ciudadanos, esclareció, al tiempo que reconoció el aumento de la violencia en los últimos meses, donde intervienen “organizaciones criminales que también están afectando la vida de los colombianos”.
Bell dijo que aunque no están totalmente satisfechos porque no se logró el concretar el cese el fuego, existe el compromiso y la voluntad de continuar el trabajo para, en un “término razonable”, alcanzar acuerdos e impulsar la agenda pactada.
Las partes reconocieron el respaldo de la comunidad internacional al proceso, que ha contado con Cuba, Brasil, Chile, Noruega y Venezuela como garantes, y Alemania, Holanda, Italia, Suecia y Suiza, como países de apoyo y acompañamiento, además del Consejo de Seguridad de la ONU.
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