La villa del Espíritu Santo, hoy Sancti Spíritus, cumple este año el aniversario 504 de su institución por Diego Velázquez
La cuarta urbe establecida en Cuba por los colonizadores españoles celebra este año, rodeada de costumbres y leyendas centenarias, el aniversario 504 de su institución por Diego Velázquez como villa del Espíritu Santo.
Su historia desde finales del siglo XV hasta la fecha recorre un buen ejemplo de la evolución de una ciudad colonial de tierra adentro, donde se descubren las más auténticas leyendas de todas las épocas.
Historiadores como Fernando Portuondo, Manuel Béquer y Hortensia Pichardo concuerdan en sus estudios que la historia de la cuarta villa cubana no comenzó con su fundación, sino el 7 de julio de 1494, cuando se celebró en el territorio la primera misa oficiada en Cuba.
Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más
Sancti Spíritus: La guayabera, prenda de cubanía y tradiciones
Según relatos de la etapa, el hecho ocurrió durante el segundo viaje que realizara el Gran Almirante a Cuba, cuando este clavó una cruz en la rivera de uno de los ríos que desembocan al sur de la región central y allí ofició el acto religioso.
Aun cuando el sitio exacto de la ceremonia no ha sido especificado, se conoce que tuvo lugar en alguno de los afluentes que desaguan en la costa del territorio de las provincias indígenas de Magón, Ornofay o Guamuhaya.
Dos décadas después el Adelantando Diego Velázquez fundó Sancti Spíritus en la cercanía de un pueblo indio situado en los márgenes del río Tuinucú, en una fecha instituida entre el mes de abril y el 4 de junio de 1514.
A pesar de su establecimiento como una de las primeras siete villas cubanas, la urbe no alcanzó el título de ciudad hasta el 28 de mayo de 1867, cuando las condiciones económicas -favorables gracias a la producción ganadera- la convirtieron en un referente nacional.
No obstante, en el plano arquitectónico la villa conservó las claves de la ciudad colonial cubana incluso luego del auge de las primeras décadas del siglo XX o de su instauración como capital de la provincia homónima creada en 1976.
Según la investigadora Alicia García Santana, ninguna de estas circunstancias provocó la pérdida del carácter añejo de esta villa, declarada junto al resto de las primigenias, Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.
EJEMPLO DE LA ARQUITECTURA COLONIAL
La herencia aborigen y la hispana, con un marcado estilo morisco, y el desarrollo de rasgos criollos en la arquitectura de la ciudad la convierten, cinco siglos después de su fundación, en un ejemplo distinguido del trazado urbano de la época.
En su libro Las primeras villas de Cuba, García Santana asegura que en Sancti Spíritus se reconocen fácilmente las plantas de dos trazados urbanos: el de los españoles, integrado por dos calles casi paralelas y el asentamiento primario de los aborígenes, caracterizado por la irregularidad de vías.
Todas las villas primitivas estuvieron configuradas de ese modo pero en la mayoría de los casos, las evidencias urbanas del poblado indígena desaparecieron excepto las que han subsistido en Bayamo y las claras evidencias de yuxtaposición visibles aquí, agrega.
De modo que el trazado urbano de la cuarta urbe cubana refleja como ningún otro la configuración de un emplazamiento aborigen, lo que se suma a sus otros tantos encantos devenidos de la mezcla de culturas.
Una de las mejores muestras de esa fusión es la Iglesia Parroquial Mayor, edificada en el centro histórico espirituano desde el siglo XVII y considerada junto al puente Yayabo y el Teatro Principal, las tres joyas arquitectónicas de la villa.
La suntuosidad del templo recuerda la implantación de la fe católica, herencia impuesta por la colonización española.
‘La fachada conserva su aspecto original, rematada en sencillo frontón triangular, coronada con prismas. En lo alto tres vanos correspondientes al coro se flanquean por pilastras de factura renacentista. En lo alto, una hornacina; a un costado, la imponente torre’.
Así la describe García Santana en su texto, donde afirma además que se trata de la iglesia mejor conservada de las erigidas en el siglo XVII.
‘En esta parroquial de una sola nave se conserva el único arco toral de madera que ha llegado a nuestros días. Fue reparado en 1758 por el obispo Morell de Santa Cruz. Es un ejemplar de extraordinario valor que refrenda el aspecto antiguo de este monumento’ añade.
PATRIMONIO INTANGIBLE
A la par de sus probados valores históricos y materiales, la villa del Espíritu Santo también es sitio para el desarrollo de leyendas y tradiciones locales consideradas dentro del patrimonio intangible de Cuba.
Así ocurre con la guayabera cubana, considerada la prenda oficial para ceremonias diplomáticas y cuyo surgimiento se enmarca en esta ciudad, atribuido a la inventiva de un matrimonio de inmigrantes españoles a inicios del siglo XVIII.
En su composición se distinguen bordes y aberturas que la diferencian de una camisa común, así como una veintena de botones y filas de cinco pliegues -dos al frente y tres en la espalda- en forma de alforzas que rematan en un canesú de triángulo que recuerda a la bandera nacional.
La guayabera es considerada ‘una de las más auténticas y legítimas expresiones de cubanía’, como recoge la Gaceta Oficial de la República.
Junto a su estrecha relación con esta prenda, la ciudad de Sancti Spíritus también resguarda míticas historias sobre sus edificaciones, como aquella que asocia la construcción del puente Yayabo, el más antiguo de Cuba, con la leche de chiva o sangre de toro como ingredientes en su mezcla.
Aunque los historiadores locales han desmitificado esta versión, muchos lugareños confían en esos ingredientes ‘secretos’ para explicar la resistencia del Yayabo, quizás la más emblemática de las construcciones espirituanas.
De igual modo otros mitos describen güijes que desandan la villa, túneles secretos que conectan templos del centro de la ciudad o un misterioso visitante encomendado a la fe católica que desapareció durante una tormenta, dejando una enigmática escultura dedicada a Jesús.
Otras tradiciones dan fe de la importancia de la cultura campesina en esta jurisdicción, ganadera desde siglos pasados. Según García Santana, del vínculo con la tierra fue brotando la pertenencia de un grupo humano a un territorio transformado en nación.
Hasta el día de hoy los atributos de la cultura campesina son parte significativa de nuestra entidad como pueblo que se reconoce en costumbres, objetos, vestuario, música, bailes, canciones y poemas.
‘Del zapateo a la guayabera, del sombrero de guano al taburete, de la yunta de bueyes a la montura del caballo, de la guitarra a la décima, (…), del pilón de arroz al tabaco, interminable es la relación de expresiones de la cultura material e inmaterial que vincula lo cubano a lo guajiro’, señala la investigadora.
Tradiciones, edificios y una arquitectura mágica adornada con los mitos de más de 500 años de historia, configuran la idiosincrasia de la cuarta villa cubana, la del Espíritu Santo, convertida hoy en la ciudad detrás de las historias.
Me gustaría que publicaran las Bases del Premio de la Ciudad de Sanctis Spíritus, tanto en la modalidad de poesía como en todas las demás.
Saludos.
Linda mi ciudad, verdad?
Falta una foto del puente Yayabo.