No es de esos deportes que inundan las pantallas ni páginas de la prensa, pero el hockey sobre césped, a la calladita, le dio a Cuba dos medallas de oro en Barranquilla y debe ser de las pocas disciplinas colectivas que logren ese doblete.
Sin tanta rimbombancia, las chicas llegaron, compitieron y vencieron, y así Sancti Spíritus, de un golpe, ganó tres medallistas: Yuraima Vera, Roselís Harris y Meili Coss. Con 11 años en la selección nacional, las dos primeras debieron sudar de más en un elenco marcado por la renovación.
“Solo ocho repetíamos de los anteriores juegos —rememora ya en Cuba Roselís, una de las murallas defensivas del elenco—, pero trabajamos bastante, las más experimentadas ayudamos a las más jóvenes; algunas no esperaban coger esa medalla, por eso es tan grande”.
Pero también porque, poco tiempo antes, las muchachas andaban casi desperdigadas para realizar la preparación final. “Desde hace cuatro meses no entrenábamos porque la cancha la estaban preparando. Entonces usamos el tabloncillo, el terreno del Cerro Pelado y jugábamos con los varones. Estuvimos en República Dominicana y al regreso no teníamos dónde practicar y usamos la otra mitad del terreno que no habían empezado a levantar”, expone Roselís Harris.
Tanta adversidad terminó por hacerlas más fuertes, sobre todo después de debutar con derrota: “Luego de ese primer partido nos sentamos a conversar, hablamos de que no podía existir presión en las más jóvenes, que nos habíamos pasado el año entero entrenando y el resultado tenía que salir de una u otra forma. Nos repusimos con la ayuda del entrenador, que nos decía que teníamos que seguir luchando; la psicóloga también nos ayudó.
“Estos juegos los sentí más fuertes, pues en Veracruz teníamos mejor equipo; sin embargo, en esta ocasión íbamos preparadas pero no estábamos tan convencidas de que pudiéramos”, expone.
Ya en la final llegó la opción del desquite y de ganar doble si se le lograba arrebatar el título. “México nunca nos había ganado, pero no nos salieron bien las cosas el primer día, en cambio en el partido final salimos a comérnoslas, como aquel que dice. Ya después que se anotó el primer gol arreciamos la defensa para evitar que ellas marcaran”, añade.
Y en eso Roselís se lució. “Soy defensa, pero me desempeño en varias posiciones: en defensa derecha, la adelantada, la atrasada y la izquierda, que fue la que jugué en el último tiempo, para eso me preparo, para ponerme donde haga falta”.
La medalla del hockey mantiene una tradición espirituana en lides regionales. Además de la repetición del título de Veracruz 2014 para Harris y Vera —quien anotó un gol crucial en el partido de acceso a la final—, ellas continúan una saga que antes comenzó Yeneis Casas y pretende seguir ahora Coss.
A la calladita, el hockey femenino ya está clasificado para Lima, Perú, para los Juegos Panamericanos del 2019. En esa cita, según Roselís Harris, espera llegar y aportar como ahora.
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