Termina el congreso de los jóvenes intelectuales y artistas de Cuba tras días de profundo ejercicio crítico al interior de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), organización con fines culturales y artísticos que agrupa de manera selectiva y a partir de un criterio de voluntariedad a miles de escritores, artistas y promotores menores de 35 años de toda Cuba.
«Tenemos el encargo de hacer prevalecer la lucidez, la vocación liberadora y el compromiso intelectual que hasta hoy definen al movimiento cultural en la Isla», consta en los documentos finales del evento.
Durante la jornada final del cónclave, los jóvenes recordaron las jornadas de junio de 1961, cuando junto a Fidel, en la Biblioteca Nacional de Cuba, recordaron lo que significa ser vanguardia y sus compromisos.
El 3er Congreso de la AHS se dedicó, de manera especial, al 150 aniversario de las guerras por la independencia nacional, «porque en Cuba, cultura y Revolución nunca han sido antagonistas; tradición y presente se articulan en el discurso de la nacionalidad», resaltó la actual dirección de la organización juvenil.
Durante la clausura, del 2do Congreso se rememoraron como importantes logros el legado de un método, un esquema general para evitar la acumulación de viejos problemas, así como los intercambios sistemáticos entre los miembros de la asociación y un conjunto de organismos, lo cual permitió superar obstáculos y construir nuevas relaciones. La mayoría de los acuerdos adoptados entonces, ya son realidades.
Ahora, entre las prioridades, los delegados presentes manifestaron que se encuentra el fortalecimiento del rigor en la creación, la documentación de nuevas prácticas creativas, la reanimación de la crítica y la investigación, y un cambio en las dinámicas de formación en la enseñanza.
También, en este congreso de 2018, quedaron evidenciadas fisuras en la actualización de las estrategias de promoción, el apoyo de algunas entidades de la cultura, la demorada emisión de determinadas normas jurídicas, los mecanismos de gestión, las dificultades para la circulación del arte en sus diferentes manifestaciones y la insuficiente influencia de lo mejor del arte cubano y universal en los públicos nacionales.
Los jóvenes artistas reconocieron la guía del Partido Comunista de Cuba y la Unión de Jóvenes Comunistas. La preparación de este evento fue una expresión de su apoyo.
Igualmente reconocieron que —como está definido en el programa cultural de la Revolución y las políticas que de él emergen— un vínculo más estrecho con la institucionalidad no significa renunciar a mirar críticamente su funcionamiento.
«Si pretendemos alertar ante las distorsiones, corregir incoherencias que se hacen presentes en la actividad cotidiana y fortalecer el funcionamiento sistémico de estas entidades, se hace necesario combinar nuestras sugerencias con una vocación participativa y responsable», concluyeron.
Se denunció la concepción neoliberal de la cultura, que apuesta por la fragmentación y desaparición de la institucionalidad. Y la AHS se pronunció en contra de la cultura de elites que promueve el capitalismo, pues esta propone desconocer o aniquilar lo mejor de la creación popular.
«Las voces del colonialismo cultural se acrecientan cuando muchos jóvenes ven en los fetiches de la sociedad de consumo a sus ídolos, y el éxito lo asocian mayormente a la tenencia de artículos más que a la inteligencia o al conocimiento», destacaron los presentes. Esta circunstancia, alegan en su informe final, nos enfrenta a que obras de calidad se muestren en desventaja ante productos comerciales de gran empaque, y escaso contenido.
En el 3er Congreso de la AHS se propone que el proceso de perfeccionamiento de la educación cubana cuente con los jóvenes creadores, pues consideran que es importante la introducción de asignaturas que brinden herramientas para la recepción critica de los productos, entrenen los sentidos y favorezcan una mejor apreciación.
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