Su gente la conoce muy bien, Jatibonico mucho más, y aunque puede parecer muy callada sabe desdoblarse como nadie en una mujer de principios, dulce, pero firme cuando hace se necesita dejar atrás ese verbo consejero heredado de una profesión que lleva en la sangre y que desde hace tres lustros comparte con un compromiso del que nunca se creyó merecedora: diputada al Parlamento cubano.
Claro que ella no tuvo que hacer campaña y sí confiar en sus méritos y cualidades, el respeto de la gente y en un sistema electoral tan democrático, que ella negra, tan sencilla y humilde y tan de pueblo, por obra y gracia de los electores tiene un escaño en la Asamblea Nacional.
De humildad está lleno su mundo de origen obrero, matizado por la enseñanza de la historia patria que imparte a estudiantes de Secundaria Básica; una vida de cuentos sobre revoluciones reales y eventos sociales que tienen que ver con la formación de valores, los derechos de los niños, atención a la familia y la vinculación a las organizaciones sociales; todo como parte de la rutina diaria de Marta Uriarte García, una jatiboniquense que conoce el terruño como la palma de su mano.
“Todo empezó cuando en el 2007 me nominan y me eligen como delegada de base de la circunscripción donde había buenos candidatos; tal vez las personas vieron que el maestro tiene mucha facilidad de comunicación; también estaba muy vinculada a la labor de las organizaciones de masas y ya en esa época era miembro del Comité Municipal de la Federación de Mujeres Cubanas e incluso ya había asistido a una sesión de la Asamblea Nacional representando a la FMC. Durante esas propias Elecciones Generales fui electa como diputada a la Asamblea Nacional”.
Pausada, pero segura y con esa rara virtud de algunas personas de tener respuesta expedita en todos los casos, desanda sus inicios en el Poder Popular, el temor a enfrentarse a esas primeras reuniones de rendición de cuenta hasta que, maestra al fin, hace que todo fluya porque “es bueno el contacto con los electores, con la gente en la calle, saber cómo piensa, cuáles son sus preocupaciones.
“No es nada fácil ser delegada de base y diputada a la vez porque el tiempo conspira y a veces antes de ir a una reunión tengo que hacer múltiples llamadas y dejar asuntos importantes coordinados para cumplir, además de ser ama de casa, con una nieta y una hija que cumple misión internacionalista”.
Como buena profesora sabe explicar muy bien que ser diputada al Parlamento no entraña nada material, y sí muchas responsabilidades, como las de presidir o integrar grupos parlamentarios de amistad, desempeñar varias labores en las asambleas provinciales o municipales, los consejos populares, así como integrar comisiones de trabajo en la Asamblea Nacional.
Le ha tocado vivir como diputada momentos excepcionales, pero guarda algunos trascendentes, como el de aquellas jornadas del VI Congreso del Partido cuando le tocó estar sentada tan cerquita de Fidel, a solo tres sillas, que casi podía oír su respiración, “fue muy difícil cuando hubo que liberarlo de su condición de diputado”.
A sus 60 años no le molesta hablar de jubilación, pero asegura que no va a desvincularse de ese oficio con el que nunca se termina que es el magisterio.
“Eso me va a permitir atender mejor a la población y mejorar mi labor como diputada y miembro de la Comisión de Atención a la Niñez, la Juventud y los derechos de la Mujer de ese órgano”.
Integrar la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular implica el reto de mantener la Revolución y muchas responsabilidades, “porque nos enfrentamos a una etapa de cambios en un escenario marcado por presiones externas y dificultades internas por resolver.
“Ser elegida por tercera ocasión como diputada a la Asamblea Nacional, más allá de la experiencia que me ha aportado, es un compromiso grande con quienes me eligieron, con mi provincia y con mi municipio: Jatibonico. Estar involucrada en la labor de Gobierno me ha servido mucho para el trabajo y para la vida, para entender un poco más a las personas, los problemas que tiene la ciudadanía y comprenderlos”.
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