Los delegados intercambian con todos los trabajadores que puedan aportar ideas lo más exactas posibles acerca de esta agroindustria insular
Los participantes en el XX Festival del Habano recorren este primero de marzo las fábricas de Partagás y La Corona, para conocer los pormenores de la elaboración en galeras de los puros Premium más famosos del mundo.
Ambas industrias se encuentran en la zona central de La Habana, en barrios humildes, donde la tradición y la historia se dan la mano para enriquecer y seguir el conocimiento acerca de cómo enrollar un cigarro de la mejor manera posible.
Esta es una parte del Festival sumamente atractiva, y que junto a la visita a las plantaciones, ilustra a los asistentes en los procesos más complicados y bellos de este producto cubano.
En las industrias, conversas los visitantes con los jefes de calidad, con los torcedores y con todos los trabajadores que puedan aportar ideas lo más exactas posibles acerca de esta agroindustria insular, de fama mundial.
Algunos entendidos, explicaron oportunamente a este periodista que una profundización en la historia y la arquitectura relacionadas con el tabaco cubano apareció vinculada a las fábricas de tabaco en esta capital.
Por ejemplo, la investigadora Lourdes Domínguez de la Oficina del Historiador de La Ciudad de La Habana, abordó en sus trabajos la historia más antigua del tabaco.
Señala la experta que a los aborígenes aruacos fueron los artífices en el uso y propagación de esa codiciada planta.
Describió al tabaco como el mencionado Oro Pardo, de acuerdo con denominaciones de los siglos XVII y XVIII, y que los navegantes españoles ya descubrieron tempranamente la importancia comercial de esas hojas.
En tanto, el estudioso Carlos Venegas, del Centro Cultural Juan Marinello, de Cuba, marcó a La Habana como la ciudad del tabaco, en un principio con la elaboración del rape y después el torcido.
De 1773 a 1778 las factorías de tabaco fueron reconstruidas y a fines del siglo XVIII se sustituyó el tabaco molido por el torcido.
Es a partir de 1840 que levantan las grandes fábricas de tabaco, en esta capital por lo general de dos plantas, con 600 o mil operarios.
Con esta historia a cuestas, ahora los delegados al Festival pueden conocer pormenores de la actualidad de la producción fabril tabacalera.
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