Nada más que asoman los primeros claros del día y ya se escuchan sobre la ciudad las aeronaves pertenecientes a la Unidad Empresarial de Base ENSA de Sancti Spíritus, las mismas que sobrevuelan el territorio para ejecutar la labor encomendada o traspasan las fronteras provinciales de un extremo a otro de la isla.
Una flotilla de equipos, algunos con más de una década de explotación, otros de reciente adquisición, se encargan de garantizar la totalidad de la siembra en las extensas áreas de la Arrocera Sur del Jíbaro, actividad que demanda de mucha experiencia y consagración por parte de los pilotos, que no solo efectúan el bombardeo del grano sobre los diques, sino también la fertilización y fumigación con productos que le aportan un mejor desarrollo al cultivo.
El 2018 se inscribe como uno de los años con mejor desempeño para la aviación civil territorial, con más de 6 000 horas de vuelo y una productividad del 120 por ciento, pero a su quehacer se suman otras actividades, algunas de estas con impacto extraterritorial, así lo asegura Máximo Omar Mendoza Moreno, jefe de Operaciones de la Empresa Nacional de Servicios Aéreos en la provincia.
“Se de la extinción de incendios, los recorridos forestales, las cargas y fotografías desde las alturas, pero también del saneamiento en zonas costeras con presencia del turismo, tareas que cuentan con las garantías técnicas y el personal especializado para su desarrollo, incluso, con el apoyo de los que desde tierra garantizan el cumplimiento de las mismas”, dice Mendoza.
Distinguida, además, por la labor de los innovadores y racionalizadores, en los últimos tiempos la ENSA atesora más de 150 trabajos con gran impacto económico, lo que le permite mantener el coeficiente de disponibilidad técnica de las aeronaves al 94.7 por ciento, superior a la media del país, con innovaciones que, en muchos casos, trascienden las fronteras territoriales y se implementan en las cuatro UEB de su tipo que existen en la isla; es decir, la de Camagüey, Granma, Matanzas y Pinar del Río.
“A pesar de estos esfuerzos no podemos dejar de mencionar las serias dificultades que atraviesa la aeronáutica civil —explica Mendoza— para adquirir en el exterior piezas y accesorios que permitan alargar la vida útil de los equipos”. ¿La razón? Está relacionada con el bloqueo impuesto por los Estados Unidos, pues los grandes consorcios de aviación se encuentran en poder de ese país y fabricantes como Polonia, Brasil o Argentina utilizan piezas que provienen de sus compañías, por lo que a Cuba le resulta imposible tener acceso directamente a las mismas.
No obstante, la ENSA en Sancti Spíritus desanda las alturas durante todos los días del año, enfrenta contingencias, pone a prueba su capacidad para garantizar los diferentes servicios, pero, sobre todo, contribuye a la formación de los nuevos aviadores que egresan de la academia, tarea en la que también sobresale, ya que en los últimos tiempos donó 17 pilotos para Cubana de Aviación y continúa trabajando en la preparación de otros tres, que pertenecen a las provincias de Villa Clara, La Habana y la nuestra propiamente.
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