Entre las novedades que trajo la última gira del equipo de Sancti Spíritus por predios occidentales se inscribe la primera victoria en Series Nacionales del benjamín de los Gallos, Edelso Montesino Magdaleno
Con sus 18 años, tiene el rostro del niño que es. Mas, luego de vencer los sustos de su primera subida al box desde el mismo primer partido de esta campaña, el muchacho debió esperar más de una salida para concretar el sueño ante un equipo que en el “Cristóbal Labra” se torna aún más complicado. Así, después de un largo traslado, saltó del catamarán al box y caminó cinco capítulos con tres carreras limpias.
“Me sentí muy bien, a pesar del cansancio por el viaje, el sol, el calor, tuve dificultades en el quinto capítulo, pero supe salir, el equipo me apoyó porque me hizo las carreras necesarias. Conté con la ayuda de Juan de Dios, el entrenador, quien me dirige el pitcheo y también de Ariel González, que lanzó un relevo espectacular para salvar su primer juego en Series Nacionales.
“No tenía apuro por la primera victoria, ya había salido en otras ocasiones y eso me ayudó a tener menos presión, eso sí, fue mezclando rectas, curvas, sliders y cuidándome de todo el mundo, fuerte en cada envío, como dice mi entrenador”.
Como preámbulo de su primer triunfo, tuvo un debut exigente: “Fue en Artemisa, me sentí un poco presionado, salí a estadio lleno, bases llenas, dos outs, pero la tiré para ahí y di el ponche, que era lo que le hacía falta al equipo en ese momento”.
Y comenzó su andar en un mundo hasta entonces desconocido en un equipo donde no es hábito arriesgarse con juveniles, mucho menos cuando no se ha quitado aún aquel traje. “Es un cambio grande en todo, requiere mucho esfuerzo, no conoces a todos los bateadores como en los juveniles, aquí tienes que ponerla donde te pida el receptor”.
Montesino no llegó desde el cielo. Marcó su nombre en la categoría escolar y también en la juvenil, sobre todo este propio año, cuando resultó el lanzador más integral del país para definir su staff como el mejor del campeonato con Promedio de Carreras Limpias (PCL) de 2.21.
Con balance de 8-2, obtuvo el 42 por ciento de los triunfos de su selección y fue tercero entre todos los lanzadores, cuarto en PCL: 0.79 y lideró los juegos lanzados junto a varios pitchers (12); los juegos completos (7), las lechadas (6), los ponches (90) y fue séptimo en entradas lanzadas (68.1 innings), además de ser autor de un no hit no run (cero hit cero carrera).
“Fue algo grandioso, no pensé que me fuera a pasar. También tuve la ayuda de la defensa, estaba para que sucediera ese día, a pesar de que estaba limitado para lanzar mucho”.
Lo de la limitación fue por las secuelas de una lesión, debido a una bursitis aguda que lo alejó un año y medio del box y de la que se recuperó gracias al doctor Francisco Montesino, del equipo nacional, y su entrenador Osmani González, quien lo cuenta mejor.
“Hizo un tratamiento muy bueno y fue muy voluntarioso para recuperarse, al punto de que cuando el doctor lo vio en noviembre y comprobó que había desaparecido la lesión no lo quería creer, empezó con 60 lanzamientos y luego 80, como en ese juego del no hit no run, que fue a siete capítulos. Ese día, cuando le quedaban solo cuatro para completar los lances reglamentarios, se lo dije y solo me contestó: ‘¡Vamos pa’lante!’; claro, primero lo consultamos”.
Es esa voluntad, más su perseverancia, lo que compensa lo atípico de su somatotipo como lanzador, pues es pequeño y un poco grueso. “Es valiente, inteligente y siempre tiene ganas de entrenar —alega Osmani—, goza de buen control, da de una a dos bases por juego. Además, lanza 87-89 millas y cuando se exige puede llegar a 91, lo cual para un zurdo es muy bueno”, apunta.
“Tengo que agradecerles mucho al médico y a Osmani, también a Ramón Gardón y otros entrenadores de la EIDE que han estado pendientes de mí en todo momento. Ahora cuando terminé ante la Isla le dije al profe: Estoy mejor que antes de empezar a lanzar en el partido, todo está bien y el brazo está perfecto”.
Su palmarés lo llevó de refuerzo a la final del campeonato juvenil con Santiago de Cuba, con el que obtuvo bronce y con el que lanzó 12 entradas y registró 18 ponches. También a las filas de los Gallos, con los cuales ha lanzado bastante para ser el más joven del conjunto: 13 y dos tercios de entradas, en ocho partidos, con dos iniciados, 12 ponches, cinco boletos y promedio de 6.59 PCL.
“Es verdad, como dices, que he hecho un triple entrenamiento, pero mis profesores siempre se han puesto de acuerdo conmigo según la competencia que tengo y todo ha fluido bien; sé que la Serie Nacional implica una gran responsabilidad por mi edad y es una satisfacción que me hayan llamado, me siento orgulloso de que hayan confiado en mí. Lógicamente, es una categoría muy superior, aquí no te puedes confiar, no puedes tirar lanzamientos al medio de home y tienes que esforzarte en cada envío, hacerlo fuerte, fuerte”.
Ahora debe integrar el equipo Cuba juvenil que irá al Campeonato Panamericano en noviembre próximo en Panamá. Pero mientras llega ese tiempo, el niño de Cabaiguán se enfoca en cada salida con sus Gallos y espera pasar a segunda fase.
“Todos estamos haciendo el máximo esfuerzo, espero clasificar con ellos y luego a darlo todo en el Cuba”.
Que falta le hace a los Gallos que siga así y aquí !!!