James Mattis es visto como la voz más fuerte y quizás más creíble sobre la política exterior en un Gobierno sacudido por despidos y renuncias
Según el Times, durante varias reuniones en la Casa Blanca el jefe del Pentágono subrayó la importancia de vincular las operaciones militares con el apoyo público.
Pero, de acuerdo con las fuentes, Trump quería respaldar pronto con la acción los tuits belicistas que publicó la semana pasada, aunque se le advirtió que una operación demasiado agresiva podría provocar una guerra más amplia con Rusia.
De ahí que lo acordado finalmente fue el lanzamiento de misiles contra tres objetivos específicos, luego de que Washington acusara del aducido ataque químico al Gobierno del presidente sirio, Bashar Al-Assad, sin presentar pruebas de sus alegaciones.
A decir del Times, el debate entre Trump y el secretario de Defensa sobre cómo proceder en este asunto refleja una división entre ambos, a pesar de que Mattis ha logrado, quizás como ningún otro miembro del gabinete, mantener una relación cordial con el mandatario.
El periódico agregó que el jefe del Pentágono es ampliamente visto por los líderes mundiales como la voz más fuerte y quizás más creíble sobre la política exterior en un Gobierno sacudido por despidos y renuncias entre los asesores presidenciales.
Las recientes salidas del exasesor de seguridad nacional Herbert McMaster y del exsecretario de Estado Rex Tillerson han enfocado más la atención en el rol de Mattis dentro del gabinete.
Este martes el titular de Defensa y el general Joseph Dunford, jefe del Estado Mayor Conjunto, informaron a los legisladores en el Capitolio sobre el ataque a Siria en reuniones efectuadas a puertas cerradas.
Tenemos que controlar a este presidente, a cualquier presidente, cuando se trata de la responsabilidad constitucional del Congreso de hacer la guerra, sostuvo hoy en una entrevista la representante demócrata Barbara Lee (California), quien calificó de ilegal la acción contra el país árabe.
Sin embargo, la publicación estimó que si bien Mattis perdió la batalla por obtener la autorización del Congreso, ganó una más grande, al limitar los ataques a tres objetivos en los que no se corría el riesgo de poner en peligro a las tropas rusas presentes en Siria.
Más allá del alcance de la agresión del pasado viernes, esta recibió el apoyo de naciones aliadas de Estados Unidos y la condena de otros países que cuestionaron los motivos de Washington y alertaron sobre las consecuencias del hecho para el conflicto que vive la nación del Levante.
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