La doctora Yoldania Jiménez Veloz, una espirituana del municipio Fomento asegura sin titubeos que «independientemente de lo que estén manejando los políticos, allá el pueblo brasileño nos ama. Nunca antes fueron atendidos como lo hicimos nosotros, con amor y dedicación».
De San Antonio de Jesús, una localidad del estado de Bahía, al nordeste del gigante suramericano, «que tiene ciudad, y zonas rurales, y costas, con un clima incluso similar al de Cuba» trajo demasiados recuerdos.
«Su gente, tan acogedora, nos lloró, lamentó nuestra partida. Fue de hecho la parte del país que no votó por Bolsonaro. Imagina, allí atendíamos la parasitosis, la neumonía, cosas de la que mueren sus niños y que acá en nuestro país hace décadas que no vemos», cuenta.
«Pero lo que más me marco fue aquella embarazada. Con 40. 5 semanas la remití al hospital porque era su momento para tener al bebé; y por ser negra no fue atendida. Eso te marca porque en Cuba no estamos acostumbrados a eso. Regresó donde yo estaba, y entonces me tomé la atribución de llamar al hospital, presentarme como médica cubana, alertar y convencer de todos los riesgos que ella tenía hasta lograr que la admitieran y tuviera su bebé».
Qué lecciones te dejó este tiempo, indago. Y sin pensarlo apenas dijo: «Mucho, y lo mejor que aprendimos es que nuestra medicina es única».
Curioso porque despues de tantos años con Lula y luego Dilma todavia en Brasil los hospitales niegan el acceso a las personas de.color.
Vamos porque Baldonaro llegó al poder hace unas semanas. el tipo va a destrozar a Brasil pero esta historia de racismo no es culpa del baldosero