Hasta en un mapa se hace difícil ubicar a Yagüey Abajo, paraje rural medio escondido detrás de las lomas de La Tasajera, donde convergen los límites de los municipios villaclareños de Caibarién y Remedios con Yaguajay. Allí persiste tal despoblación humana que sobran los dedos de las manos para contar las viviendas del caserío; mas quiso la naturaleza dotar de fertilidad a las tierras de la llanura y en ese escenario se levanta desde el pasado octubre un polo viandero estatal con evidentes potencialidades productivas.
A todas luces, este rebrote agrícola puede considerarse el redescubrimiento de la zona, conocida en otros tiempos por las buenas pariciones de viandas y, principalmente, por los altos rendimientos cañeros cuando desde el lugar salía materia prima para el otrora central Obdulio Morales, incluso en una época contó con el ferrocarril para la extracción de la gramínea.
En ese recodo de la geografía espirituana, bordeado por los ríos Tasajera y Yagüey, “se concentran suelos prácticamente únicos en toda el área norte y para encontrar una piedra casi hay que llevarla de Yaguajay”, detalló Vladimir Dávila Téllez, director de Control y Análisis en la Empresa Agropecuaria Obdulio Morales, rectora del polo en gestación.
DESPUÉS DE IRMA
Cuentan que antes del paso del huracán, en septiembre pasado, en la empresa se sopesaba la idea de retomar la explotación de la zona, pero fue el jaque mate que dio Irma a la agricultura yaguajayense lo que obligó a reabrir el tablero productivo de Yagüey Abajo. Por eso en octubre arrancaron las primeras acciones de desbroce de marabú y malezas.
La demarcación se asienta en la unión de tierras que anteriormente eran de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Mártires de Nicaragua y la Unidad Básica de Producción Cooperativa Santa Cruz. “Después del redimensionamiento cañero se explotó la ganadería, pero el área estaba desatendida, esto era monte y manigua; les enseñamos el lugar a las autoridades y directivos de la Agricultura en la provincia, comprendieron las potencialidades productivas, se desató de inmediato el apoyo y ya en noviembre se sembraron los primeros plátanos”, explicó Vladimir Dávila.
La singularidad agrícola del lugar radica en rescatar los canales de drenaje edificados cuando se cultivaba la caña para evacuar las corrientes de agua que bajan del lomerío, un sistema que en los momentos duros de la sequía, aseguran allí, mantuvo escurrimiento, y ahora es utilizada en función del riego por capilaridad —la humedad sube a las plantas—, pero todavía deberá trabajarse más a fin de adecuarlo totalmente a las nuevas necesidades.
“Lo que ya tenemos aquí se ha logrado a pulmón, con la ayuda de de trabajadores de varios lugares y de muchas empresas de la provincia como Sur del Jíbaro”, agregó el directivo, a la vez que expuso que en su trazado perspectivo el polo agrícola Yagüey Abajo se extenderá a 536 hectáreas —40 caballerías—. “En esta primera etapa están plantadas 241 hectáreas, de ellas 119 de plátano con frijol intercalado; además, hay siembras de malanga, tomate, boniato, guayaba, coco y se prepara tierra para maíz”.
ESTABILIZAR LA FUERZA
Pegado al litoral norte, a unos 12 kilómetros de Caibarién y a 23 de Yaguajay, el futuro agrícola de la zona dependerá mucho de estabilizar allí hombres y maquinaria, porque el terreno brinda excelentes posibilidades para la mecanización. “Cuando comenzó el desbroce aquí no había nadie, hoy tenemos 24 obreros directos al campo y hay demanda para mayor incorporación de brazos”, manifestó Rigoberto Hernández Rodríguez, jefe del polo productivo.
Lo que hace pocos meses parecía una quimera empieza a enseñar el camino del acierto, tal vez está en marcha la cosecha de frijol, con el estimado de acopiar para el destino estatal unos
1 000 quintales —alrededor de 50 toneladas—, mientras el descargue principal de las viandas debe ocurrir a partir de los meses finales del año, según puntualizó Rigoberto Hernández.
“Toda la vida he trabajado en la agricultura y hacía años que no veía un movimiento como este, de concentración de recursos, de entusiasmo, hay equipos preparando tierra, estamos haciendo un camino por donde estuvo el ferrocarril que unirá Yagüey Abajo con Cambao, que es donde termina este polo, a fin de utilizar también fuerzas de allí y de Seibabo”, añadió.
Asimismo, informó que se construye un albergue que acogerá más adelante a otros 30 trabajadores, empeño que obliga a edificar un comedor. “Damos pasos en la creación de una infraestructura que incluiría la casa de los técnicos y un taller para la maquinaria que se nos ha prometido, lo que, unido a la atención de los obreros que ganan salarios entre 800 y 1 000 pesos, nos da seguridad en la estabilidad laboral, algo imprescindible para producir, porque lo otro existe: suelo y agua”.
A José Castillo Roldán, residente en la zona, la avanzada edad no le ha impedido incorporarse al movimiento productivo desatado allí. “Con mucho esfuerzo se ha logrado cambiar la improductividad de estas tierras, considero muy bueno intercalar los cultivos porque coges una cosecha y te queda la otra; tengo 79 años, pero no soy hombre de estar sentado en la casa, prefiero trabajar”, declaró.
“Si no nos abandonamos ni perdemos la voluntad, si se pone la logística de maquinaria y sistemas de riego que esto lleva, estaremos en condiciones de mantener este trabajo y de aquí puede salir mucha comida para el pueblo”, sentenció finalmente el jefe del polo Yagüey Abajo.
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