El cambio de planes de Donald Trump sobre su participación en la Cumbre de las Américas abrió el camino para que el senador por la Florida, Marco Rubio, intente robarse el show en Lima y busque avanzar en su agenda contra Cuba y Venezuela.
Rubio, quien se había mostrado indeciso entre si asistir o no al evento, confirmó este martes a la cadena McClatchy que se dispone a viajar a Perú en compañía del vicepresidente Mike Pence, el designado por Trump para sustituirlo en la que debía ser su primera visita a América Latina.
La ausencia del presidente de los Estados Unidos por primera vez en la historia de las Cumbres de las Américas es el último desaire de Trump hacia la región. El mandatario envía un mensaje claro de la poca importancia que le presta a su propio hemisferio más allá de las políticas contra los inmigrantes y las amenazas comerciales.
En medio de una administración caótica, con puestos claves en el manejo de la política exterior sin llenar o con alta fluctuación, Rubio se convirtió en una de las voces más cercanas al presidente sobre América Latina.
Los temas que obsesionan al senador por la Florida son el derrocamiento del Gobierno cubano, su país de origen, y más recientemente la guerra abierta contra Venezuela.
Rubio fue una de las mentes detrás del cambio de política de Trump hacia Cuba, anunciado en Miami en junio del año pasado, que refuerza la aplicación del bloqueo y limita los viajes entre los dos países.
Asimismo, la lista de funcionarios venezolanos sancionados recientemente por Estados Unidos salió de su despacho, de acuerdo con reportes de prensa.
El secuestro de los temas latinoamericanos en la política exterior estadounidense se complementa con el nombramiento de Mike Pompeo al frente del Departamento de Estado y John Bolton como Asesor de Seguridad Nacional, ambos personajes con un historial reaccionario y posiciones injerencistas en la región.
Pero la búsqueda de protagonismo de Marco Rubio en Lima puede esconder otros intereses.
El senador necesita una victoria mediática para desviar la atención sobre su controvertida postura luego del tiroteo en una escuela de la Florida que dejó 17 muertos y más de 20 heridos.
Rubio, quien recibió más de tres millones de dólares de la Asociación Nacional Rifle en los últimos años, fue increpado por los sobrevivientes del tiroteo y los familiares de las víctimas para que apoyara leyes más severas sobre el porte de armas. Sin embargo, evitó hacer ataques directo contra el lobby armamentista y aseguró que continuaría recibiendo fondos de esos grupos para sus campañas políticas.
Las aspiraciones presidenciales del político republicano para el 2020 parecen cada vez más lejanas, pues ni siquiera logra popularidad entre los sectores latinos que deberían ser su lado fuerte.
De ahí que Lima aparezca en el horizonte como una oportunidad de ganar el terreno perdido, sin importar las consecuencias. Que el senador esté dispuesto a destruir lo poco que queda de las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos del sur a cambio del éxito personal, explica bien por qué su figura causa cada vez más repulsión en algunos círculos políticos de Washington.
Al final, con Rubio todo se trata de Rubio.
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