Después de convertirse en profesionales, el grupo musical Parranda 17 de Mayo apenas actúa tres veces al año
Que la Unesco haya acreditado oficialmente el punto cubano como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y que los músicos de la Parranda 17 de Mayo cuenten con los dedos de una mano sus presentaciones cada año constituye algo más que una insuperable paradoja.
Pero no siempre fue así, le dijo a Escambray José Valdés Molina, director del grupo que fundó en Iguará en el año 1989, pues desde esa fecha hasta el 2007 los ómnibus llovían en los carnavales y hasta tocaban tres veces en un mismo día. ¡Ah!, pero en ese momento eran aficionados, o lo que es lo mismo, trabajaban sin cobrar, de manera que no se trata exactamente de un misterio: el tránsito hacia la evaluación de profesionales, en vez de abrir un nuevo camino, dejó apenas un trillo, porque el dinero cambió el cuento.
La creación del grupo fue en realidad una idea de Noel Bienes, entonces director de la Casa de la Cultura de Iguará, petición que le hizo a José al escucharlo tocar junto a otros muchachos en una fiesta donde debe haber quedado muy sorprendido. En aquellos días el músico pertenecía a tres agrupaciones de música bailable; sin embargo, accedió a conformar la parranda porque, según confiesa, esa es la música que lleva en su sangre y está convencido de que debe defenderse la raíz campesina.
La parranda 17 de Mayo constituye una joya auténtica de la zona central del país, pues defiende un estilo derivado del complejo del punto, conocido como punto espirituano, aclaran Victoria Eli Rodríguez y Zoila Gómez García en el libro Haciendo música cubana.
La mayor preocupación de Valdés Molina no es precisamente su solvencia económica o la de los otros seis músicos. Mas, el mayor deseo de todos consiste en complacer en vivo y en directo a esa misma audiencia que los sigue a través de la emisora La voz de Yaguajay, único espacio donde se escuchan sus acordes de lunes a viernes al mediodía.
Roberto Rodríguez García, uno de los integrantes de la agrupación, aspira a tocar en una peña campesina, con lugar y horario fijos para contar con públicos asiduos. Comparte incluso el sueño colectivo de que llegue finalmente el día en que por primera vez actúen en el Platanal de Bartolo durante los carnavales de Sancti Spíritus; mucho han esperado ya tres, guitarras, bongó, güiro y clave.
“Existe el propósito de rescatar la identidad cultural de la música campesina, en la radio, en la televisión, pero no sé por qué no llegamos a un consenso”, se pregunta Rodríguez García.
Ángel Luis Chongo Leal, subdirector técnico-artístico de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos, explica que no depende de esta institución transformar el panorama que aqueja hoy la Parranda 17 de Mayo, porque su función consiste en la contratación, y señala que debería ser la instancia cultural en Yaguajay la que se interese en programar el grupo. “A veces es difícil que los directivos de Cultura comprendan que, aunque los músicos pertenecen a la empresa, son de su municipio, y en los momentos que los necesitan actúan allí precisamente; y tienen esa suerte porque hay municipios del país que no cuentan con ningún grupo musical”, argumenta Chongo Leal.
Sin embargo, en su misión de promocionar, la empresa comercializadora ha asumido una actitud pasiva, pues aun cuando la contratación sea un asunto de oferta y demanda, esta es, según el subdirector técnico-artístico, una de las agrupaciones de música campesina que menos se contratan en la provincia y aun así no asoma de esta parte ninguna estrategia para gestionar futuras actuaciones; buscar puentes y ventajas al diálogo.
¿Solo sirve esta entidad para los momentos de bonanza? ¿Dónde queda la protección de los mismos valores culturales que hicieron profesionales a los músicos? Once años ya ha sido demasiado tiempo, y sorprende que si esta agrupación aún integra la lista de la empresa comercializadora se debe a su programa radial en Yaguajay.
“Nosotros le hemos proporcionado a la Parranda 17 de Mayo las dos únicas presentaciones que han tenido este año, el evento Luis Compte Cruz y la gala de los carnavales de Yaguajay. “Tratamos de incluirlos siempre en la programación cultural, el problema recae en presupuesto con que contamos este año,” replica Reinier Gómez Pérez, director de Cultura en ese municipio.
Suerte la de los yaguajayenses que pueden disfrutar del talento aficionado en las peñas de tres Casas de Cultura donde los estudios de públicos efectuados por la dirección municipal del sector arrojaron mayor número de seguidores de esta vertiente musical: Yaguajay, Mayajigua y Meneses.
De acuerdo con Gómez Pérez, la instancia que dirige disponía el pasado año de un presupuesto de casi 300 000 pesos, cifra para nada despreciable; no obstante, el número de presentaciones del grupo se comportó de manera similar a este año, donde al parecer el desembolso empeoró. Entonces, ¿se trata real y verdaderamente solo de un asunto de financiamiento? Disiento.
La intención que nos asiste está muy lejos de considerar a la Parranda 17 de Mayo como el ombligo del mundo, sino de sensibilizar a quienes pueden y deben cambiar lo que deba cambiarse en beneficio de la Cultura cubana.
Si carecemos de mecanismos y presupuestos para promover la manifestación musical que la humanidad legitimó recientemente entre lo inmaterial más valioso, puedo esgrimir entre otras muchas conclusiones: en casa del herrero, cuchillo de palo.
A la hora de encontrar un responsable para algo mal hecho,los burócratas parecen jugadores de tenis de mesa..Lo censuran???