Alicia, Mónica y Déborah fueron sus nombres en la lucha clandestina, y Mariela, fue la mujer que subió a la Sierra.
Todos esos pseudónimos protegieron la identidad de Vilma Lucila Espín Guillois, la joven que no dudó en luchar entre montañas, en la ciudad y en la tribuna, porque creía en un país mejor, en el poder del amor, la familia, la justicia y la honestidad.
Mariela sigue tu ejemplo, puede equivocarse, desde donde estés no faltes a guiarla, como a nuestro gran Raúl.