Dos semanas después de que 17 personas fueran asesinadas durante un tiroteo masivo en ese centro educativo, tres mil adolescentes volvieron a sus instalaciones para comenzar el camino hacia una rutina escolar, que seguramente demorará en restablecerse.
Medios locales reportaron que los estudiantes carecían hoy de un elemento común en las secundarias estadounidenses, las mochilas, como la usada por el exalumno Nikolas Cruz para entrar a la secundaria un rifle de asalto AR-15 y realizar la masacre.
‘Nuestro enfoque está en la preparación emocional y la comodidad, no en el plan de estudios: por lo tanto, no hay necesidad de mochilas’, había escrito previamente el director de la escuela, Ty Thomas, en la red social Twitter.
Mientras los jóvenes entraban esta mañana a la institución, un grupo de residentes en la comunidad cantó el tema Let it Shine, al tiempo que los guardias de cruce y los oficiales locales abrazaron a los estudiantes y les dieron la bienvenida, reportó el diario USA Today. Al mismo tiempo, padres, amigos y vecinos se alinearon en las aceras con carteles de aliento, como ‘Estamos con ustedes’, y la pasarela que conducía al campus estaba llena de flores, fotografías y otras muestras de tributo a los asesinados.
La jornada comenzó de forma inusual, con el cuarto periodo de clases, el mismo en el que estaban los adolescentes cuando Cruz comenzó el tiroteo el 14 de febrero.
El edificio donde ocurrió la matanza permanece cerrado por el momento, y los legisladores de Florida evalúan la posibilidad de demolerlo y reemplazarlo con un monumento a las víctimas.
Lo sucedido en la Marjory Stoneman Douglas convirtió a los sobrevivientes en fuertes activistas a favor de un mayor control de armas en el país, con serias demandas y llamados a los políticos a no aceptar donaciones de la poderosa Asociación Nacional del Rifle.
Agrupados en un movimiento que bautizaron ‘Never again’ (Nunca más), los adolescentes salieron a las calles, viajaron hasta la capital del estado, Tallahassee, se reunieron con legisladores y políticos, y convocaron a una gran movilización para el 24 de marzo, en Washington DC.
Entre sus exigencias, llaman a prohibir la venta de rifles de asalto, a elevar de 18 a 21 años la edad para comprar cierto tipo de armamento, a realizar controles de antecedentes más fuertes y, en general, a reformar las leyes de posesión de armas de forma ‘lógica’.
Reclamos como el aumento del límite de edad o el fortalecimiento de las verificaciones de antecedentes cuentan con el apoyo del presidente Donald Trump, quien debió pronunciarse a favor de algunas medidas en medio de la fuerte presión social; pero otras, como el veto a los rifles de asalto, tienen pocas posibilidades de éxito.
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