Chávez no nos pidió nada en ningún momento y nosotros tampoco a él, dijo Eusebio Leal en el homenaje por los cinco años de la siembra del principal impulsor de la Revolución Bolivariana
Cuba nunca tuvo un amigo tan grande y desinteresado como el fallecido presidente de Venezuela Hugo Chávez, afirmó este cinco de marzo el historiador de La Habana, Eusebio Leal, al cumplirse el quinto aniversario de su desaparición física.
Tuvimos muchas amistades: completas, a medias o interesadas, pero ‘nunca tuvimos un amigo tan amigo, tan desinteresado como Chávez, y no se equivocó el jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro, al considerarlo el mejor amigo de Cuba’, subrayó Leal en el Colegio Universitario de San Gerónimo.
No nos pidió nada en ningún momento y nosotros tampoco a él, dijo Leal en presencia del embajador de esa nación hermana en La Habana, Alí Rodríguez.
Transcurrieron cinco años, parece que fue ayer, pero pasó el tiempo y Chávez no perdió su sentido y mucho menos su capacidad de influir sobre nosotros, comentó Leal.
Chávez es fuerza y el tipo de obra en la que se enroló es infinita, de ahí fuera lógico que quedará inconclusa, pero demostró que pudo conducir un proceso, alentar a un pueblo y estuvo dispuesto a morir, señaló el historiador de La Habana.
La muerte nos espera a todos, sea antes o después, lo que se valora es la obra de la vida, porque se trata de trabajar sin descanso hasta alcanzar los imposibles, enfatizó Leal.
El comandante venezolano encarnó a figuras como al libertador Simón Bolívar, al general de la guerra hispano-cubana Antonio Maceo, al apóstol José Martí y a Fidel Castro, y siempre fue un hombre recto, de honor, honesto y patriota, aseguró el doctor en Ciencias Históricas.
Chávez demostró que se puede triunfar sobre las maquinarias del poder, de los medios de comunicación y el gran capital, destacó.
El presidente venezolano -al igual que Fidel Castro- tenía atractivo, memoria elefantina, y grandeza de espíritu, algo que le permitió sacar fuerzas para seguir haciendo por su pueblo cuando la muerte lo acechaba, manifestó uno de los primeros cubanos en conocerlo.
No quería el poder por el poder, lo necesitaba para servir a los venezolanos y forjarles un destino, aseguró Leal.
Estamos en deuda con su amistad y solidaridad, y al igual que con Fidel no podemos traicionarlo, es un deber moral, y el mayor culto, nuestro mayor compromiso, es con su legado, remarcó el historiador de La Habana.
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