Que el tema del agua se ha convertido para ella y otros vecinos del barrio en una pesadilla; que a unas casas sí y a otras no; que ven a personas lavar, tender y limpiar, pero ellos no pueden; que en días de especial privación, como esos que siguen a algún huracán o a fuertes lluvias, la odisea empeora.
Eso escribe en su misiva a esta columna Lisset García Cuesta, residente en calle Flores No. 8 A (área posterior izquierda del Coppelia), en Sancti Spíritus, quien coloca, además, los nombres de varios vecinos inconformes con la misma situación. “Mayormente, no recibimos este servicio y lo pagamos. Como regla, esta parte de la explanada donde vivimos tiene problemas con la llegada del agua y cuando hay situaciones anormales, peor todavía”, narraba.
Escribía Lisset que han reclamado ante varios organismos y reciben explicaciones, pero no mejoras, y que se les hace imposible mantener la tan necesaria higiene en los hogares. ¿Por qué no pueden disfrutar del líquido vital, como otros espirituanos?, preguntaba.
Abordado por esta publicación, Norberto González Rodríguez, al frente de la Empresa Municipal de Acueducto y Alcantarillado, explicó que se trata de una zona interior, desprovista de redes hidráulicas debidamente diseñadas y que se abastece por medio de tuberías conectadas desde las calles más próximas, en este caso, Tello Sánchez.
“Si no está a plena capacidad el servicio, la afluencia de agua hacia esa área no es buena”, significó, y mencionó entre los factores que pueden afectar el suministro la rotura de las bombas (seis en total), la falla del fluido eléctrico y la turbiedad del río Yayabo por lluvias. “La solución definitiva pasa por la rehabilitación de las redes del municipio, algo muy necesario, pero por ahora no factible”.
Al momento de tramitar esta inquietud, Lisset y sus vecinos disponían del líquido con relativa estabilidad y habían recibido la visita del mencionado funcionario.
La escasez de agua es una de las inquietudes más recurrentes en este espacio, y pasa, además de las aristas ya expuestas, por otras como el despilfarro de ese renglón por parte de quienes la dejan correr sin darle uso o no suprimen los escapes en sus viviendas. Pasa, también, por los abundantes salideros que hay en las vías, algunos de los cuales se mantienen por largo tiempo o son suprimidos sin la calidad requerida, por lo que vuelven a surgir.
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